Cuando las dos partes de un conflicto acuden de forma voluntaria a la mediación de un Tribunal de Arbitraje, aceptan de buena fe los gestos del contrario de cara a una posible solución, algo que también es valorado positivamente por el Tribunal a la hora de emitir su laudo definitivo.
Y esa sana buena fe es la que Cristina Fernández de Kirchner está utilizando en su nueva maniobra en el conflicto que libra con Repsol por la expropiación del 51% de YPF en abril de 2012.
Como la vía negociadora entre la comisión paritaria de Repsol y Pemex con la Casa Rosada sigue en vía muerta, la presidenta de Argentina y su equipo han diseñado un plan para tratar de tender una trampa a la petrolera española.
Kirchner va a ofrecer a Repsol una aportación unilateral y voluntaria de 1.500 millones de dólares que serán depositados en una cuenta del Banco Nación. Este monto estaría a disposición de la petrolera que preside Antonio Brufau como compensación provisional por la expropiación del 51% de YPF, a la espera de que el Tribunal de Tasaciones de Argentina fije la indemnización definitiva que el Gobierno está dispuesto a pagar.
Es un caramelo envenenado, ya que se trata de un pago provisional que está a años luz de la indemnización que pide Repsol, que valora su participación expropiada en 10.500 millones de dólares.
Así que Brufau no tiene más opción que rechazar esta propuesta o gesto de buena de Kirchner de cara a las negociaciones para una solución definitiva. “Aceptarla sería un suicidio, porque es evidente que el 51% de YPF y su parte correspondiente del yacimiento de Vaca Muerta valen mucho más”, señalan fuentes empresariales.
Jurídicamente, la maniobra se valora de forma positiva en un arbitraje, porque demuestra la disposición de llegar a un acuerdo de una de las partes
Y es ahí donde está la trampa. El Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), donde Argentina y Repsol tendrán que verse las caras para buscar una solución al conflicto valora positivamente este tipo de gestos de cara a las negociaciones de las partes y no ve con buenos ojos que la otra parte los rechace, señalan a Vozpópuli fuentes especializadas en derecho internacional.
“Jurídicamente, poner en una cuenta bancaria el valor de lo que una parte estima que debe abonar a la otra parte se interpreta como un acto de buena fe en los procesos arbitrales, dado que a este tipo de tribunales se acude de común acuerdo de las partes y se premian los esfuerzos por buscar una solución”, señalan estas fuentes.
Desde el entorno de Repsol consideran que ésta es otra nueva maniobra del Gobierno argentino para eludir el pago de la indemnización, como fueron las anteriores, en las que de forma oficiosa se llegó a ofrecer un pago de 1.500 millones de dólares más una participación del 47% de una nueva sociedad controlada por YPF para explotar una parte de Vaca Muerta.
Kirchner trata de tender una trampa a Brufau, que se verá obligado a rechazar la 'buena fe' de la presidenta, y eso quedará reflejado en el proceso arbitral
El diario La Nación publicó este miércoles que Kirchner trata también de cubrirse las espaldas a nivel interno, dado que con el ofrecimiento de un pago inicial a Repsol se estaría cumpliendo con la normativa nacional de expropiaciones, que además fija 24 meses para determinar la indemnización definitiva. Y ya han pasado 17 meses desde que se decretara la expropiación.
También ayer miércoles, Repsol recibió el respaldo sin fisuras de la Comisión Europea, que se comprometió a llevar el conflicto a la OCDE, organismo que preparará un informe en las próximas semanas.
La Comisión Europea considera "una prioridad" la solución del conflicto, pero admite la falta de instrumentos para defender a Repsol ante Argentina
Lo dijo, en un acto en Bruselas, el jefe de unidad para Latinoamérica de la Dirección de Comercio de la CE, Matthias Jorgensen, que reconoció que este conflicto sigue siendo una “prioridad”, pero al mismo tiempo reconoció que el Ejecutivo comunitario tiene una capacidad de actuación muy limitada y cuenta con pocos instrumentos para ello.
En ese mismo acto también intervino el vicesecretario general de Repsol, Miguel Klingenberg, que recordó que el deseo de la petrolera es “encontrar una solución extrajudicial”, pero para ello “hace falta que quieran las dos partes”.