La reducción de las retribuciones a las actividades de electricidad y gas que propone la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) amenaza con ahondar las diferencias existentes en este punto entre España y algunos de los países de su entorno, que presentan incentivos notablemente más atractivos para invertir en redes. Una circunstancia que podría complicar la hoja de ruta diseñada por el Gobierno para avanzar en la transición energética. Países como Alemania o Francia presentan retribuciones de las redes eléctricas que doblan, en términos relativos, a las que se dan en España; de continuar así, crecen las posibilidades de una fuga de inversiones en el peor momento.
La peor parte de los recortes propuestos por la CNMC se la lleva el sector gasista. Sin embargo, el tijeretazo a las redes de transporte y distribución de electricidad no es precisamente pequeño. En el caso de estas últimas, el regulador reduce más de un 7% la retribución, lo que deja al mercado español en una situación más complicada como destino inversor.
Sin ir más lejos, la retribución a la distribución eléctrica en Alemania multiplica por más de dos a la española si se relaciona con el número de clientes de las redes. Mientras que el coste por cliente en España se sitúa en 185 euros, uno de los más bajos del Viejo Continente, en Alemania la cifra se va claramente por encima de los 400 euros. Por su parte, el coste por cliente en Francia es de 350 euros, con lo que casi duplica el español.
De hecho, el español es uno de los sistemas más eficientes en este punto, toda vez que las cifras que presenta se encuentran un 40% por debajo de la media de los países de la Unión Europea, que sobrepasa los 300 euros por cliente.
Reducido coste por cliente
Pero no es el único indicador en el que la retribución de la redes de distribución eléctrica españolas se muestra considerablemente menos atractiva que la de países de su entorno. Por ejemplo, el coste por megawatio/hora alcanza los 19 euros, por los 43 de Alemania, los 28 de Francia y los 26 de Irlanda. En ingresos por megawatio instalado, el sistema germano también duplica al español, que presenta una retribución de 120.000 euros, por 250.000 euros del alemán.
Si finalmente prevalece el criterio de la CNMC y prosperan sus propuestas para los próximos periodos regulatorios, las diferencias tenderán a ampliarse pero, además, en un momento especialmente delicado. Todos los países miembros han presentado ante la Comisión Europea sus planes de Energía y Clima, que refleja su hoja de ruta particular para abordar la transición energética, lo que abre una batalla prácticamente sin precedentes por el capital, toda vez que todos los planes incluyen notables necesidades de inversión.
En esta competencia, España parte ya con cierta desventaja frente a países que, en definitiva, presentan riesgos muy similares pero aseguran a los inversores una mayor rentabilidad. El Plan Integrado de Energía y Clima de España se basa en una clara apuesta por la electrificación, lo que precisará de grandes inversiones en redes.
Con el actual escenario, han comenzado a surgir voces que hablan sobre los problemas que tendrá España en captar los volúmenes suficientes ante el atractivo que para los inversores representan alternativas con idéntico riesgo.