La localidad de Talayuela ha sido históricamente un pueblo cacereño dedicado a la plantación de tabaco. Un negocio en declive, tras quedarse sin las ayudas de Europa, que ha sido el gran culpable de la huida de cerca del 20% la población en la última década. Otros cultivos como el espárrago no han logrado llenar este vacío pero, desde 2020, los talayuelanos tienen en la producción de energía solar fotovoltaica una de sus principales actividades económicas.
“Los ciudadanos están encantados con esta oportunidad”, explica el alcalde de Talayuela, Ismael Bravo, ante la pregunta de Vozpópuli. Talayuela Solar cumple este mes su primer año de actividad. Con 300 megavatios (MW) de capacidad instalada ocupa el segundo lugar España en el ranking de plantas solares en operación. Stakraft, la empresa de renovables del Gobierno noruego, se encarga de que 'el nuevo tabaco' de Talayuela funcione exprima cada rayo de sol que cae en los cerca de un millón de paneles fotovoltaicos extendidos por los 1640 campos de fútbol (820 hectáreas) de dehesa cacereña.
“Hemos pasado de cuatro a 6,6 millones de euros el presupuesto del Ayuntamiento gracias a esta infraestructura”, comenta el alcalde. Una cuantía que llega por el pago anual de Stakraft a la Administración local por la explotación de su terreno y por el pago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) que, según estima Bravo, se elevaría hasta los cerca de 600.000 euros por el pago anual.
También sale beneficiado el único terrateniente de estas 820 hectáreas que recibe una cuantía cerca al millón de euros anuales por la cesión y que cobrará los próximos 40 años, que es la vida útil que se estima que tenga esta planta. "Sigue siendo raro ver el campo con tanta placa", explica a este medio un habitante del pueblo. "Pero, aunque la gente se queje como con todo, es bueno todo lo que sea economía para que no se vacíe el pueblo", añade.
Potenciar la economía local
"Cada proyecto solar tiene la obligación de potenciar la economía local", comenta sobre el terreno José Donoso, director general de UNEF (Unión Española Fotovoltaica). Durante la construcción de la planta solar, la compañía invirtió en empresas locales más de 1,2 millones de euros y contrataron a cerca de 900 personas, de los que 262 fueron talayuelanos.
La directora de sostenibilidad en Statkraft Iberia, Erica Morales, destaca en este sentido que se recurrió a colectivos minoritarios, como el pueblo gitano del municipio, ocuparon el 18% de los puestos y la colonia extranjera de Talayuela fue responsable de otro 17% de los trabajos. Otro compromiso de Stakraft fue patrocinar al Club de Fútbol de Talayuela, que provoca que un equipo de la 1ª división extremeña este patrocinado por una empresa del Gobierno noruego.
Una planta solar con animales
Los animales y plantas de Talayuela también se llevan su parte de protagonismo. De las 820 hectáreas de superficie de esta planta, 312 han sido reservadas para protección medioambiental, manteniendo todas las encinas del entorno y recuperando especies que habían desaparecido.
El operador de esta planta solar se ha comprometido a plantar 5.000 bellotas al año, para incrementar el número de encinas en la zona. Además de desplegar islas flotantes con vegetación para favorecer la nidificación del pato cuchara, el ánade friso, el zampullín chico y, en ocasiones, la avefría. "El respeto por la flora y fauna, con gran foco en las aves locales, es una de las principales exigencias en el sector", apunta Donoso. A esta actividad animal se unirán en breve un grupo de 500 ovejas para colaborar con Statkraft en el desbroce natural de esta planta solar.
Durante estos doce primeros meses de vida, esta planta ha producido 498.472 MWh. Una producción que es suficiente, según su estimación, para abastecer con energía limpia a 148.000 hogares durante un año. "Equivalente a la ciudad de Badajoz durante todo un año o hasta 22.000 trayectos anuales del futuro AVE Madrid-Badajoz", anunció el proyecto en su anuncio.
El primer aniversario de esta planta solar se enmarca dentro de un contexto de altos precios de la electricidad. Su extensión por la dehesa extremeña y por el resto de terrenos vaciados de España pretenden generar una energía limpia y barata, colaborando tanto con el paisaje como con la economía local.
