Santiago de Chile. Estadio Nacional. Acaba de terminar el Superclásico, La U- Colo Colo, con victoria por 0-1 de los visitantes. Los carabineros (la policía) entran en los vestuarios del equipo vencedor y se lleva detenido a uno de sus futbolistas, acusado de "flagrancia e incitar a la violencia en un recinto deportivo". El pecado del jugador arrestado, Jason Silva, 23 años, haber pisoteado la bandera de la Universidad de Chile para festejar el triunfo. La máxima rivalidad mal entendida a veces llega a estos extremos.
El cruce entre La U y el Colo Colo es una suerte de Barcelona-Madrid. Una reunión con alicientes añadidos esta vez: con el triunfo, los albos prácticamente se aseguran el título de Clausura (aventajan en siete puntos al segundo, la Católica a falta simplemente de tres jornadas). Cuando el colegiado decretó el final, los jugadores del Cacique fueron a celebrar la victoria con el grupo de aficionados que les había acompañado en el desplazamiento. Allí, en una esquina del campo, Silva recibió una bandera del rival y se ensañó a pisotones, patadas y escupitajos con ella. El personal de intendencia contempló la escena y dio parte a los carabineros, que tienen restingrido el acceso a los estadios, según el nuevo régimen de seguridad en los estadios en Chile, salvo razones de fuerza mayor.
Si se aplica la ley, sobre Jason Silva, aparte de una multa económica y una sanción deportiva, se debe imponer la prohibición de acercarse a un recinto deportivo durante el tiempo que dure su castigo. La gracia sin gracia del jugador, que pasó la noche en comisaría y hoy pasará a Tribunales, puede complicar ciertamente su carrera deportiva.
El partido acogió más incidentes insólitos, como el empujón del exquisito Ramón Fernández al colegiado nada más ser expulsado por una entrada con los dos pies por delante sobre un contrario.