Días de reflexión en la sede de Finetwork. La operadora de telecomunicaciones sorprendió al sector anunciando la marcha de su consejero delegado de forma inmediata. Óscar Vilda, que hacía muy pocas semanas había tenido varios encuentros con inversiones y con medios de comunicación para repasar la actualidad de la empresa que dirigía, abandonó la compañía dejando huérfano su puesto.
No obstante, tal y como indican fuentes conocedoras de la situación, la decisión se estaba fraguando desde “hacía semanas” por las “diferencias existentes” entre el consejo de administración y el directivo.
En el escueto comunicado, sin agradecimientos por las labores desempeñadas durante su tiempo, la compañía indicó que ahora "se abre ahora una nueva etapa de consolidación para esta compañía, con la finalidad de seguir mejorando día a día el servicio que proporcionamos a nuestros clientes y distribuidores”, afirmaba Pascual Pérez, fundador y presidente de Finetwork.
En estos momentos, Pascual Pérez, Manuel Hernández, actual director de Negocio, y Carlos Valero, director de Tecnología, lideran un “Comité de transición” que dirigirá durante este corto periodo de tiempo la operadora con sede en Elda (Alicante).
Fuentes conocedoras, en conversación con este periódico, indican que la idea de cerrar la incorporación de un nuevo CEO estaba prevista para este enero, si bien han surgido dudas al respecto por los diferentes puntos de vista que existen dentro del consejo de administración.
Tal y como narran los informantes, la pasada semana se reunió el máximo órgano ejecutivo de la operadora para abordar las perspectivas del año y llegar a un acuerdo para nombrar al nuevo consejero delegado para continuar con el plan estratégico.
Fuentes próximas a la compañía deslizan que parte del consejo de administración ve en Enrique de Porres como la mejor alternativa para sustituir a Vilda. No obstante, otros integrantes del órgano prefieren peinar el mercado y llevar a cabo un “fichaje de campanillas” para dar “un golpe sobre la mesa” en el sector de las telecomunicaciones. Cabe recordar, en este sentido, que de Porres llegó a Finetwork hace poco más de un mes como nuevo director de estrategia, de coordinación comercial y de marca. La incorporación fue una petición expresa del anterior consejero delegado.
Que fuera un deseo de Vilda ha provocado recelo en algunos integrantes del consejo de administración, tal y como indican las fuentes consultadas. A pesar de haber liderado una compañía de bajo coste como es Simyo, las dudas sobre Enrique de Porres no se han despejado. Además, otros informantes deslizan que “si se hubiera apostado decididamente por él, el nombramiento se hubiera comunicado para dar credibilidad al mercado”.
Con este caldo de cultivo, todo hace indicar que será en febrero cuando se anuncie el nuevo consejero delegado. La próxima reunión del consejo de administración no será hasta dentro de unas semanas por lo que no se esperan grandes sorpresas hasta esa fecha en la sede de Finetwork.
Momento importante
La marcha de Vilda se produce en un momento importante para la compañía. El propio directivo llegó a decir que todas las opciones estaban encima de la mesa y no descartaba que pudiera ser comprada por otra operadora o por algún fondo de inversión si bien recalcó que para Finetwork esta operación no “era prioritaria”.
La empresa cerró en 2024, a falta de datos oficiales con 1,33 millones de clientes (un 30% más) y unos ingresos de 157 millones de euros (un 24% más). Las portabilidades netas que consiguió durante los 12 meses pasados ascendieron a unas 160.000, lo que significa elevar un 500% la cifra.
Conviene recordar, además, que la operadora gestiona desde el pasado 1 de enero su propio NRN (Network Routing Number) de encaminamiento de portabilidad. Este paso es importante para considerarse como una OMV (operador móvil virtual).
Pero la gran tarea que tiene por delante el nuevo CEO será la de paliar la crisis financiera por la que atraviesa la operadora. Las últimas cuentas depositadas en el registro mercantil dictaminaron pérdidas por valor de 6,6 millones de euros y una deuda de más de 60 millones de euros. El año pasado, amplió capital por valor de diez millones y dio entrada al fondo KAI.