Fernando Alonso sigue siendo el único que, a duras penas, aguanta el tipo dentro y fuera de la pista. El piloto español y los mecánicos que se dedican a tapar las vías de agua de un coche frustrante son lo único, muy poco, a lo que se agarra Ferrari para soñar con una remontada cada vez más inviable.
"El campeonato se está escapando, tanto Hamilton como Rosberg están pilotando de una manera implacable y están sabiendo aprovechar una ventaja de prestaciones muy grande con el resto de pilotos. Hay que recuperar esa distancia lo antes posible para que no ganen fácilmente", reconoció el asturiano al término del GP de Bahréin, donde fue noveno.
Y dio la receta para intentar recuperar posiciones en un Mundial de Fórmula 1 que, recién nacido, ya parece finiquitado para la Scuderia: "Lo que tenemos que hacer es mejorar, trabajar más. Este martes y miércoles me quedo en Bahréin haciendo unos tests para mejorar el coche. Lo único que espero es tener un buen paquete de mejoras cuanto antes para poder ser más competitivos".
Haciendo un esfuerzo, Alonso cerró su alocución con un mensaje de esperanza: "Estoy seguro de que tendremos mejoras en la próxima carrera y creo que la revancha llegará en China (20 de abril)".
Difícil de creer viendo la cara y la actitud del todopoderoso presidente de Ferrari. O tras oír sus declaraciones. Luca di Montezemolo salió corriendo del circuito de Shakir cuando aún quedaban once vueltas para finalizar el GP de Bahréin.
No estaba para muchas declaraciones, pero las pocas frases que dejó en el aire no son precisamente ilusionantes. "Me voy porque no creo que haya mucho más que ver ya", se arrancó Montezemolo.
Y luego cargó contra las prestaciones del F14T: "Somos demasiado lentos en las rectas, falta potencia. No esperaba mucho de esta carrera, pero sí hay algo. Me da pena ver a un Ferrari tan lento. Tenemos que trabajar, es necesario que los ingenieros logren dar un paso adelante Tenemos varias cosas que probar en la semana, no puedo ver a Ferrari en esta posición".
En ese ambiente depresivo tampoco ayuda la actitud de Raikkonen. Que, por otra parte, es la habitual. El finlandés protagonizó uno de sus habituales episodios por la radio del coche. "¿Dijiste sí o no, idiota?", le espetó a su ingeniero. "Sí, sí, empuja", le respondió el aludido.