Aunque, según la LFP, en el partido de Anoeta no había nada en juego, de ahí que se adelantara a las 12 del mediodía, la Real Sociedad aún tenía opciones de ser quinta, en el caso de ganar al Villarreal y que el Sevilla no lo hiciera ante el Elche nueve horas más tarde, mantenerse en la sexta posición, para lo cual le bastaba el empate, y verse relegada a la séptima plaza si perdía contra los castellonenses, que fue lo que sucedió (1-2).
El Villarreal ganó con autoridad a una Real que dejó de competir hace muchas semanas. Precisamente cuando desde el club se lanzó el mensaje de que el objetivo de volver a Europa estaba logrado. La razón no fue otra que justificar la precipitada y más que cuestionada renovación de su entrenador, Jagoba Arrasate, por dos temporadas. Con el cuarto puesto del Athletic aún a tiro, la Real bajó incomprensiblemente los brazos, empezó a regalar puntos y se dejó llevar hasta terminar séptima. Prueba de ello es la camiseta con la que los jugadores saltaron al campo: "Denok batera berriz Europara" (todos juntos a Europa otra vez).
Los goles de Gio y Uche dieron al Villarreal la victoria en San Sebastián y la sexta posición liguera a los amarillos, que evitan así disputar una de las dos rondas previas de la Liga Europa a las que tendrán que someterse los donostiarras. La evidente falta de ambición, unida a la incapacidad de Arrasate para motivar a sus jugadores, unos porque no juegan con regularidad y otros porque están más pendientes de marcharse, han condenado a la Real a ser un equipo sin la chispa que tenía y, lo que es peor, sin alma.
El gol de Gio y una primera parte para olvidar, llevó a Arrasate a tirar hasta de Esteban Granero, que volvió a jugar ocho meses después de su grave lesión de rodilla. Mejoró la Real con la entrada de El Pirata y de Zurutuza por Rubén Pardo y Agirretxe, respectivamente, aunque los cambios tengan otras lecturas más allá de lo que aportaran. Por ejemplo, que Arrasate volviera a señalar a Pardo, un jugador al que no ha dado continuidad y, por tanto, confiaza. "El Villarreal ha sido mejor, hemos hecho muchas cosas mal", dijo el técnico realista al término del partido.
El arranque de la segunda mitad invitada a los 24.000 aficionados que se dieron cita en Anoeta a pensar, cuando menos, en un empate, pero el 0-2 de Uche hizo saltar por los aires sus ilusiones. Arrasate intentó desesperadamente la reacción con la entrada del Chory Castro por Carlos Martínez, con problemas físicos, pero de nada sirvió. Más importante que los cambios tácticos es la gestión del grupo, dentro de la cual destaca la motivación.
La falta de actitud es reprochable a todos y cada uno de los jugadores, pero es precisamente el entrenador quien debe exigirla. Vela recortó distancias en el descuento y en una jugada embarullada tras un balón colgado al área. Pero ya no había tiempo para más. La Real ni ganó para intentar ser quinta ni empató para ser sexta. Perdió y es finalmente séptima.
El Villarreal, que este año regresaba a Primera, jugará Liga Europa. La Real, que este año disputó la Champions, también, pero con una fase previa más. La complacencia es lo que tiene y Arrasate volvió a demostrarla en rueda de prensa al ser preguntado por la derrota. "Nos deja mal sabor de boca, emborrona la imagen de la temporada. Conseguimos el objetivo, pero con asignaturas pendientes". Pues eso.