La reforma del impuestazo planteada por José Luis Escrivá no ayudará a dar más crédito a las pymes. El gobernador del Banco de España abogó por rediseñar el gravamen, al estilo planteado por el ministro Carlos Cuerpo, para fomentar los préstamos a las pequeñas y medianas empresas. La idea sería descontar las provisiones de la base imponible, pero las entidades bancarias descartan que esta medida sea eficaz en el actual contexto económico, según trasladan a Vozpópuli distintas fuentes financieras.
“Hay actividades bancarias que tienen más riesgo, por ejemplo, el crédito a las pymes, pero que también tienen más provisiones. En la medida en la que no deduces provisiones de la base imponible, puedes estar penalizando en términos relativos una actividad bancaria sobre la que la imposición debería ser neutral”, planteó Escrivá en una reciente entrevista a Expansión. En abril, Cuerpo se abrió a flexibilizar el gravamen ligándolo a la evolución de los tipos o para fomentar el crédito a las pymes.
Fuentes de uno de los grandes bancos del país advierten de que el coste del riesgo en general para la banca, que mide las dotaciones para insolvencias sobre el crédito total, ahora mismo está en niveles mínimos. Las declaraciones del gobernador, que hasta hace pocas semanas se sentaba en el consejo de ministros, se toman con bastante consideración entre los bancos, ya que fue el propio Escrivá el que ideó el impuesto extraordinario por el rally de los tipos.
No es la primera vez que al sector se le discrimina, que ya paga una impuesto de sociedades del 30%, por encima de otras industria”, Gloria Ortiz, consejera delegada de Bankinter.
La caída de la morosidad a niveles previos a la crisis financiera de 2008 ha propiciado que las entidades recorten a mínimos de 18 años sus provisiones precisamente para cubrir el riesgo del crédito dudoso. Esa hucha de fondos cerró agosto en los 26.642 millones, una cifra no vista desde agosto de 2006, según los últimos registros disponibles del Banco de España.
No al modelo de Meloni
Lo que parece que está descartado por Moncloa es el 'modelo Meloni'. El Gobierno de Italia utiliza lo recaudado por el impuesto al sector bancario para reforzar el colchón de solvencia, que sirve para hacer frente a situaciones de crisis. Este planteamiento, como inciden fuentes financieras, se descarta con las propias políticas de las entidades, que están apostando por pagar más dividendos y recomprar acciones para devolver parte del exceso del capital a los accionistas.
El BCE y el FMI desaconsejan un impuesto permanente porque puede restringir el crédito a familias y empresas
“Vamos a leer hasta la letra más pequeña o el mínimo detalle para ver si el impuesto es recurrible”, dejó claro ayer Gloria Ortiz, consejera delegada de Bankinter. Verbalizó una opinión generalizada en el sector, que se prepara para dar la batalla legal al impuesto permanente. Todos los bancos y patronales tienen recurrido ante la Audiencia Nacional el gravamen temporal al considerar que se trata de una tasa “discriminatoria” para la banca, ya que no se aplica en otras jurisdicciones e, incluso, penaliza a unas entidades sobre todas.
La consejera delegada de Bankinter ahondó ayer en este planteamiento y dejó entrever que el Gobierno vuelve a atacar al sector por la crisis financiera. “No es la primera vez que al sector se le discrimina, que ya paga una impuesto de sociedades del 30%, por encima de otras industria”, se quejó.
Las declaraciones de la banquera de Bankinter antecedieron al comunicado conjunto de las patronales AEB y CECA para rechazar de plano el intento de Moncloa de convertir el impuesto en permanente. En un tono duro, expresaron su “enérgico rechazo” por el impacto tanto en el sector como en la economía y avisaron de que acabará frenando la inversión y el crecimiento económico.
Ofensiva sectorial
“Gravar la actividad bancaria de forma permanente con un impuesto extraordinario significa frenar la inversión, el crecimiento económico y la creación de empleo en el conjunto de la economía”, advirtieron las patronales bancarias, que pusieron sobre la mesa que la recaudación de este impuesto supone una merma de unos 50.000 millones de euros en la capacidad del sector bancario para dar créditos en España.
Moncloa trabaja en el diseño de un nuevo impuesto para convertirlo en permanente, después del creado a finales de 2022 por los beneficios extraordinarios de los bancos en pleno ciclo alcista de los tipos de interés. Ahora idea un rediseño, que podría gravar los beneficios en lugar de los ingresos del negocio típico y que coincidirá con el acelerón en las rebajas de los tipos por parte del BCE. En Fráncfort y en el Fondo Monetario Internacional (FMI) se oponen precisamente por su impacto en la concesión de crédito a familias y empresas.
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