La salida de E.ON del mercado español se complica. El grupo alemán quería cerrar la venta de todos sus activos, cuyo valor estimado en el mejor de los escenarios sería de 3.000 millones de euros, este mismo mes de noviembre, pero el proceso se ha torcido tras la llegada de las ofertas vinculantes de los interesados.
E.ON y su banco asesor, Citi, confiaban en vender toda la compañía a un solo comprador o a un consorcio de empresas y fondos, que lanzarían una agresiva oferta por todos los activos, según las previsiones iniciales.
Pero el gigante alemán, tras recibir las ofertas, se ha topado con la cruda realidad. La mayoría de los ofertantes se han interesado por activos concretos, pero no por todo el conjunto, lo que ha obligado a la compañía a replantearse el proceso. E.ON y Citi están analizando la creación de paquetes separados de activos para atraer mejores ofertas, lo que dilatará el proceso de venta hasta, como poco, enero de 2015, según confirmaron varias fuentes consultadas por Vozpópuli. Fuentes oficiales de E.ON no quisieron hacer comentarios al respecto.
Endesa, uno de los principales interesados en la operación, sólo ha presentado oferta por el área de comercialización, es decir, por la cartera de clientes, que asciende a 616.000 usuarios. Pese a su interés inicial por presentar una oferta por todos los activos, la compañía que preside Borja Prado sólo se ha interesado por el negocio maduro y recurrente, el de los clientes finales, los que pagan el recibo, dejando a un lado los activos de generación y de distribución, sometidos a los vaivenes regulatorios.
Otro gigante del sector, Gas Natural Fenosa (GNF), habría seguido el mismo camino y sólo habría presentado oferta por activos específicos.
La idea es agrupar en un lote los activos menos rentables para facilitar su venta a fondos de inversión, dado el nulo interés mostrado por las grandes eléctricas
El grupo Villar Mir y algunos fondos de inversión como KKR, CVC, Riverstone, Blackstone y Macquarie, entre otros, podrían haber presentado oferta por el conjunto de los activos, un extremo que no ha podido ser confirmado.
La disparidad de intereses de los posibles compradores y las pocas alianzas que se han producido para la presentación de ofertas conjuntas (grupo industrial más fondo de inversión) han retraído a E.ON, que se va a tomar un tiempo para rediseñar la operación y hacerla más atractiva.
De hecho, el grupo alemán confía en que los grupos industriales más importantes (Endesa y GNF, esencialmente), se muestren abiertos a negociar la compra de más activos, pese a mostrar interés sólo por áreas específicas del grupo. Hay centrales térmicas como Escatrón (Aragón) y algunas plantas eólicas modernas que son muy rentables y encajarían perfectamente en el portfolio de estas dos grandes eléctricas.
E.ON confía en que los grupos industriales se muestren abiertos a negociar la compra de más activos de aquellos por los que han pujado inicialmente
Un bueno número de los activos en venta, al estar ubicados en la cornisa cantábrica (E.ON es heredera de Viesgo), son complementarios con los de las otras grandes eléctricas.
E.ON España cuenta con más de 1.100 empleados y tiene plantas de generación en Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Cataluña, que suman una potencia de 4.500 megavatios (MW). En el negocio de la distribución, la compañía cuenta con 33.000 kilómetros de red para distribuir electricidad en Cantabria, Asturias, Norte de Castilla y León y Galicia.
Según las fuentes consultadas, los activos menos rentables del grupo se podrían agrupar en un lote específico, que sería más atractivo para los fondos y que se ofertaría a precios más bajos.
Los grupos industriales, por su parte, se lanzarían a por el resto de activos a precios más agresivos, que compensarían los de derribo de los menos rentables. En conjunto, E.ON sigue aspirando a obtener unos 3.000 millones de euros para hacer cash y dejar España, después de haber entrado por la puerta de atrás en 2008 al perder la batalla por el control de Endesa, que finalmente cayó en manos de la italiana Enel por decisión del Gobierno de Zapatero y a no ser capaces de rentabilizar sus inversiones.