Economía

Abril negro en La Caixa: del cerco judicial a Fainé a la bronca de Calviño por los ERE

Abril se ve oscuro en los despachos más luminosos de La Caixa. En el 621 de la Diagonal de Barcelona, donde trabajan quienes gobiernan el mayor banco de España, crece

  • Panorámica de las Torres Negras de CaixaBank en Barcelona. -

Abril se ve oscuro en los despachos más luminosos de La Caixa. En el 621 de la Diagonal de Barcelona, donde trabajan quienes gobiernan el mayor banco de España, crece el desconcierto. Y las ganas de olvidar un mes que arrancó con la visita del 'fantasma' de Villarejo y concluye con un choque inesperado con el Gobierno. 

Enfangados en atar los últimos flecos de la fusión con Bankia, nadie en La Caixa ha podido -o sabido- adelantarse al doble varapalo, provocado por razones distintas pero causantes de un mismo daño: el reputacional. La última de las heridas comenzó a abrirse el día 2 de abril, al desvelarse que el flamante presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, se triplicaba el sueldo. La decisión se habría quedado en un cúmulo de críticas en Twitter de no ser porque el banco preparaba un brutal recorte de plantilla

El martes 20 de abril, la entidad comunicó a los sindicatos la 'escabechina' laboral: el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) supondrá la salida de 8.291 empleados (prácticamente uno de cada cinco) y el cierre de 1.534 oficinas (el 27%). Además, gran parte de las bajas se decidirá a dedo. La onda expansiva emitida desde las Torres Negras de la Diagonal llegó a cada rincón de las 6.600 sucursales resultantes de la fusión entre CaixaBank y Bankia. En las horas posteriores, la entidad soportó la reacción visceral de los sindicatos e intentó contener el malestar de la plantilla. Pero el banco no esperaba lo que sucedería un día después.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, lanzó la piedra sin esconder la mano: los "inaceptables altos sueldos y los bonus pagados a directivos (...) no se corresponden con la situación económica del país y aun menos en entidades que anuncian fuertes recortes de personal y cierres de oficinas". El aviso fue interpretado como una bronca en toda regla, proviniendo de la ministra más sólida, sosegada y respetada a ojos de los empresarios.

Calviño aludía, sin dar nombres, al salario que empezará a cobrar en pleno ERE Goirigolzarri (1,65 millones, el triple del que tenía en Bankia). Y a los bonus que cobrará un puñado del directivos, a quienes se les han levantado los topes que se fijaron tras el rescate público. Que la vicepresidenta se sienta capacitada para sacar los colores a banqueros de la talla de Isidro Fainé y José Ignacio Goirigolzarri tiene que ver con un hecho: el Estado es accionista de CaixaBank, con una participación del 16%; y tiene un representante en el consejo de administración, Teresa Santero.

ERE en La Caixa
Isidro Fainé y Nadia Calviño, en un congreso de directivos en Valencia.EP

Pero el cabreo de Calviño obedece también a la incapacidad de la banca -no sólo de CaixaBank- para proponer otras soluciones complementarias, que podrían reducir el tamaño de los recortes. Los ERE de CaixaBank, BBVA, Unicaja, Liberbank, Santander y Sabadell dejarán sin trabajo a 19.000 personas en plena pandemia. "Calviño es plenamente consciente de los problemas de la banca, asfixiada por la presión regulatoria y la caída de los ingresos. La situación es muy mala y no tiene visos de mejora", cuenta un banquero afincado en Madrid. "Lo que puede haber molestado a la ministra es que los bancos no se muestren dispuestos a transformar la industria con medidas valientes. Por ejemplo, los recortes de bonus de los altos directivos que han aplicado algunas entidades sólo son parches. ¿Por qué no se recortan los sueldos de los empleados mejor pagados a cambio de reducir los despidos?", se pregunta.

¿Cómo es posible que en las Torres Negras no se previera la reacción del Gobierno? Fuentes próximas a la cúpula del grupo aseguran que la fusión, la unión de dos familias tan dispares como La Caixa y Bankia, "está generado nervios y desorientación". "Algunos directivos están ahora tan alejados de la realidad que no preveían las críticas de la opinión pública, y la oposición de los sindicatos y Gobierno".

"En el proceso del ERE, si hay una semana en la que tenía que haber nerviosismo es esta. Ahora hay un número concreto sobre la mesa. Lo que ha hecho el Gobierno tampoco ayuda a mejorar mucho el ánimo...", explican fuentes cercanas a la negociación.

Inquietud en La Caixa por la imputación

Para colmo, los cuadros de mando de La Caixa han tenido que compaginar la complicada gestión del ERE con la no menos peliaguda imputación de Isidro Fainé. Todo en un intervalo de apenas dos semanas. "Este abril es el peor mes que se recuerda en años", afirman fuentes próximas al grupo. El viernes 9, la Fiscalía Anticorrupción pidió la imputación del presidente de la Fundación Bancaria La Caixa (principal accionista de CaixaBank) y de Criteria. Los fiscales solicitaban que se investigue a Fainé -junto al presidente de Repsol, Antonio Brufau- por su papel en el espionaje al expresidente de Sacyr, Luis del Rivero. Tras esa trama estaba José Manuel Villarejo.

El fantasma del ex comisario amenazaba con caminar de nuevo... y en el peor momento. Los temores cobraron forma una semana después, cuando el juez Manuel García-Castellón, instructor del 'caso Tándem' en la Audiencia Nacional, imputó a Fainé y a Brufau. Que desde los despachos de Critera y la Fundación se transmita serenidad hacia afuera no significa que haya inquietud de puertas adentro.

El caso recuerda -con matices- a lo sucedido en BBVA, donde cambiaba el nombre del banquero pero había un mismo protagonista: José Manuel Villarejo. El 14 de noviembre de 2019, Francisco González fue imputado por los trabajos encargados cuando era presidente al comisario jubilado. El daño reputacional causado le obligó a romper todas las relaciones con BBVA y abandonó la presidencia de honor y la de la Fundación.

El expresidente de BBVA, Francisco González.

En Criteria quitan importancia a la imputación con dos argumentos. Uno: Fainé sólo está siendo investigado y tiene, obviamente, la presunción de inocencia. Y dos: los hechos investigados pertenecen a la etapa del banquero como presidente de CaixaBank, por lo que no le afecta el código ético de Criteria en caso de que se abra juicio oral.

Respecto a la reprimenda de Calviño y la polémica del ERE, el banco catalán se defiende atacando. También el resto de las entidades que van a aplicar, o han aplicado ya, recortes del plantilla. "Estamos en campaña y necesitan robar votos a los antibancos", se quejaban a Vozpópuli esta semana desde una de las entidades que se han sentido aludidas.

A Moncloa le genera pánico que los recortes sean sólo la punta de un iceberg: un aperitivo de los cientos de ERE que pueden llegar cuando desaparezca el 'escudo social' de los ERTE

Lo cierto es que los ERE de la banca, que obedecen a un problema estructural (la adaptación a los cambios tecnológicos y los nuevos hábitos del cliente), han desatado un temor latente en el Gobierno. A Moncloa le genera pánico que los recortes sean sólo la punta de un iceberg: un aperitivo de los cientos de ERE que pueden llegar cuando desaparezca el 'escudo social' de los ERTE.

De momento, el Ministerio de Trabajo se ha limitado a señalar que los expedientes se prorrogarán más allá del 31 de mayo. Pero no hay fechas concretas. Además, desde el Ejecutivo ya se ha lanzado un globo sonda que no gusta demasiado a CEOE. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, se mostró partidario hace un mes de que los empresarios soporten una porción mucho mayor de las cotizaciones de los trabajadores en ERTE.

El gran drama es que una parte importante de los había 743.628 personas protegidas por ERTE acabe engullida por un ERE. Sólo en la hostelería hay 243.595 trabajadores protegidos por un expediente temporal, nada menos que el 30% del total de los afiliados en este sector. "Lo que ocurra con los ERTE y con los ERE dependerá, sobre todo, de la vacunación", insisten desde una de las grandes patronales. El avance de la vacunación dirá si quedan por delante más meses negros: para La Caixa, para los bancos y para el conjunto de los españoles.

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