La llamada España vacía, además de su historia, su cultura y su gran gastronomía, tiene muchas cosas buenas y una de ellas es que en gran parte de sus rincones encuentras desconexión y paz. Rodeados de naturaleza y de pueblos bellos que vale la pena visitar, se encuentran numerosos hoteles rurales perfectos para una escapada de relajación, mimos y cuidados. Estos son algunos hoteles rurales a los que viajar para descubrirla en primera persona.
Para amantes de la gastronomía
A poco más de una hora de la ciudad de Madrid existe un pueblo que es de parada obligatoria para los que busquen desconexión, naturaleza y buena cocina, se trata de Alcuneza, una pedanía de Sigüenza donde se ubica el hotel El Molino de Alcuneza. Con sello Relais&Châteaux y una Estrella Michelin, este antiguo molino harinero -uno de los más importantes del valle del Alto Henares y de la zona de Sigüenza de la época- reconvertido en hotel es un destino en sí mismo.
Con más de 500 años de antigüedad, Blanca y Samuel Moreno, junto a sus padres, reconvirtieron poco a poco el edificio hasta convertirlo en este hotel boutique de lujo al que peregrinar en busca de descanso. Su cocina es una oda a la zona en la que se ubican destacando productos como los granos, las legumbres, la caza y los vinos locales.
En medio de la montaña
En la comarca de Pinares de Soria, una zona cuyo nombre deja claro que los pinos han sido desde hace años la base de su sustento, se encuentra el pueblo de Duruelo de la Sierra y el hotel Duruelo Mountain Suites, un pequeño hotel boutique con spa donde ir a desconectar en una escapada.
La naturaleza que rodea esta zona es la esencia y el encanto de esta villa, además de las numerosas excusiones que se pueden realizar desde allí. Una de las más interesantes es conocer el nacimiento del río Duero, en el punto más alto del Pico Urbión, a 2.160 metros de altitud. Desde allí también se puede ver la Laguna Helada y hasta llegar a la parte superior de la Laguna Negra, con unas vistas espectaculares sobre la laguna glacial.
Dormir en un palomar
Castroverde de los Campos, en Zamora, se ha posicionado como destino en sí mismo gracias al restaurante y hotel Lera, en manos de Alberto Lera. Este lugar, convertido en templo de la caza, es un pueblo perfecto al que ir, no solo a comer rico -pues su restaurante cuenta con una Estrella Michelin- si no también para desconectar y disfrutar de la naturaleza y de un lugar en el que posiblemente encuentres paz y tranquilidad tanto física como mental. La estructura de la casa tiene la peculiaridad de que las habitaciones de su exterior se localizan en antiguos palomares, permitiendo al visitante vivir la experiencia de pasar la noche en uno de ellos.
Relajación absoluta
Conocida como la Provenza española, Brihuega se torna cada verano en un color lila gracias a la floración de sus lavandas. Uno de sus grandes atractivos es la historia y la cultura que rodean la villa, pues está llena de relatos, monumentos, museos y castillos que vale la pena visitar. Otro de esos lugares que hay que ver en primera persona es su antigua Real Fábrica de Paños, convertida hoy día en Castilla Termal Brihuega, el primer hotel cinco estrellas de Guadalajara.
Restaurada y habiendo mantenido su estructura original, los huéspedes pueden sumergirse en su pasado nada más traspasar su histórico portón y dejarse llevar y relajar en su área termal o con sus tratamientos específicos en cabina. Además, la cocina es uno de sus puntos clave, elaborada con productos de la zona y recetas tradicionales castellanomanchegas.