Reiner Hoeps es el CEO de Mercedes-Benz en España, una de las marcas que más se involucró desde el principio con el desarrollo del coche eléctrico, y que tras varios años volcada como pocas ha dado un pequeño frenazo adaptándose a las demandas reales del mercado.

En un pequeño evento comparte reflexiones sobre el momento que vive el automóvil, en especial por lo que a la electrificación se refiere, con unos últimos meses convulsos que ha llevado a los fabricantes a replantearse la estrategia respecto a lo que iba a ser un final inminente de los coches de combustión.

Reconoce que mirando atrás es fácil darse ahora cuenta de que la fase de transformación que está viviendo su marca da pie a pensar en que se han podido equivocar tomando decisiones demasiado rápido y que el ‘timing’ en el caso del coche eléctrico no está siendo el pensado hace unos años.

“Hemos hecho un plan muy ambicioso de electrificación y vemos que el mundo va a diferentes velocidades. Hay países con muchas ayudas, otros que apenas tienen y otros, como España, en los que en teoría hay un incentivo, pero el cliente nunca sabe cuándo lo va a recibir”, señala el directivo.

Por todo ello, aunque no habla de marcha atrás, sí de un cambio de plazos en un proceso en el que influyen aspectos expertos al automóvil como son las propias subvenciones o la red de carga, especialmente mala en el caso de España, “quizás suficiente para los coches de hoy, pero cuando pensamos que la Comisión Europea ha dicho que a partir de 2035 ya no habrá ningún coche con emisiones CO2 en la conducción, es difícil imaginarse que la red de carga va a ser la necesaria entonces viendo cómo se está desarrollando”.

Electrificación sí o sí, pero flexible

Mantiene Hoeps que no dejan de perder de vista el objetivo de ser 100% eléctricos porque el mundo tiene que descarbonizarse, pero señala que tienen que ser flexibles por que “uno puede morir en el intento”, en referencia a que si dijeran que a partir de mañana sólo van a vender coches eléctricos, “a lo mejor desapareceríamos en diez años”.

Cree que tienen que ser inteligentes en la transición y que es evidente que tienen muchos coches que no son 100% eléctricos que siguen siendo los más demandados y lamentablemente es "culpa de nuestra propia industria haber contribuido a que los coches de combustión tengan para mucha gente muy mala imagen", aunque “un coche diésel de hoy es fantástico, es limpio con el medioambiente”, pero como industria reconoce que después de todo lo que se ha hecho no pueden ahora decir al público que están todos equivocados y que el diésel es el coche más limpio.

Cada clientes es único. Es el cliente quien decide lo que quiere tener.Reiner Hoeps

Reconoce que han contribuido a destruir la reputación del diésel a nivel global, pero en el trato individual con clientes analizando sus necesidades siguen viendo como esta tecnología es en muchos casos la más adecuada, sobre todo para quienes no confían en la infraestructura de recarga. Como señala Hoeps, “en otras palabras, el cliente decide”.

De sus palabras se recoge que han aprendido que no pueden decidir como marca que a partir de mañana sólo habrá coches eléctricos, sino que "son los mercados y los clientes los que deciden cuándo quieren dar el paso. Nosotros tenemos la obligación de ofrecer todo el abanico de alternativas, las opciones disponibles, pero seguiremos por muchos años, más de lo previsto, ofreciendo coches de combustión, tanto gasolina como diésel”.

Y para cerrar, no podía dejar de lado la polémica de las últimas semanas acerca de los aranceles a los coches eléctricos chinos, de los que confiesa ser «contrario porque nos pondrán aranceles a los europeos allí, cualquier barrera lleva a una escalada, creo en la competencia libre y honesta».

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