Los primeros síntomas de recuperación económica en España no alivian las tensiones del sector constructor, que volverá a vivir un verano caliente a la espera de una incierta segunda mitad del año. En el horizonte más inmediato se dibujan ampliaciones de capital, relevos en las cúpulas directivas, operaciones de venta de activos para reducir deuda… y todo ello aderezado con la lógica respuesta de los inversores ante tanta incertidumbre: la venta de acciones.
Así sucedió en la última sesión de la semana y del mes de julio, que asistió a un nuevo desplome de los títulos de OHL (12,03%) y una notable corrección en FCC (3,3%). Ambos valores acumulan recortes bursátiles en el entorno del 20% en lo que va de año. Sin duda, son las empresas más señaladas por el mercado y las que más zozobra generan entre los inversores. La compañía controlada por Grupo Villar Mir acusó el anuncio de la ampliación de capital por 1.000 millones de euros que efectuó al cierre de la sesión del pasado jueves. Finalmente, OHL se ve obligada a recurrir al mercado para tratar de reducir su endeudamiento, que se ha disparado en los últimos años con operaciones como la entrada en el capital de Abertis.
“El mensaje que manda la compañía al mercado es delicado porque denota la situación de necesidad que atraviesa la compañía en estos momentos”, asegura un analista del sector, quien añade que “la operación está respaldada por el principal accionista pero aun así, OHL tendrá que levantar unos 500 millones de euros en el mercado y el actual contexto no es el más favorable”.
Obviamente, todo el ruido generado por la polémica en México a raíz de presuntos fraudes en algunas concesiones de infraestructuras no constituye el mejor de los escenarios para acudir al mercado en busca de financiación.
Precisamente, la situación en el país azteca, al que OHL tiene planeado convertir en su principal mercado (incluso por encima de España) es otro de los problemas añadidos para la compañía. Con frecuencia se publican en Internet nuevos audios con grabaciones de conversaciones telefónicas entre directivos de OHL México que alargan la sombra de la sospecha sobre la compañía, que se ha defendido con una auditoría encargada a Deloitte, su consultora de cabecera, en la que se certifica que todas sus actuaciones en el mercado concesionario de México han sido correctas.
El 'profit warning' de FCC
A la hora de pedir dinero en los mercados, OHL tiene un referente muy reciente en la figura de FCC. La compañía que preside Esther Alcocer Koplowitz se vio obligada a realizar una ampliación de capital, también por 1.000 millones de euros, para evitar situar en el casillero de los fondos propios una cifra negativa de cientos de millones de euros como consecuencia del intenso saneamiento que ha tenido que llevar a cabo.
La ampliación también suponía la salvación para la que, hasta ese momento, era su principal accionista, Esther Koplowitz, que tuvo que sacrificar esta posición para evitar males mayores con sus propias finanzas. Económicamente asfixiada por la supresión del dividendo de FCC, su única fuente de ingresos recurrentes, vendió sus derechos en la ampliación al multimillonario mexicano Carlos Slim que, desde entonces, ejerce como primer accionista del grupo.
La llegada de Slim ha tenido varias consecuencias; una de ellas, el relevo en el puesto de primer ejecutivo del grupo. Juan Béjar, principal muñidor del plan de saneamiento de la compañía, anunció su marcha a comienzos de julio y desde entonces FCC busca un sucesor. Es uno de los factores que añade incertidumbre sobre el futuro del grupo de construcción y servicios.
Pero no es el único. La ampliación de capital y el aterrizaje de Slim no han enterrado los problemas financieros de FCC. “Queda mucho por hacer”, sentenció Béjar en su despedida ante los accionistas en la junta de finales de junio. Y todo apunta a que tenía razón. Los resultados semestrales publicados en la tarde del jueves incluyen dos puntos negativos: en primer lugar, la vuelta a pérdidas (paradójicamente, Béjar abandona la compañía con las cuentas en rojo, como cuando llegó) porque la venta de Cemusa está tardando en rematarse; en segundo término, una revisión a la baja de los objetivos de resultados para 2015, según confirmó el director financiero, Víctor Pastor, en la conferencia con analistas. El incremento del 5% previsto para el Ebitda se quedará a buen seguro en la mitad.
Ventas de activos
El responsable financiero de la compañía tampoco despejó con firmeza la posibilidad de tener que realizar otra ampliación de capital, aunque no sería la fórmula preferente para captar fondos. No es una circunstancia que tranquilice a los mercados.
Tampoco serán meses fáciles para Acciona, que busca una salida para sus activos relacionados con el sector inmobiliario. Una operación que ya ha tenido que realizar Sacyr, con la liquidación de Vallehermoso a través del canje de deuda con los bancos acreedores y con la venta de Testa a la socimi Merlin Properties, que permitirá a la compañía presidida por Manuel Manrique amortizar una buena parte del crédito relacionado con su participación en Repsol.
No será el verano más complicado para ACS, que vivió su particular vía crucis en 2012, cuando inició su ruinosa salida del capital de Iberdrola. Sin embargo, tampoco cuenta con un panorama totalmente despejado. Sus filiales internacionales, Hochtief y especialmente Cimic por su situación financiera, están generando numerosos quebraderos de cabeza al grupo que, por otra parte, prepara el desembarco de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado para el próximo año.
Como excepción a toda regla aparece Ferrovial. Con un avance en Bolsa del 34% desde enero, la compañía controlada por la familia Del Pino cotiza en zona de máximos históricos, con una capitalización que supera los 16.000 millones de euros y, sin duda, es la que cuenta con el horizonte más despejado.