Aparte de ser una guarrería, orinar en la piscina puede suponer un problema para la salud de los bañistas. De largo es sabido que las sustancias nitrogenadas presentes en la orina y el sudor humanos se mezclan con el cloro para formar tricloroamina, que puede causar irritación de los ojos y problemas respiratorios. Para medir el alcance del problema y poder tomar medidas, un equipo de científicos acaba de desarrollar un sistema de medición que puede determinar cuanta orina contiene una piscina en función de lo “dulce” que esté.
En un trabajo publicado en la revista Environmental Science & Technology Letters, Xing-Fang Li y Lindsay K. Jmaiff Blackstock presentan este nuevo sistema basado en la detección de las moléculas de un edulcorante artificial llamado Acesulfamo-k y que la industria alimentaria etiqueta con las siglas E 950. ¿Y por que han elegido este molécula? Pues porque este edulcorante está presente en casi todos los alimentos, es químicamente estable y pasa dio¡rectamente del tracto digestivo a la orina del consumidor, de modo que si alguien se hace pis en el agua, es casi seguro que dejará una traza de de esta sustancia que es 200 veces más dulce que el azúcar.
Los bañistas habían orinado hasta 75 litros en una piscina de un tercio del tamaño de una olímpica
Los autores han desarrollado un test rápido y barato con el que analizaron más de 250 muestras de agua de 31 piscinas públicas canadienses con gran afluencia de publico y, como control, las compararon con más de 90 muestras del agua limpia del grifo con el que se llenaban estas piscinas. Los análisis detectaron hasta 7.110 nanogramos de edulcorante por litro en las piscinas, una cantidad 570 veces mayor que la hallada en el agua del grifo, lo que da una idea de la cantidad de orines que se vierten en este tipo de instalaciones. Según sus cálculos, en uno de los casos los bañistas habían orinado hasta 75 litros en una piscina de un tercio del tamaño de una olímpica, d unos 800.000 litros.
Referencia: Sweetened Swimming Pools and Hot Tubs (Environmental Science & Technology Letters) | Imagen: Tano D’Ere (Flickr, CC)