Lisboa, fundada por los fenicios bajo el nombre de Ulissipo, cuenta con una de las historias más antiguas de Europa. Su origen va indudablemente ligado a su posición estratégica, al estar ubicada en la desembocadura del río más largo de la península ibérica, el Tajo. De ahí, que a lo largo de los tiempos se haya convertido en un punto idóneo para las rutas comerciales de Europa con África y América.
A raíz del gran terremoto del 1 de noviembre de 1755, Lisboa quedó destruida, y fue el Marqués de Pombal, quién con las riquezas que se habían cosechado en el pasado, comenzó a reconstruir la ciudad Baixa según un plano regular marcado por grandes avenidas. A día de hoy, Lisboa se define por sus barrios -Barrio Alto, Chiado, La Alfama, Belém y La Baixa, los más populares-, fácilmente diferenciables y reconocibles entre sí, además de por la cultura que se respira en cada uno de ellos. Esta es la ruta por las zonas por las que los visitantes no pueden dejar de pasear y recorrer de punta a punta.
La Baixa, el barrio más céntrico de Lisboa
La Baixa es el barrio más céntrico de Lisboa y, a pesar de que fue la zona principal que reconstruyó el Marqués de Pompal tras el gran terremoto, a día de hoy es una de las zonas turísticas, culturales y comerciales por excelencia. Además, una de las características de La Baixa es que en este barrio los edificios siguen cubiertos de azulejos, una de las señas más reconocibles del país luso.
La Avenida de la Libertad, Avenida da Liberdade, es una de las zonas más emblemáticas de este barrio. Una avenida de algo más de un kilómetro rodeada de edificios del siglo XIX, cafés, monumentos y jardines. Así como la Plaza del Figueira, una de las más bellas de Lisboa, plagada de edificios clásicos y una estatua ecuestre de Juan I. No hay que dejar de visitar en esta zona la Catedral de Lisboa, conocida como Sé de Lisboa, una iglesia románica del siglo XII que impone por su fachada. Ni el Elevador de Santa Justa, un proyecto que solucionó los problemas de comunicación entre la parte alta y la parte baja de la ciudad.
Alfama
Posiblemente, Alfama, sea el barrio más conocido de la capital lisboeta. Es la zona que nace de las laderas del Castillo de San Jorge, Castelo de Sao Jorge, y un espacio vestido por las casas tradicionales -esas marcadas por la historia de la pesca portuguesa- dicho de otra forma, este es un barrio típico pesquero del país.
En esta zona es de visita obligada, además del castillo, el Panteón Nacional, reconocible a simple vista por su enorme cúpula, y el mirador Las Portas do Sol, desde donde vislumbrar la mejor panorámica de la zona, tanto al amanecer como al atardecer.
Belém
Belém comienza donde desemboca el Tajo. Se trata de un barrio que se quedó anclado en la Edad de Oro, cuando las naves portuguesas partían hacia otros lares en busca de nuevos descubrimientos. Esta zona es una de las más interesantes pera los amantes de la cultura, pues en ella se encuentra el Museo de la Electricidad, el Museo Nacional de Carruajes, la emblemática Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, construido por Manuel I en el siglo XVI en honor a los viajes de Vasco de Gama a la India y nombrado Patrimonio de la Humanidad. Aquí no hay que olvidar probar los famosos pasteles de Belém que, aunque se elaboran ya en todo Portugal, son típicos de esta zona.
Barrio Alto y Chiado
Ubicado en la parte alta del centro de Lisboa, Barrio Alto se posiciona como la zona nocturna de la capital portuguesa. Entre sus callecitas se ubican restaurantes modernos, decorados con estilo, que conviven con espacios míticos en los que los fados ponen la banda sonora a las cenas.
Cruzando la Plaza de Luis de Camoes, que separa el Barrio Alto del Chiado, se encuentra la otra cara de la ciudad. Un espacio que cobra vida durante el día y que se convierte en la zona más elegante de la ciudad. Entre sus edificios del siglo XVIII se encuentran galerías de arte, famosos cafés, teatros, librerías y miradores.