Ciencia

Las violetas “acorraladas” del Teide

Los científicos advierten de que la violeta de Guajara, recién descubierta en el Parque Nacional del Teide, se encuentra sin escapatoria ante el cambio climático. La lucha se centra ahora en conservar esta joya botánica.

“El día en que la encontramos dijimos ‘esto es diferente’”. José Luis Martín Esquivel recuerda con nitidez la mañana de 2018 en que visitando la población de violetas en el alto del Guajara, a 2715 metros de altitud en las proximidades del Teide, junto al el botánico Manuel Marrero se dieron cuenta de que eran especiales. “Nos pusimos a analizarla y vimos que no era la que describió Humboldt en su visita a la isla de 1799”, recuerda el conservador del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide. “Era una especie diferente”.

Dos años después, en abril de 2020, Esquivel, Marrero y su equipo publicaron el descubrimiento de una nueva especie de violeta del Teide (Viola guaxarensis) en la prestigiosa revista alemana Willdenowia, con la mala suerte de que el estallido de la pandemia de covid-19 hizo pasar la noticia bastante desapercibida. Los autores del descubrimiento calculan que solo hay alrededor de 3.000 individuos de esta nueva especie de violeta de alta montaña, que se une a las otras dos existentes en la isla: la que está en el pico del Teide (V. cheiranthifolia) - descrita en su momento por Humboldt y Bonpland y la que vive en las alturas de La Palma (V. palmensis).

Una violeta diferente

“El principal sorprendido fui yo, no me esperaba encontrar algo así”, confiesa Marrero, quien como botánico sospechaba desde hacía años que aquella población de violetas tenía algo de especial, aunque nunca imaginó que fuera una especie nueva. “Las pocas violetas que había estaban muy afectadas por los conejos, crecían protegidas y pequeñas dentro de otros arbustos y no era fácil darse cuenta de los caracteres definitorios”, asegura. “Pero cuando vallamos para protegerla de los herbívoros, la planta empezó a crecer y nos dimos cuenta de un par de caracteres que son cruciales”.

"La planta empezó a crecer y nos dimos cuenta de un par de caracteres que son cruciales”

El primer rasgo característico de esta nueva violeta es la longitud del pedúnculo floral. “La del Teide (V. cheiranthifolia) tiene pedúnculos cortos y las flores se elevan muy poco por encima del amasijo de hojas”, relata el botánico a Vozpópuli, “pero Guaxarensis tiene unos pedúnculos muy largos, que se elevan varios centímetros pro encima de la fronda. El segundo rasgo son las estípulas, unos apéndices que crecen entre la hoja y el tallo: en violeta del Teide hay una o ninguna y si está presente es pequeñísima, pero en Guaxarensis están presentes en patrones de tres-dos-tres, son muy patentes y muy largas y son claramente definidas”.

Zonas de distribución de la violetas: en azul, la violeta de Humboldt; en rojo, la 'Guaxarensis' |Martín Esquivel et al.

Una huida hacia arriba

A falta de completar el análisis filogenético, los primeros datos apuntan a que esta nueva especie de violeta está emparentada con la de la Palma y que se separó de la que crece en el pico del Teide porque alguna de sus grandes erupciones interpuso una barrera física entre ellas. “Aparentemente se diferenciaron en algún momento hace 200.000 años, cuando se derrumbó el edificio central”, señala Marrero. “Un ancestro común fue capaz de colonizar el interior y quedó aislado del resto”.

“La planta ha escalado 400 metros en doscientos años como consecuencia del cambio climático”

Aunque no es raro encontrar este tipo de flores - conocidas comúnmente como “pensamientos” - en zonas de montaña, cuando Humboldt se encontró con las primeras de ellas en las proximidades de la cumbre del Teide quedó muy sorprendido. “Una violeta”, escribió, “se encuentra en la cuesta del volcán hasta 1.740 toesas (3.386 m.) de altura, adelantándose no sólo a las demás plantas herbáceas, sino también a las gramíneas que [hay] en los Alpes y en lo alto de las cordilleras”.

Características de la 'Viola guaxarensis' |Marrero Gómez et al.

Los detalles aportados por el naturalista alemán en su expedición han resultado muy útiles a los investigadores para observar los cambios a medida que aumentaba la temperatura en los últimos doscientos años: las plantas han emprendido una huida hacia arriba. “Hoy aquellas violetas que Humboldt describió a 3.300 metros se encuentran a 3.700 metros, en lo alto del pico”, explica Martín Esquivel. “La planta ha escalado 400 metros en doscientos años como consecuencia del cambio climático”.

“Si su destino para salvarse es subir en altura, Guaxarensis lo tiene crudo”

Gracias al programa de protección de las últimas décadas, la violeta del Teide originalmente descrita por Humboldt goza de una salud relativamente buena, con una población de unos 20.000 individuos que a estas alturas de julio siguen florecidos. “El problema es que la violeta de Guajara es bastante rara y está recluida casi exclusivamente a una sola localidad y no le queda sitio. Si su destino para salvarse es subir en altura la verdad es que lo tiene crudo”, subraya. “Esta planta está en la cúspide y no tiene a dónde huir”, añade Esquivel en el mismo sentido. “Si sube un grado o grado y medio, puede entrar en peligro crítico”.

Manuel Suarez Izquierdo, Martín Esquivel y M. Marrero en la zona de vallado | Manuel Suarez Izquierdo

Viveros para salvar una flor

Los trabajos se centran ahora en reproducir la nueva especie en viveros y garantizar su conservación, pues además de la temperatura la planta está amenazada por otros peligros como la población de conejos y un pequeño grupo de muflones que circula por el parque desde que fueron introducidos para la caza hace décadas como especie invasora.

“Tenemos un vivero a 2200 metros, con gente trabajando y esforzándose por sacar la planta adelante”, informa Esquivel a Vozpópuli. “Es complicado pero lo vamos a conseguir, porque es muy importante para la recuperación ser capaces de crear nuevas poblaciones. Tenemos que crear dos o tres núcleos más en varias montañas con alturas muy parecidas a Guajara que rodean el circo del parque”.

Aspecto de la violeta de Guajara |Manuel Suarez Izquierdo

De momento los conservadores están avanzando con mucha cautela, seleccionando bien las plantas que introducen en Guajara para asegurarse de que son resistentes. “Hemos poblado unos 100 o 200 ejemplares”, explica Marrero. “El problema de tener una población de apenas 3.000 es si hay accidente: imagínate, el año pasado hubo un incendio en el sur de la isla y no llegó allí por los pelos. Porque el fuego quedó en un barranco, si no, hubiese arrasado la única población natural de la especie”.

Referencias: Viola guaxarensis (Violaceae): a new Viola from Tenerife, Canary Islands, Spain (Willdenowia) DOI 10.3372/wi.50.50102Velocity of response to climate change of Viola spp. in the alpine ecosystem of the Canary Islands (Conservación Vegetal) DOI: 10.15366/cv2021.25.003 

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