El Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha sumado este miércoles a la oleada de revisiones a la baja del crecimiento económico en España al anunciar un recorte en su previsión de Producto Interior Bruto (PIB) del 6,4% que vaticinaba en abril al 5,7%, el mayor tijeratazo de todas las economías de la Unión Europea (UE).
El recorte de siete décimas en el crecimiento previsto para este ejercicio contrasta con una mejora en la previsión para 2022: el FMI prevé ahora que el PIB crezca un 6,4% el próximo año, frente a la estimación del 4,7% que manejaba en primavera, lo que refleja el retraso en la recuperación económica tras la crisis de la covid-19.
El enfriamiento del optimismo para España, que choca con el optimismo del Gobierno, es el más acusado del FMI para todas las economías de la UE. De hecho, en su World Economic Outlook sólo baja sus estimaciones de 2021 para Alemania (vaticina un crecimiento del 3,1%, medio punto menos que en abril) y para Eslovaquia (crecerá un 4,4%, tres décimas menos).
Esta institución no detalla en su informe a qué se debe el recorte de las previsiones para España, pero se produce tras el creciente aumento de los precios, el retraso en la ejecución de los fondos europeos y después de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) recortara el crecimiento del segundo trimestre del 2,8% al 1,1%, lo que ha desencadenado muchas revisiones a la baja. Este martes, BBVA Research revisaba a la baja su previsión hasta el 5,2% para 2021 y al 5,5% para 2022.
El FMI revisa al alza el crecimiento de todo el resto de economías en la Eurozona, por la mejora del consumo . La mejora más sustancial es la de Irlanda, para la que pronostica un crecimiento del 13%, 8,8 puntos superior al estimado en abril, seguida de Estonia, para la que prevé un repunte del 8,5%, 5,1 puntos más.
"Una recuperación cada vez más resiliente está teniendo lugar en Europa, apuntalada por incrementos graduales en las tasas de vacunación y la movilidad. Las políticas macroeconómicas fuertemente acomodaticias y los sistemas de protección ante la covid-19 han pavimentado el camino para la recuperación, ayudando a preservar el empleo y protegiendo los balances del sector privado", resalta el FMI.
Sin embargo, advierte de que "la incertidumbre sigue siendo elevada", entre otras cosas porque hay riesgo de que aparezcan nuevas cepas del coronavirus en países en los que las tasas de vacunación son muy bajas.
La institución que dirige Kristalina Georgieva pronostica un crecimiento global del 5,9% en 2021 (una décima menos de lo que esperaba en abril); las economías avanzadas repuntarán un 5,2%; la UE crecerá un 5,1%; Estados Unidos, un 6%; China, un 8%; y Japón, un 2,4%.
En cuanto a la preocupante evolución de los precios, el FMI pronostica que la inflación cierre el año en un promedio del 2,2% en España, 1,2 puntos más de lo que estimaba en abril, debido al reciente aumento de los precios en el país. Para 2022 espera que se modere al 1,6% y en 2023, al 1,4%.
Los precios repuntarán un 2,1% en media en la Eurozona, un 2,4% en la Unión Europea, un 2,8% en las economías avanzadas, un 4,3% en Estados Unidos y un 5,1% en los mercados emergentes y economías en vías de desarrollo. La excepción a esta evolución de los precios es Japón, dondeel IPC caerá un 0,2% este año.
"Se espera que las presiones inflacionistas amainen en 2022, a medida que las restricciones por el lado de la oferta se disipan y los precios de la energía se estabilizan. Después de llegar a máximos del 2,1% en 20221, se proyecta que la inflación anual en las economías avanzadas de Europa se modere hasta el 1,8% en 2022.
El FMI advierte de riesgos a la vista
Uno de los riesgos principales que detecta el FMI, además de la aparición de nuevas variantes de la covid-19 por las bajas tasas de vacunación en las economías emergentes, es que las disrupciones en la cadena de suministros perduren en el tiempo, lo que unido a un mantenimiento de los precios de la energía en niveles altos podría "limitar la producción en sectores clave y dar lugar a más presiones sobre los precios".
Esto a su vez podría incrementar las expectativas de inflación y dar lugar a un endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales (tightening) más rápido de lo previsto, lo que "podría enfriar la recuperación".
Aunque, al mismo tiempo, "una caída más rápida de lo esperado en la tasa de ahorro, que es notable en los países avanzados de Europa, podría acelerar la recuperación a corto plazo". "A medio plazo, el estrés político, desencadenado por los legados de la pandemia, podría poner a las economías y a las sociedades bajo presión", advierte.
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