En agosto de 2009 seis ratones de laboratorio ascendieron hasta la Estación Espacial Internacional a bordo del transbordador Discovery y se convirtieron momentáneamente en los astronautas más célebres del momento. Los animales permanecieron durante tres meses en el espacio y tres de ellos regresaron en noviembre con vida a la Tierra, donde los científicos los sometieron a todo tipo de análisis para estudiar las consecuencias de una larga estancia en el espacio.
Aparecen alteraciones en las células de la epidermis y en los folículos pilosos.
Entre todos los datos que se tomaron, el equipo de Betty Nusgens se centró en los efectos de aquella estancia espacial sobre la piel y publica ahora los resultados en la revista del grupo Nature Microgravity. La información es particularmente interesante, indican sus autores, porque a pesar de ser el órgano más extenso de nuestro cuerpo, la piel no había sido objeto de especial atención en este tipo de estudios. Y ello a pesar de que los astronautas han relatado en más de una ocasión la sequedad y los picores que experimentan después de algunas misiones, lo que les hace más susceptibles de sufrir rasguños e irritaciones.
Aspecto del experimento MDS con los ratones en la ISS
El equipo de Nusgens ha analizado los restos de la piel que se extrajeron de la piel de los especímenes tras su aterrizaje y los ha comparado con los de los ratones de control que se quedaron en tierra durante el mismo periodo. La conclusión es que aparecen una serie de alteraciones que afectan en las células de la epidermis y en los folículos pilosos, que se encontraban activados en la fase de crecimiento cuando debían encontrarse en la fase de reposo. "En resumen", explica Nusgens a Next, "la piel de los 'astro-ratones' se vuelve más fina que la de los ratones de control que se mantuvieron en tierra y se produce un aspecto a la atrofia de la piel en la gente mayor". Por otro lado, añade, los ratones 'espaciales' "tenían más pelo creciendo y los músculos bajo la piel aparecían 'activados'".
Hasta la fecha, nos recuerda la autora del trabajo, solo hay un estudio en marcha para comprobar los efectos de la estancia espacial sobre la piel. El programa de la NASA se llama Skin-B y está recopilando datos sobre los astronautas que pasan varios meses en la Estación Espacial Internacional. "El primer astronauta que fue sometido a una prueba de ultrasonidos, Thomas Reuter, mostraba síntomas de atrofia en la piel", señala Nusgens.
La piel de los astronautas se puede volver más frágil, aunque aún no hay pruebas concluyentes.
Para los autores del trabajo, estas alteraciones indican que "la piel de los astronautas también podría sufrir estos cambios perjudiciales durante largos viajes espaciales", aunque el limitado tamaño de la muestra de este estudio impide sacar grandes conclusiones. "Podemos especular con que la piel de los astronautas se puede volver más frágil", incide Nusgens, "pero es solo una especulación". Sobre el crecimiento del pelo, añade, "el ciclo de crecimiento de pelo es diferente en humanos y ratones y dura de entre 3 y 4 años hasta 7 años. Hasta ahora nunca ha sido estudiado".
Referencia: Skin physiology in microgravity: a 3-month stay aboard ISS induces dermal atrophy and affects cutaneous muscle and hair follicles cycling in mice (npg Microgravity) DOI 10.1038/npjmgrav.2015.2