Las extremidades inferiores, las piernas, son dos estructuras que constan de cadera, muslo, rodilla, pierna, tobillo y pie. La estructura anatómica de esta parte del cuerpo humano nos permite correr, saltar, agacharnos, frenar y muchos movimientos más. En la parte posterior del muslo se extienden desde la cadera hasta la zona debajo de la rodilla los músculos isquiotibiales, que facilitan la extensión de la pierna hacia atrás y la flexión de la rodilla.
A la hora de practicar cualquier deporte, especialmente futbol, tenis o baloncesto, que conllevan aceleraciones y sprint rápidos, es importante trabajar los isquiotibiales, un grupo de músculos compuesto por el bíceps femoral, el musculo semitendinoso y el semimembranoso. Este grupo de músculos tiene un papel fundamental para mantener el equilibrio y la posición del cuerpo además de la flexión de la rodilla y la extensión de la cadera. Si no se cuidan estos músculos podrían acortarse y generar desequilibrios musculares que podrían dar origen a lesiones difíciles de remediar, pues los isquiotibiales cortos producen falta de flexibilidad y problemas de movilidad en la columna, la rodilla y la cadera.
Este problema se conoce como síndrome de acortamiento de la musculatura isquiotibial o síndrome de retracción, es una lesión que provoca una reducción gradual de la elasticidad de los isquiotibiales, lo que conlleva una pérdida de movilidad que afectará a la hora de realizar deporte o ejercicio. Existen varios factores que pueden provocar este síndrome, desde una predisposición genética hasta un exceso o una falta de actividad física. “El acortamiento de los isquiotibiales podría estar relacionado con una serie de factores que pueden ser genéticos o por tener un estilo de vida sedentario, también puede relacionarse con algún deporte que practiquemos como el tenis, el futbol, el baloncesto, el rugby y el esquí, en los que las carreras suelen ser cortas y se favorece a la semi-flexión de la rodilla”, explica el doctor Mindaugas Gudelis, especialista en Medicina Deportiva en la clínica Tenis Teknon y miembro de Quirónsalud, proveedor Oficial de los Servicios Médicos de la Billie Jean King Cup.
Los músculos isquiotibiales facilitan la extensión de la pierna hacia atrás, la flexión de la rodilla y tienen un papel fundamental para mantener el equilibrio y la posición del cuerpo además de la flexión de la rodilla y la extensión de la cadera
Los isquiotibiales se mantienen en constante tensión, lo que hace que no nos caigamos cuando nos inclinamos. Por eso, un acortamiento de estos músculos no solo afecta a la cadera y a la rodilla, sino que también actúa sobre la espalda, provocando un cambio tanto en la marcha como en la postura y ocasionar patologías como la tendinitis rotuliana y originar dolor en la cara anterior de la rodilla. “Para detectar si tenemos acortamiento de los isquiotibiales podemos hacer una prueba sencilla en casa, simplemente con las piernas rectas y los pies juntos intentar tocar con las manos la punta de los dedos de los pies o, al menos quedarnos a una distancia de entre 4 y 5 centímetros”, añade el doctor Mindaugas Gudelis.
Síntomas de problemas con los isquiotibiales
Los síntomas más frecuentes se reflejan en rigidez muscular, dificultad al realizar movimientos de forma habitual, dolor, calambres, contracturas y esguinces musculares, incapacidad de flexionar la zona lumbar, además de dolor de espalda. Si los síntomas se prolongan en el tiempo, pueden provocar un aumento de la curvatura dorsal, lo que se conoce como cifosis torácica, así como hernias discales y cambios en la curvatura lumbar cuando estamos sentados. Para prevenir el acortamiento de los músculos isquiotibiales es importante no hacer estiramientos en frío sino después de hacer ejercicio, evitar subir la pierna a sitios altos o estirar sentados en el suelo con una rodilla estirada y la otra flexionada. “En la consulta, la extensión de la rodilla puede ser valorada midiendo el ángulo poplíteo, que se encuentra en la parte posterior de la rodilla y sirve para el movimiento de flexión de esta y para realizar la rotación interna de la articulación cuando está flexionada, si los valores están por debajo de los 160 grados de extensión, se considera como criterio de identificación de isquiotibiales cortos” puntualiza el doctor.
Los síntomas más frecuentes son rigidez muscular, dificultad al realizar movimientos de forma habitual, dolor, calambres, contracturas y esguinces musculares, incapacidad de flexionar la zona lumbar o de dolor de espalda
Los isquiotibiales, si no se estiran, se van acortando con el tiempo provocando rigidez muscular, pero también problemas como la lumbalgia, las lesiones musculares o tener una limitación de movimientos por cualquier causa, pueden estar relacionados con el acortamiento de estos músculos. Por eso, para evitar estos problemas, es muy importante realizar estiramientos, ejercicios tan sencillos como sentarse en el suelo con las piernas estiradas, flexionar el tronco para tocar los pies con las manos o con las piernas separadas y estiradas, inclinar el tronco hacia delante, sin arquear la espalda e intentar tocar el suelo con el pecho. No hay que olvidar que tener una buena condición física y realizar ejercicios regularmente para estirar y fortalecer los músculos isquiotibiales, ayuda a reducir el riesgo de lesiones. Hay que estar en forma para practicar deporte, y no practicar deporte para estar en forma.