Fundada en 1421 por Joao Gonçalves Zarco, Funchal, la capital de Madeira, ha sido durante siglos un enorme epicentro económico y comercial hasta la que llegaban navegantes, comerciantes y piratas para hacer parada en su periplo hacia las Indias. Su naturaleza es una de sus grandes características y uno de los motivos que hace que senderistas y amantes del montañismo se desplacen hasta allí para recorrerla al completo.
En un viaje por la isla, además de visitar sus puntos históricos clave, el visitante puede descubrir las famosas levadas maderienses -canales de conducción de aguas que se han ido excavando en las laderas de los montes desde hace 500 años-, las incontables cascadas y caminos en plena naturaleza que llevan hasta las cumbres, los Caldeiraos -calderas de origen volcánico- y numerosos enclaves naturales que se combinan con lo mejor de su arquitectura, su historia y su gastronomía. Estos son solo algunos de los puntos clave que se deben descubrir en un viaje a Funchal.
Un paseo por el centro
Con solo una vuelta por el casco histórico de Funchal es posible descubrir por qué a lo largo de la historia esta ciudad de Madeira ha ido enamorando a sucesivas personalidades. Una de las paradas obligatorias es el Palacio de San Lorenzo, un edificio mitad palacio y mitad fortaleza que, aunque a día de hoy es el Museo de Historia Militar, se ha convertido desde el siglo XVI en un símbolo de la soberanía portuguesa.
En esta zona se encuentra también la Catedral de Funchal, un precioso templo gótico con artesonados mudéjares que hacen que valga la pena una parada para ver su interior. El Museo de Historia Natural de Madeira y su histórica biblioteca y acuario merecen también unos minutos en su interior, igual que la Quinta das Cruces, un conjunto palaciego del siglo XVII con unos impresionantes jardines que a día de hoy acoge un museo histórico.
La defensa de Funchal
Igual que muchas grandes ciudades, la historia de Funchal va ligada a sucesivos ataques corsarios y piratas franceses, ingleses y holandeses a lo largo de los siglos de ahí que no sorprenda en absoluto que la Fortaleza de Santiago sea uno de los puntos históricos y culturales clave a visitar en la isla. Datada de principios del siglo XVII, esta fortaleza está estratégicamente situada sobre el paseo marítimo del casco antiguo, la zona histórica de la ciudad. Su construcción comenzó a mediados de 1614 y sirvió durante años como cinturón defensivo de la ciudad. A lo largo del tiempo las funciones de este fuerte fueron evolucionando pasando de convertirse en cuartel de las tropas británicas o de la policía militar a refugio de las víctimas de las inundaciones de 1803 o Museo de Arte Contemporáneo.
Sobrevolando la ciudad
Conectando la zona baja de la ciudad con Monte, la colina que se extiende hacia arriba de Funchal, se encuentra la línea de teleférico, un transporte que conecta en un recorrido de casi cuatro kilómetros y con un desnivel de 560 metros el centro de la ciudad con la zona alta. El viaje dura 15 minutos y, solo por las vistas, ya vale la pena. Además, una vez te encuentras en Monte puedes coger la línea de teleférico del Jardín Botánico que baja a través de un escarpado barranco hasta este bellísimo jardín.
Mar adentro
Si se dispone de más de dos días en la capital no hay que dejar de hacer una excursión para avistar delfines, cachalotes y ballenas. Aprovechando la ubicación de estas islas en pleno Océano Atlántico, vale la pena salir en la búsqueda de alguna de las 28 especies de cetáceos que lo habitan además de poder disfrutar de una vista completamente diferente de la isla.
'Street art' en la zona vieja
Bajo el nombre Portas Abertas se esconde un proyecto que decora más de 200 puertas de la zona Velha de Funchal con el objetivo de reinventar y revitalizar el barrio más antiguo de la ciudad. Pintados por artistas de todo tipo, desde reputados hasta amateurs, empezaron a decorar todas estas puertas que desde el año 2010 disfrutan de una nueva vida convirtiéndose en uno de los principales atractivos que ver en la ciudad.