Uber se ha visto forzado a cambiar el sistema de tarificación que era una de sus grandes señas de identidad: los precios sin cerrar. La tarifa con precios dinámicos, que van subiendo o bajando en base a un algoritmo que calcula la demanda, los vehículos disponibles y la hora del día, se mantiene pero ya no ofrecerán un rango de precios cuyo precio final sólo se conoce al final del trayecto. Al contrario, se imita el modelo de Cabify donde se ofrece un precio cerrado por trayecto que no sufre variaciones ni por tráfico ni por otros azares.
La compañía ha presentado este jueves sus nuevas instalaciones en Madrid y a su nuevo director de movilidad, Juan Galiardo, quien ha explicado que este nuevo modelo subirá el precio por kilómetro pero "seguirá siendo el más competitivo del mercado". Precisamente Madrid es la segunda ciudad del mundo donde se implanta este nuevo modelo, que se extenderá allí donde la compañía crea que sus clientes lo demandan.
Este cambio es una decisión tomada desde las oficinas centrales de la compañía, una empresa que ha vivido un cambio en su máximo directivo en los últimos meses con la salida de Travis Kalanick, al que ha costado encontrar sustituto.
El algoritmo
Este algoritmo que usa Uber hace que, por ejemplo en los momentos de altísima demanda en las ciudades, como a la salida de conciertos, partidos de fútbol, fiestas patronales, etc, los precios se eleven actuando con efecto disuasorio para los clientes. La misma tarifa hace que, en momentos valle (por ejemplo, durante la madrugada entre semana), los precios de Uber sean muy competitivos.
La compañía ha presentado este jueves de forma oficial su nueva sede en Madrid, desde donde dará servicio a España, Portugal, Italia, Grecia, Israel y Turquía.
Han subido la tarifa mínima de 5 a 5,5 euros. Lo han hecho, aseguran, porque creen que el conductor puede ganar más. Han subido el precio por kilómetro y bajado un 50% el precio por minuto.