Mientras Europa se asoma al "abismo" de una guerra comercial con Estados Unidos, España se blinda. En el último año ha reducido su exposición a las amenazas arancelarias de Donald Trump en 700 millones de euros, al haber recortado la dependencia de las ventas al país.
Según los últimos datos oficiales publicados por el Ministerio de Economía, las exportaciones a Estados Unidos se rebajaron un 4% en el último año, desde los 18.904 millones hasta los 18.179 millones. Esto es, 725 millones de euros menos en ventas al país norteamericano.
Las importaciones, sin embargo, se mantuvieron relativamente estables en el entorno de los 28.200 millones. Es decir, las empresas españolas continuaron comprando prácticamente la misma cantidad de bienes en Estados Unidos mientras redujeron las ventas al país.
La consecuencia de este cambio es que el déficit comercial de España con Estados Unidos ha aumentado, hasta los 10.000 millones de euros, que es precisamente lo que persigue Trump con sus medidas proteccionistas. Combatir el superávit de la UE frente a EEUU, algo a lo que España no contribuye.
Es el segundo mayor déficit comercial con EUU desde el arranque de la serie, en 1995, sólo superado dos años antes. En aquel año las exportaciones crecieron con fuerza, pero las importaciones lo hicieron aún más, como consecuencia de las compras de gas tras la invasión rusa de Ucrania. El déficit comercial se disparó de los 2.000 a los casi 15.000 millones.
Un año más tarde, en 2023, el déficit se rebajó hasta los 9.300 millones al reducirse las importaciones desde Estados Unidos hasta los 28.000 millones, cifra en la que se mantuvieron en 2024. Pese al descenso respecto al máximo de 2022, es casi el doble que en 2019.
En el último año las empresas han compensado la bajada de las exportaciones a Estados Unidos con un incremento en las ventas a otros países europeos (Irlanda, Grecia, Rumanía o Polonia, entre ellos), latinoamericanos (Perú, México y Chile) y asiáticos (Singapur, India o Hong-Kong).
También contribuyeron las relaciones comerciales con Marruecos, uno de los principales socios, o Argelia, que levantó el bloqueo a España en 2024 y las exportaciones a este último país se dispararon un 140% en términos anuales, hasta los 800 millones.
Los efectos indirectos de la guerra "psicológica"
De esta forma, las empresas han reducido el impacto directo de los aranceles con los que Trump amenaza a la Unión Europea. En todo caso, los expertos han advertido de que los efectos indirectos pueden ser más peligrosos y costosos en el caso de España.
Raymond Torres, director de Coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) apuntó que "una guerra psicológica de amenazas lastraría la confianza, tendría un efecto muy negativo en términos de incertidumbre y perjudicaría a la inversión, que es ya la variable más débil de la economía española".
Con los últimos datos la inversión apenas ha logrado recuperar los niveles previos a la pandemia cinco años después, cuando el resto de variables han avanzado entre un 4% y un 20%. "El impacto sobre la incertidumbre y la inversión podría ser probablemente lo más costoso de esta situación", concluyó el economista.
Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), también advirtió que los mayores problemas "serán indirectos y a medio plazo", apuntando en este caso a la contracción del comercio de terceros países con mayor exposición a los nuevos aranceles de EEUU, pero a los que a su vez exporta España, como por ejemplo Alemania, Francia o Italia.
Otro desafío al que apuntan los expertos es el presupuestario. En los dos escenarios (tanto si la UE cede ante las amenazas de Trump comprando más armamento, como si se produce una escalada de aranceles y esto obliga a los Estados miembros a aumentar la inversión en defensa europea) se anticipa un incremento del gasto público.
La OTAN ya ha exigido a los países que su gasto anual en Defensa alcance el 2% del PIB antes de verano, abocando a España a un incremento de 10.000 millones en cuatro meses. Un 'imposible' en tiempo y forma: con Presupuestos prorrogados y una ratio de deuda todavía superior al 100% del PIB.
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