El pasado 1 de septiembre los representantes del ejército ucraniano y de las milicias prorrusas decretaron un alto el fuego, el noveno desde que en 2014 estalló la guerra civil en el Este del país.
Doce días después, el martes 13, las agencias publicaban que ambos bandos se acusaban mutuamente de violar ese alto el fuego un conflicto que ya se ha cobrado cerca de 10.000 muertos.
"El mando ucraniano denunció que en las últimas veinticuatro horas los separatistas lanzaron un total de 35 ataques contra las posiciones de las tropas gubernamentales. De acuerdo con el parte publicado en Facebook, que no informa de bajas entre los militares ucranianos, las milicias prorrusas emplearon artillería, ametralladoras, lanzagranadas y armas ligeras", señalaba el teletipo de EFE.
"Casi la mitad de los ataques se produjeron en la línea de separación de fuerzas junto a la ciudad de Donetsk, la principal plaza fuerte de los separatistas. En ese sector, según la versión ofrecida por el mando ucraniano, las milicias prorrusas emplearon morteros de 120 y 82 mm", añadía.
Apenas 48 horas más tarde, los ecos de la muerte fueron acallados en Kiev -capital de Ucrania situada a 700 kilómetros del epicentro de la batalla- por una sorprendente noticia publicada en la página web oficial de la UEFA.
El Estadio Olímpico de Kiev, con capacidad para 68.000 espectadores y que alberga los partidos importantes del Dínamo Kiev y de la selección nacional de ese país, fue elegido como sede del partido más importantes entre clubes que se disputa cada año en Europa: la final de la Liga de Campeones prevista el 26 de mayo de 2018.
Una sede inesperada -por la citada situación de guerra civil- y una fecha peliaguda, toda vez que apenas unas semanas más tarde está revisto el comienzo del Mundial de fútbol que se disputa precisamente en el fronterizo país de Rusia.
Los optimistas aseguran que la guerra está muy lejos y nada tiene que ver con la vida diaria de Kiev. Y apoyan su tesis, por ejemplo, en que la capital ucranana será en 2017 la sede del Festival de Eurovisión, el famoso certamen musical continental que, al igual que la final de Champions, tiene asegurada una audiencia millonaria.
Los buenistas van más allá y aseguran que dentro de 20 meses el conflicto que hoy se libra en el Este de Ucrania será historia. Porque las negociaciones de paz siguen avanzando y porque precisamente dos acontecimientos de la entidad de una final de Champions y un Mundial empujarán a los dirigentes de ambos países a redoblar los esfuerzos para acabar con cualquier atisbo de violencia.
una 'PEINETA' al atléticoLa elección de Kiev como sede de la final de la Champions 2018 es la primera gran decisión del nuevo presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Ceferin. Además de la innegable intención de marcar un estilo diferenciador desde el primer minuto, Ceferin, probablemente sin intención, ha dado también el primer gran disgusto europeo al Atlético de Madrid.
El presidente del club rojiblanco, Enrique Cerezo, había llegado a declarar que dicho partido se disputaría “casi con toda seguridad” en el nuevo estadio colchonero, precisamente con motivo de su prevista inauguración para la temporada 2017-18.