Cuando los astrónomos exploran el cielo se suelen fijar en regiones muy concretas del firmamento y en fenómenos que les parecen especialmente interesantes. Pero a veces suceden cambios en los que nadie repara y que no se pueden apreciar hasta que se comparan datos de diferentes épocas y momentos. Esto es precisamente lo que ha hecho el equipo de Beatriz Villarroel, de la Universidad de Estocolmo e investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), quienes han tomado una muestra de 600 millones de objetos registrados en imágenes del cielo por el Observatorio de la Marina de EEUU (USNO) que datan de la década de 1950 en adelante y las han comparado con las imágenes de los catálogos más modernos.
Al sobreponer toda esta cantidad de datos, los investigadores han descubierto alrededor de un centenar de fuentes de luces muy rojas, que aparecen y desaparecen en distintos momentos a lo largo de un período de tiempo que va desde 1950 a 1966 y más adelante en otro periodo que va de 1979 a 1993 y para el que de momento no tienen explicación. El estudio, publicado esta semana en la revista Astronomical Journal, incluye la identificación de hasta 150.000 objetos sin equivalencia entre ambos catálogos, entre los que destacan este pequeño grupo de 100 objetos rojos, especialmente interesantes para los investigadores.
“En este estudio estamos buscando cosas que desaparecen comparando el catálogo”, explica Villarroel a Vozpópuli. “Buscamos objetos transitorios, que se pueden ver por un corto intervalo de tiempo, como sucede con las supernovas, que exploran y se pueden ver durante algunos meses”. Respecto a los resultados, reconoce que aún tienen que obtener más datos para poder determinar el origen de estas misteriosas luces. “No sabemos qué es lo que estamos viendo”, asegura. “Tenemos 100 imágenes donde hay estrellas y después otras imágenes de después donde esas estrellas no se pueden ver más. No aparecen solo en una zona del cielo, sino que hemos mirado por todo el cielo y este tipo de objetos aparecen en diferentes lugares por todo el firmamento”.
“Encontrar una estrella que realmente se desvanece, ¡o una estrella que aparece de la nada! - sería un descubrimiento precioso y ciertamente incluiría una nueva Astrofísica más allá de la que conocemos hoy”, explica Villarroel. Cuando una estrella muere, sufre cambios muy lentos que la convierten en una enana blanca o generan una explosión repentina y brillante, es decir, una supernova. No obstante, una estrella que se desvanece puede ser un ejemplo de un nuevo fenómeno astrofísico. Los autores del estudio apuntan a una posible explicación basada en unos eventos extremadamente raros llamados "supernovas fallidas". La teoría predice que una supernova fallida se produce cuando una estrella muy masiva se derrumba en un agujero negro sin ninguna explosión visible.
Una estrella que se desvanece puede ser un ejemplo de un nuevo fenómeno astrofísico
“Estamos estando midiendo y comprándolos con estrellas del mismo catálogo y parecen tener las mismas características, son luces puntuales”, asegura. “Por supuesto hay muchas posibles fuentes de error y después de descartarlas con mucho cuidado en cada imagen, estos puntos siguen estando ahí. Parecen muy reales”. Una de las explicaciones más plausibles es que se trata de un tipo especialmente energético de estrellas enanas tipo M fulgurantes, supernovas de elevado desplazamiento al rojo u otras categorías de objetos rojos transitorios no catalogados previamente.
“Quizá sean supernovas con desplazamiento al rojo, lo que significa que está superlejos, pero no sé si es muy probable que solo encontremos supernovas de este tipo”, asegura Villarroel. “La otra explicación es que quizá trate de objetos que existen por un periodo muy corto, quizá apenas unos segundos o minutos y que los hayamos capturado por un golpe de suerte”. El motivo para pensar que se trataba de fenómenos muy breves es que en las fotografías que se tomaban para cartografía el cielo en los años 60 y 70, el Observatorio Naval de Estados Unidos (USNO) se usaban dos tipos de placas, una para el espectro rojo y otra en el azul. “Las placas azules se ponían media hora después de las rojas, y en algunas solo se ve el objeto en la roja pero no en la azul”, explica la astrónoma. “Puede que desaparecieran en el plazo de media hora o bien que fueran extremadamente rojas, lo cual es muy improbable”.
¿Nos apuntan los alienígenas?
En el proyecto, denominado "Fuentes que desaparecen y aparecen durante un siglo de observaciones" (VASCO, por sus siglas en inglés) se buscan indicadores físicos que puedan explicar la naturaleza de estos fenómenos dentro de la Vía Láctea. Observaciones como las encontradas plantean un reto a la astrofísica y permiten la consideración de explicaciones más exóticas y especulativas como las incluidas en estudios de búsqueda de evidencias de otras civilizaciones tecnológicamente avanzadas.
“Si alguien utilizara un láser rojo por muy corto tiempo se vería así, pero ¡no son daleks!”
“Se puede especular con que sean señales de inteligencia extraterrestre, porque nosotros también estamos buscando, pero primero tenemos que explorar todas las explicaciones que son naturales”, indica Villarroel. “Y cuando no se pueda explicar de forma natural, entonces podemos seguir con las otras explicaciones. Aun no estamos en el estadio para ver si son extraterrestres, pero está claro que si alguien utilizara un láser rojo para apuntarnos por muy corto tiempo se vería una señal así, pero no creo que esa que sea la explicación. ¡No son daleks!”, bromea.
Los autores señalan que, como subproducto, VASCO tiene el potencial de descubrir objetos raros extremadamente variables. “Estos objetos pueden arrojar luz sobre fases rápidas, difíciles de observar, de la evolución estelar y los núcleos galácticos activos", señala Sébastien Comerón, de la Universidad de Oulu (Finlandia) y coautor también del artículo. Los investigadores están buscando ahora la posibilidad de organizar un proyecto de ciencia ciudadana, para que, ayudados por inteligencia artificial, se puedan examinar visualmente cada una de las 150.000 anomalías identificadas. “Estamos buscando formas de llevarlo a cabo lo antes posible. En todo caso, es algo que también podremos abordar en fechas posteriores”, apunta otro de los autores, Lars Mattsson, de la Universidad de Estocolmo.
Referencia: The Vanishing and Appearing Sources during a Century of Observations Project. I. USNO Objects Missing in Modern Sky Surveys and Follow-up Observations of a "Missing Star” (Astronomical Journal)