Los hombres de negro aterrizan en España en un momento muy delicado para el Banco de España. La institución liderada por Luis María Linde tendrá que atender y hacer de maestro de ceremonias en la visita del destacamento del Fondo Monetario Internacional (FMI) para analizar la situación del sector financiero, que arranca esta misma semana. El destino ha querido que a apenas un kilómetro de distancia de la sede del Banco de España -en la madrileña Plaza de Cibeles-, en la Audiencia Nacional, y coincidiendo con la visita del FMI, empiecen a desfilar el próximo lunes como imputados del caso Bankia el exgobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el ex presidente de la CNMV, Julio Segura, y otros seis ex altos cargos de los supervisores españoles.
Son dos hechos a priori sin relación, pero nada podrá evitar que los hombres de negro se fijen, aunque sea de reojo, en las declaraciones y pregunten por la crisis institucional que está sufriendo el Banco de España. No obstante, tres altos directivos del regulador (Mariano Herrera, Pedro Comín y Pedro González) renunciaron a sus cargos y Linde ha tenido que recomponer su cúpula.
Se repite la misma historia que en la última visita del FMI, a comienzos de 2012, cuando su inspección se produjo en un momento delicado y provocó que aumentara la desconfianza sobre Bankia, dando el último empujón para el rescate de la entidad presidida entonces por Rodrigo Rato.
Coincide además que hay dos destacamentos del FMI desplegados por Madrid: el del sistema financiero (FSAP, por sus siglas en inglés) y otro analizando la situación de la economía (Articulo IV). El equipo macro lleva ya toda la semana reuniéndose con instituciones y actores económicos.
Reuniones
Mientras, el financiero inicia entre hoy y mañana su actividad con reuniones que se extenderán el resto del mes con banqueros (consejeros delegados, directores financieros o directores de riesgos), reguladores, inversores, consultores, auditores y patronales. Todo para analizar a fondo cómo está el sector financiero y cuáles son los retos que tiene por delante. Rentabilidad, morosidad y fusiones serán algunos de los temas centrales de las reuniones. De hecho, en diciembre, Andrea Schaechter, economista del FMI, señaló que le resultaba “inquietante” la baja rentabilidad del sector financiero, algo que se podría arreglar con fusiones.
Junto a ello, también se abordarán los efectos del rescate bancario de 2012 y cómo el Gobierno está llevando a cabo la privatización de Bankia y BMN, las dos únicas entidades en las que sigue participando, junto a Sareb. Tal y como adelantó este medio, el plan es fusionar primero ambos bancos, durante verano, y privatizar después parte del nuevo grupo.
El FMI ya avisó en 2012 de la necesidad de que el BdE tuviera mayor independencia y contundencia en sus medidas
Junto a ello, los hombres de negro pondrán a prueba al sector financiero con un pequeño test de estrés, cuyas variables de cálculo ya han generado un primer enfrentamiento entre FMI y Banco de España, según fuentes financieras consultadas por este medio.
Entre los objetivos que se marca el FSAP del FMI, también está “revisar la calidad de la supervisión bancaria” y la “habilidad de los bancos centrales, reguladores y supervisores” en “caso de situaciones de estrés”. Es decir, que se pondrá la lupa en cómo el Banco de España respondió y respondería ante situaciones adversas, lo mismo que se juzga en la Audiencia Nacional.
Enfrentamiento
Fuentes próximas al Banco de España explican que el reto de Linde es levantar el ánimo del equipo antes de las reuniones del FMI. No ayuda para nada el clima de enfrentamiento con la Asociación de Inspectores y el informe del Tribunal de Cuentas hecho público este miércoles, que alerta de fallos “en la organización y funcionamiento” del Banco. Aunque se refería a cuestiones revisadas en 2015, muchas de ellas ya corregidas, en el seno del regulador ha sentado muy mal que se haya hecho público ahora, justo a unos días de la visita del FMI.
Ya en 2012, los hombres de negro dieron un toque de atención al Banco de España al subrayar la necesidad de una mayor independencia y autoridad “para abordar, de forma preventiva, la acumulación de riesgos en el sistema”.