El Gobierno ya tiene la fórmula mágica que le permitirá conseguir los fondos para la banca sin que haya una intervención que nos aboque a los apuros de Grecia, Portugal o Irlanda. Según fuentes del Ejecutivo y de Bruselas, la clave reside en una enmienda introducida por el eurodiputado francés del Partido Popular Europeo, Jean-Paul Gauzès. Ésta determina que cualquier inyección de recursos a las entidades sólo pueda imponer condiciones para el ámbito financiero, y nunca para el conjunto del país.
Además, el Ejecutivo estudia otras posibilidades. Entre ellas, el propio Luis de Guindos valora varias interpretaciones más laxas del Tratado de creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Según las lecturas que maneja, los directivos que gestionan este fondo de salvamento ya están habilitados para recapitalizar directamente a las entidades españolas evitando el rescate de todo el país.
Sin embargo, en el entorno del Gobierno cobra mucha más fuerza el uso de la ‘enmienda Gauzès’, cuya interpretación es meridiana. Este artículo se ha adjuntado hace muy poco a la legislación del llamado ‘two pack’, una regulación que aún debe aprobar el Parlamento Europeo y que brindará más poder a Bruselas en dos aspectos: por un lado, la UE podrá controlar 'ex ante' los presupuestos nacionales e, incluso, devolverlos a los países para que se rehagan. Por otro, someterá a una férrea vigilancia a los Estados que presenten serios riesgos hasta el punto en que podrá obligarles a seguir duros programas de ajuste.
Todo ello tendrá que ser aprobado por el Parlamento Europeo y negociado a continuación por los jefes de Estado y de Gobierno. Por eso, Mariano Rajoy quiere tomar la iniciativa de cara a las próximas cumbres, la del 22 de junio en Roma y el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio en Bruselas. Según fuentes cercanas al presidente, Moncloa prepara una propuesta española que incluya la defensa de la ‘enmienda Gauzès’ y de los eurobonos.
Si hasta hace escasas semanas Rajoy quería mostrarse como un socio responsable y por tanto un posible apoyo para Merkel, ahora la estrategia ha virado hacia otras capitales europeas. Rajoy ha decidido que no se aliará con ningún país y que pactará por materias y según convenga, sostienen miembros del Gabinete. La visita de Guindos a París se enmarca en este nuevo escenario.
De hecho, el Ejecutivo también observa con agrado la alternativa existente a los eurobonos: el llamado fondo de amortización de la deuda, ideado por consejo de sabios alemanes y ahora respaldado por los socialistas germanos. Este vehículo se quedaría con toda la deuda de los países que exceda el 60 por ciento del PIB con el fin de amortizarla en unos 25 años.
En la pasada reunión informal del 23 de mayo, los líderes europeos por fin diagnosticaron que el problema del euro consistía en la ausencia de credibilidad política y, por consiguiente, de un proyecto claro. Todos estuvieron de acuerdo en que unas diferencias tan grandes en los tipos de interés de la deuda pública resultaban irracionales e insostenibles. De modo que encomendaron a Barroso, Juncker, Van Rompuy y Draghi que confeccionasen una propuesta de arquitectura europea. De ahí que incluso Merkel haya dado ya su visto bueno a la instauración de un sistema paneuropeo de resolución de crisis bancarias, justo lo que presentó ayer la Comisión Europea. El desarrollo de las iniciativas marcha a una velocidad inaudita en Europa.
Por ello, miembros del Gobierno consideran que el debate europeo esta vez sí va en serio. Creen que pronto habrá un plan con un calendario y medidas tangibles y cuantificadas, unos hitos que a su vez se traducirán en una relajación de los mercados. O al menos eso esperan.