En un momento en el que Podemos plantea una reforma fiscal en la que subir el IRPF entre tres y cinco puntos a las rentas a partir de 120.000 euros, en el que el comité de expertos que ha designado Hacienda para que le asesore en la reforma fiscal ultima su informe -en el que piden, como el Gobierno de Pedro Sánchez, una armonización fiscal al alza para obligar a la Comunidad de Madrid a subir impuestos-, y cuando se acerca la Campaña de la Renta, un análisis del IRPF muestra conclusiones sorprendentes sobre su capacidad de redistribuir renta, es decir, de reducir desigualdad, según la tarifa y las circunstancias de cada comunidad autónoma. Madrid es la comunidad con la tarifa que más reduce la desigualdad en su territorio, un 49,55%, seguida de Baleares (45,63%) y Cataluña (43%), donde el impuesto presenta también una eficacia recaudatoria alta. Extremadura es la que menos lo consigue (26,74%), con Andalucía (27,87%) y Castilla-La Mancha (29,39%) en los siguientes puestos.
Así lo muestra la investigación Redistribución y tarifa del IRPF: las apariencias engañan, que dirige José Félix Sanz, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, que parte de que la capacidad de redistribuir renta (o reducir desigualdad) del IRPF depende de la interacción de dos factores: su capacidad de generar recaudación y su progresividad efectiva. Al contrario del mensaje que trasladan el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios, el análisis económico demuestra que para reducir desigualdades es mucho más concluyente la eficacia recaudatoria del impuesto que la progresividad formal de las tarifas aplicadas.
En este sentido, una comunidad con mayor concentración de rentas altas va a tener mayor eficacia recaudatoria. Pero el ránking no se explica sólo por este factor. Aunque la progresividad tiene un papel secundario en la reducción de desigualdades, a la hora de analizar la progresividad hay que tener en cuenta que para reducir desigualdad, el concepto de progresividad relevante es la progresividad efectiva no la progresividad formal.
Es decir, no por tener tarifas impositivas estructuralmente muy progresivas –tipos marginales altos, muchos tramos, etc…– el impuesto resultante va a ser necesariamente más progresivo. ¿Por qué? Porque la progresividad efectiva de un impuesto no sólo depende de la progresividad formal de la tarifa aplicada sino que también depende de las características de la distribución de la renta que soportará el impuesto. Es decir, aplicar tipos marginales altos necesariamente no tiene porqué resultar en una tarifa más redistributiva en términos relativos.
De esta forma, siendo la tarifa que aplica Madrid formalmente la menos progresiva, es la que reduce en un mayor porcentaje la desigualdad que se produce en su territorio. A esto se añade, explica a este periódico José Félix Sanz, que en el caso de la Comunidad de Madrid operan otros efectos para rentas medias y bajas porque tiene la tarifa baja para todas ellas.
Redistribución y Tarifa Del... by Vozpópuli
El poder redistributivo del IRPF del resto de comunidades se distribuye más homogéneamente entre el resto de elementos estructurales como la definición de la base liquidable, la aplicación de los mínimos personales o las deducciones. Por otro lado, la equidad horizontal, que se identifica con el mantenimiento de la ordenación de las rentas brutas iniciales tras la aplicación del impuesto, no parece verse especialmente influencia por la progresividad formal de la tarifa del impuesto.
De hecho, Extremadura y la Comunidad de Madrid son las dos comunidades con menor desigualdad horizontal, a pesar de presentar distribuciones de renta y tarifas muy distintas. Estos números ratifican, por tanto, que la reducción de la desigualdad que genera el IRPF no depende categóricamente de aplicar tipos marginales altos, sino de definir una estructura de tipos impositivos acorde con la forma en que se distribuya la renta entre los contribuyentes, de modo que la interacción entre progresividad formal y capacidad recaudatoria sea óptima.
Madrid, la que más recauda
Se observa que las comunidades con tarifas formalmente más progresivas no son necesariamente las más eficaces recaudando ni reduciendo desigualdad. En este sentido, cabe recordar que tener los tipos marginales altos no significan necesariamente más recaudación. Madrid es, de hecho, la que más recauda, y lo hace con los tipos más bajos. Así, ingresó 11.664 millones de euros en recaudación real por el IRPF con uso de la capacidad normativa, 1.100 millones de euros más que Cataluña en 2019, según recoge el informe sobre La evolución de la financiación de las comunidades autónomas de régimen común, 2002-2019, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Los datos de recaudación muestran que Madrid ingresa más que Cataluña con el modelo opuesto y con un millón menos de habitantes, diferencia que ha aumentado. En 2002, Madrid recaudó 3.556 millones por 3.330 Cataluña. Esta leve ventaja se mantuvo y Madrid empezó a aumentarla sobre todo desde 2010, con la llegada de Artur Mas a la Generalitat.
A esto se añade que los tipos altos tampoco tienen porqué implicar indefectiblemente una mayor capacidad redistributiva para impuesto. De nuevo el ejemplo paradigmático de esta realidad es la Comunidad de Madrid, que aplica la tarifa impositiva formalmente menos progresiva pero que es la más redistributiva comparativamente con el resto de las comunidades porque combina una alta eficacia recaudatoria con una elevada progresividad efectiva.
La cuarta mayor presión fiscal
Otro de los trabajos de José Féliz Sanz con Santiago Álvarez y Desiderio Romero demuestra que la Comunidad de Madrid es la que tiene la cuarta mayor presión fiscal regional, del 33,78%, por detrás de Baleares, Cantabria y Cataluña, según la recaudación impositiva total sobre el PIB regional. Es la que más aporta a la solidaridad y la segunda que más recauda si se tienen en cuenta el IRPF y el resto de impuestos. El estudio mide la distribución territorializada de la recaudación tributaria, a partir de la cual se computa la presión fiscal de cada comunidad.
Este informe también evalúa las alteraciones que genera el Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, sobre el que descansa la aplicación del principio de solidaridad del sistema de financiación autonómica. Los cálculos se realizan para 2018, último año para el que existía una liquidación definitiva del sistema. Para calcular la presión soportada, han asignado a cada comunidad la recaudación tributaria obtenida en su territorio por el Estado, la comunidad autónoma, las Haciendas municipales y la Seguridad Social.
En lo que respecta al cálculo del índice de sacrificio fiscal, que pondera la presión fiscal respecto al PIB neto de impuestos, en términos relativos del PIB per cápita, Madrid, con los impuestos más bajos, no se sitúa en último lugar, sino en el puesto 14, y realizan menor sacrificio fiscal País Vasco, Navarra y Canarias.