Durante más de un siglo, los pescadores artesanales y los delfines mulares (Tursiops truncatus gephyreus) en el sur de Brasil han atrapado cooperativamente unos peces marinos llamados lebranches (Mugil liza). La estabilidad a largo plazo de este mutualismo humano-vida silvestre no está clara en medio del aumento de la pesca industrial.
El equipo de Mauricio Cantor ha evaluado los beneficios y la estabilidad de la pesca cooperativa entre humanos y delfines en Laguna, Brasil, basándose en el seguimiento del comportamiento, encuestas demográficas y simulaciones numéricas.
Usando GPS, drones, sonar y grabaciones, los autores rastrearon a pescadores, delfines mulares y lebranches y comprobaron que los pescadores tuvieron 17 veces más éxito cuando cronometraron el lanzamiento de la red para que coincidiera con el comportamiento de los delfines, y a su vez cronometraron sus inmersiones y la ecolocalización para que coincidieran con el lanzamiento de la red de los pescadores.
Pesca con beneficio mutuo
Según los resultados del trabajo publicado este lunes en la revista PNAS, basados en 15 años de estudio de la práctica, al trabajar juntos, los delfines y los pescadores con redes en Brasil capturan cada uno más peces, un raro ejemplo de una interacción entre dos grandes depredadores que es beneficiosa para ambas partes.
“Pudimos observar el comportamiento de los pescadores y los delfines con un detalle sin precedentes”
“Sabíamos que los pescadores estaban observando el comportamiento de los delfines para determinar cuándo lanzar sus redes, pero no sabíamos si los delfines estaban coordinando activamente su comportamiento con los pescadores", asegura Cantor, que trabaja en el Instituto de Mamíferos Marinos de la Universidad Estatal de Oregón.
“Usando drones e imágenes submarinas, pudimos observar el comportamiento de los pescadores y los delfines con un detalle sin precedentes y descubrimos que capturan más peces trabajando en sincronía”, añade. “Esto demuestra que se trata de una interacción mutuamente beneficiosa entre los humanos y los delfines”.
Una práctica en declive
Los movimientos sincronizados de bandadas de pájaros y cardúmenes de peces son un comportamiento común pero llamativo que puede ser clave para la supervivencia de los animales. El comportamiento sincronizado entre especies, como el del delfín mular y los pescadores tradicionales con redes en Brasil, es mucho más raro.
La práctica se considera una tradición cultural en la ciudad de Laguna en la costa sur de Brasil, donde se lleva a cabo desde hace más de 140 años y se ha transmitido de generación en generación de pescadores y delfines. La relación cooperativa de pesca es específica de esta población de delfines y no es un rasgo genético de los animales, explica Cantor.
La práctica está en declive o ha desaparecido por completo en la mayoría de los lugares
Hay relatos históricos y recientes de comportamientos similares en un puñado de lugares en otras partes del mundo, pero la práctica está en declive o ha desaparecido por completo en la mayoría de los lugares y permanece casi completamente sin estudiar en otros. La naturaleza rara de la práctica es una de las razones por las que se está considerando la práctica en Brasil para una designación de patrimonio cultural, señala.
“Desde la perspectiva de los pescadores, esta práctica es parte de la cultura de la comunidad en todo tipo de formas”, sostiene Cantor. “Adquieren habilidades heredadas de otros pescadores y el conocimiento se difunde a través del aprendizaje social. También se sienten conectados con este lugar y tienen un sentido de pertenencia a la comunidad”.
Los modelos predictivos ejecutados como parte del estudio muestran que el futuro de la práctica podría verse amenazado si las poblaciones de lebranches continúan disminuyendo, o si las futuras generaciones de pescadores pierden interés en aprender el arte de pescar con esta singular técnica.
La práctica podría verse amenazado si las poblaciones de lebranches continúan disminuyendo,
“Es poco probable que la práctica continúe si los delfines o los pescadores ya no se benefician de ella”, asegura Damien Farine, investigador de la Universidad de Zurich y coautor del estudio. En ese sentido, los investigadores ya están viendo señales tempranas de declive en la práctica. “Si tomamos medidas para documentar y conservar el conocimiento y la cultura de la práctica, también podemos impactar indirecta y positivamente los aspectos biológicos”, dice Fábio Daura-Jorge, coautor e investigador de la Universidad de Federal de Santa Catarina.
Comprender la cooperación
La mayoría de las interacciones interespecíficas, incluidas las que se dan entre humanos y otros animales, son más competitivas que mutuamente beneficiosas, apuntan los investigadores. “Pero no en este caso”, señala Farine. “Esto hace que este sistema tenga un interés científico sustancial, ya que puede ayudarnos a comprender en qué condiciones puede evolucionar la cooperación y, de importancia creciente en nuestro mundo que cambia rápidamente, en qué condiciones podría extinguirse o pasar de interacción cooperativa a competitiva”.
“Este caso puede ayudarnos a comprender en qué condiciones puede evolucionar la cooperación”
Los investigadores sugieren que se necesita una acción de conservación para asegurar el futuro de la práctica. Tanto los delfines como los pescadores dependen de una población de peces fuerte y saludable para que la relación de cooperación tenga éxito. En los últimos años, la región ha visto reducida la disponibilidad de pescado. También hay un interés reducido en aprender la tradición, apunta Daura-Jorge, quien ha estado monitorizando a esta población durante los últimos 15 años.
“No sabemos qué va a pasar en el futuro, pero nuestra mejor suposición, utilizando nuestros mejores datos y mejores modelos, es que si las cosas continúan como están ahora, habrá un momento en que la interacción se ya no será de interés para al menos uno de los depredadores: los delfines o los pescadores”, dice Daura-Jorge.
“Habrá un momento en que la interacción se ya no será de interés para al menos uno de los depredadores”
Los investigadores sugieren que pueden ser necesarias varias medidas de conservación para asegurar el futuro de la práctica. Primero es tratar de identificar la fuente de la disminución de lebranches y tomar medidas para manejar mejor esa especie, como reducir el uso de redes ilegales a través de la aplicación de la ley, dice Daura-Jorge. En segundo lugar, los investigadores recomiendan pasos para trabajar con pescadores artesanales actuales y futuros, enfatizando la importancia cultural y económica de la práctica de lanzamiento de redes. Eso podría incluir ofrecer incentivos para fomentar la práctica tradicional, como establecer un precio superior para el pescado capturado con este método.
“Este fenómeno de interacción mutuamente beneficiosa entre la vida silvestre y los humanos se está volviendo cada vez más raro y parece estar en riesgo global”, concluye Cantor. “El valor cultural y la diversidad biológica son importantes, y es importante preservarlos”.
Referencia: Foraging synchrony drives resilience in human–dolphin mutualism (PNAS)