Aprovechando un nuevo parón donde las selecciones cobran protagonismo, el caso de Israel vuelve a acaparar muchos de los focos mediáticos. Se trata, pues, de una historia única e irrepetible en el mundo del fútbol y del deporte en general.
Aunque Israel está geográficamente ubicado en Oriente Medio y, por ende, en Asia, sus equipos participan en los torneos organizados por la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA). Este fenómeno resulta curioso para quienes observan el mapa y perciben una contradicción: ¿por qué un país asiático compite en Europa?
La respuesta radica en una mezcla de política, historia y las complejidades geopolíticas de la región. Israel es una nación situada en la franja mediterránea que conecta Asia con África. Comparte frontera con varios países árabes, como Líbano, Siria, Jordania y Egipto, todos parte de Oriente Medio. Fundado en 1948, Israel se encuentra, por lo tanto, en un punto de intersección entre continentes y culturas, aspecto que marca su historia y las relaciones con sus vecinos. Entonces, lanzando una nueva pregunta, ¿no deberían sus equipos jugar en competiciones asiáticas?
La historia de la Asociación de Fútbol de Israel (IFA)
La Asociación de Fútbol de Israel (IFA) se fundó en 1948, el mismo año que el Estado de Israel fue creado. Inicialmente, la IFA fue miembro de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC), un paso lógico considerando la ubicación geográfica del país. En aquellos primeros años, Israel tuvo cierto éxito en competiciones asiáticas, participando en la Copa Asiática (el homólogo de este continente que emula a la Eurocopa). Es más, en el año 1964, Israel levantó en casa el título de la tercera edición celebrada tras imponerse a los otros tres participantes: India, Corea del Sur y Hong Kong. Además, en las dos ediciones anteriores (1956 y 1960) terminó segundo.
Jugadores de Israel levantando la Copa Asiática en 1964 | MONTAJE
Su gran momento futbolístico, en el que la FIFA lo situaba además como la mejor selección asiática de entonces, se vería secundado por su debut en otra de las máximas competiciones futbolísticas existentes. Acudió al torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México de 1968 cuatro años después. Encuadrada en el difícil grupo C junto a Hungría -que defendía la corona olímpica-, Ghana -la vigente subcampeona e histórica doble campeona de la Copa Africana- y El Salvador, Israel conseguía clasificarse para la fase final tras derrotar a los africanos (5-3) y a los centroamericanos (3-1). Sin embargo, su participación finalizaría en los cuartos de final del torneo, cayendo en los penaltis (1-1) ante Bulgaria.
Qué tendrá México, pensarán los israelíes. Dos años después, volvería a "cruzar el charco" para confirmar el fruto más reseñable de su historia: la clasificación por primera vez a la fase final de una Copa del Mundo de la FIFA. Sería la IX edición del certamen, celebrado en el 1970, al que los israelíes, presumiendo de plantilla (Mordechai Spiegler, Giora Spiegel, Yochanan Vollach o Shmuel Rosenthal) y de banquillo (Emmanuel Scheffer), lograron un hueco al imponerse a Austalia y a Nueva Zelandra previamente. Israel finalizó su corta andadura en fase de grupos tras caer con Uruguay (0-2) y empatar contra Suecia (1-1) e Italia (0-0) y esta se convirtió en la última participación por Asia del conjunto israelí antes de su expulsión. Ya en la fase previa de clasificación, Corea del Norte vaticinó lo que acabaría ocurriendo: se negó a jugar contra Israel por sus conflictos políticos y militares.
Desde entonces, Israel no ha vuelto a pisar un Mundial de fútbol y tampoco ha recuperado aquel nivel exhibido en los años 60/70. Es más, años después, la creciente hostilidad entre Israel y los países árabes de la región comenzó a generar tensiones en el ámbito deportivo y forzaron al equipo hebreo a decir adiós a la AFC. Esto ocurriría en 1974, siendo Kuwait el líder de una movilización que propuso una resolución pidiendo la expulsión de Israel de la Confederación Asiática de Fútbol. Esta fue aprobada por 17 países a favor (con otros 13 votando en contra y con seis abstenciones) y su expulsión condenó a la Selección y a sus clubes a una situación de aislamiento deportivo, incapaces de competir de forma regular.
En la Copa del Mundo de 1970, la selección de Israel empató contra la subcampeona Italia | FIFA
Este exilio de la Confederación Asiática obligó a Israel a buscar alternativas para seguir compitiendo a nivel internacional. La FIFA, en un intento de encontrar una solución, permitió a Israel competir en algunos torneos clasificatorios de otras confederaciones continentales, aunque sin formar parte oficialmente de ninguna. Entre 1976 y 1994, los clubes israelíes participaron, por ejemplo, en la Copa Intertoto, una competición europea financiada por la industria de las apuestas, aunque sin reconocimiento pleno en Europa. El Beitar Jerusalem y el Hapoel Be'er Sheva fueron los primeros dos clubes hebreos en tomar partida en dicha competición.
El paso hacia Europa: la integración de Israel en la UEFA
La situación de Israel cambió en 1991, cuando la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) permitió que su Selección compitiera como miembro provisional en el sistema de clasificación europeo. Tras participar en varios torneos amistosos e incluyendo a sus clubes en competiciones continentales, la UEFA otorgó a Israel el estatus de miembro de pleno derecho en 1994. La puerta hacia el porvenir.
Así, Israel comenzó a participar sus torneos, incluyendo la Champions League, la Europa League y, más recientemente, la Conference League. Es más, en esta última competición nombrada, el delantero israelí Eran Zahavi se sitúa como segundo máximo anotador histórico (19) sumando sus actuaciones en el PSV Eindhoven neerlandés y en el Maccabi Tel Aviv israelí. Esta inclusión brindó a los equipos y jugadores israelíes la oportunidad de competir regularmente en un escenario seguro y con menos barreras políticas, aunque eso significara enfrentarse a rivales geográficamente distantes, como viajes más largos o altos costos de logística.
Eran Zahavi jugando con la camiseta del Maccabi Tel Aviv | FIFA
A nivel de selecciones, Israel también ha competido en las eliminatorias de la Eurocopa, lo cual representa una gran oportunidad para el fútbol israelí en un escenario vigilado por miles de focos, aunque todavía no ha conseguir clasificarse para el prestigioso torneo veraniego. Lo máximo a lo que aspiraron fue a la repesca para la Eurocopa de 2000 cuya condición de anfitriona sería compartida por Bélgica y Países Bajos. Israel finalizó segunda del Grupo 6, coincidiendo y siendo superado únicamente por la España de Gaizka Mendieta, Míchel Salgado, Fernando Hierro o Pep Guardiola. Así, compartiría la esperanza de acudir a la cita con la selección de Dinamarca, campeona en 1992, quien dejaría sin entrar en el torneo a los hebreos tras un 0-8 en el global de la eliminatoria.
En estos momentos, Israel acapara otro de sus grandes hitos como Selección europea. Actualmente está encuadrada en la División A (la principal) de la UEFA Nations League, aunque cuenta con un pie y medio en la División B a falta de la disputada de las dos últimas jornadas anuales: cero puntos y solo un milagro ante Bélgica podría hacer que mantengan la categoría. Queda un hilo de esperanza.
Sin embargo, el fútbol no ha sido el único deporte afectado por la exclusión de Israel de las competiciones asiáticas. En deportes como el baloncesto, el balonmano, el atletismo o la natación, Israel también es miembro de asociaciones europeas. Desde su fundación hasta su expulsión en 1978, Israel fue parte, no obstante, de los Juegos Asiáticos, ganando 53 medallas, 18 de ellas de oro. Sin embargo, en 1962, el país anfitrión, Indonesia, se negó a permitir que Israel participara, aduciendo que hacerlo dañaría sus relaciones con otros estados árabes más acérrimos.
En 1978, la presión política finalmente excluyó a Israel de los Juegos Asiáticos, un precedente que ha sido emulado en diversos eventos deportivos. Es más, en tiempos recientes se han realizado múltiples llamados para expulsar a Israel de las asociaciones deportivas internacionales por razones políticas. Ejemplos de estas tensiones recientes incluyen los Juegos Olímpicos de 2024 en París, donde algunas voces promovieron el boicot a la participación israelí o la solicitud de la asociación palestina de suspender a Israel de la FIFA, entre muchos otros ejemplos.
La selección Sub23 de Israel, durante los Juegos Olímpicos de París 2024 | EFE
El fútbol como reflejo de una compleja realidad
La historia del fútbol israelí en Europa refleja los efectos de la política en el deporte y cómo las tensiones internacionales pueden aislar a un país en el ámbito deportivo. Al no poder competir en su región geográfica natural, Israel ha hallado en Europa un "refugio" para desarrollar su fútbol. Así, el caso de Israel en el fútbol europeo es un ejemplo de cómo el deporte puede ser un puente que conecta fronteras, aunque también llegue a convertirse en un espejo de los conflictos y tensiones entre países.
Aunque es incierto si alguna vez podrá volver a competir en Asia, la inclusión de Israel en Europa le ha permitido prosperar en el fútbol, brindando una salida a las barreras políticas que lo aislaban. Estas mismas políticas son las que han terminado colocando a Australia en el hueco que Israel dejó en 1974. El precedente israelí fue una de las alegaciones que presentó la Federación de Fútbol de Australia (FFA) para solicitar el cambio de la Confederación de Fútbol de Oceanía (OFC), lugar que le corresponde por situación geográfica y de la que fue miembro fundador, a la AFC a la que pertenece desde el año 2006. ¿Llegará a deshacerse este cambio algún día?
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación