Los banqueros estadounidenses sonríen tras la victoria de Donald Trump. Los gigantes de Wall Street han encontrado en el republicano un aliado en su cruzada contra el exceso de regulación en el sector financiero y un acicate para desatascar el negocio de las fusiones, que generan jugosas comisiones para la banca de inversión.
Trump se ha comprometido a endurecer los aranceles de productos extranjeros como estrategia central de su política económica. Pero también ha basado su campaña en la promesa de impulsar una regulación más laxa, que sería un incentivo a las operaciones corporativas atascadas durante los últimos años en todo tipo de sectores.
Algunos banqueros de inversión con conexiones con Estados Unidos admiten en privado que se están revisando algunas transacciones que se dejaron en el cajón por considerar que no pasarían el filtro regulatorio de la Administración Biden.
“Se espera que la Administración Trump esté más abierta a fusiones y adquisiciones sensatas de lo que muchos creen que ha sido el caso bajo la Administración Biden", aseguró a Reuters Gene Ludwig, un exalto regulador bancario que ahora asesora a instituciones financieras como CEO de Ludwig Advisors. Desde la boutique de banca de inversión KBW se apuesta también por un camino más despejado para las fusiones en Estados Unidos gracias a unas reglas menos estrictas.
La Administración Biden soliviantó durante los cuatro años de mandato a los grandes banqueros por el aumento de las exigencias de capital, que restaría capacidad de maniobra a las entidades. “Es hora de luchar”, instó sin ambages Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan Chase, semanas antes de las elecciones tras el intento de la Reserva Federal de fijar nuevas reglas al sector.
Déjenme el petróleo a mí. Tenemos más petróleo y gas que cualquier otro país en el mundo, incluidos Arabia Saudí y Rusia, y vamos a aprovecharlo”, dijo Trump tras ganar las elecciones.
El ejecutivo del banco más grande de Wall Street llegó a calificar de “asalto” las nuevas exigencias y abogó por una ofensiva sectorial en los tribunales. “Estoy harto de esto”, afirmó.
Amenaza de destituciones
En el punto de mira está Michael Barr, vicepresidente de supervisión, quien intentó promulgar una serie de reglas para elevar en un 4% los requisitos de capital a los bancos. Estas medidas penalizarían además al sector incluyendo las ganancias y pérdidas latentes dentro del capital regulatorio. Precisamente se espera que Trump destituya a Michael Barr como una de sus primeras decisiones al frente de la Casa Blanca.
Para cerrar el círculo, en la prensa estadounidense se lleva tiempo especulando con que Trump nombraría a Dimon como secretario general del Tesoro. Un movimiento que de confirmarse estrecharía los vínculos entre la Administración republicana y los gigantes de Wall Street.
Pero los beneficios para el sector financiero no quedarían ahí. Trump prepara un plan agresivo de rebajas de impuesto y se ha propuesto como una de sus primeras medidas económicas inundar el mercado con más petróleo. Dos acciones que aumentaría la inflación de Estados Unidos que parecía que se empezaba a corregir y que llevó esta misma semana a la FED a bajar los tipos otros 0,25 puntos, hasta situar el precio oficial del dinero en el rango del 4,5%-4,75%. “Déjenme el petróleo a mí. Tenemos más petróleo y gas que cualquier otro país en el mundo, incluidos Arabia Saudí y Rusia, y vamos a aprovecharlo”, dijo Trump tras ganar las elecciones.
Presión sobre la FED
El mercado ya descuenta que la Reserva Federal probablemente tenga que cambiar el rumbo y volver a subir los tipos para afrontar el aumento de precios por el plan económico de Trump. Otro viento a favor de los bancos de Wall Street, que volverían a engrosar los ingresos del negocio típico. La duda será si Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, se deja influir por el nuevo presidente, que aspira a que su opinión se tenga en cuenta sobre las decisiones de política monetaria.
En cualquier caso, Powell dijo esta misma semana que no piensa dimitir y que defenderá la independencia de la institución monetaria ante las amenazas de injerencia de Trump. El pulso ya ha empezado.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación