El Buscón

¿Alguien sabe por qué se ha marchado el nº 1 de Santander en EE UU?

Por lo visto, Javier Marín y Jorge Morán eran rivales acérrimos desde tiempos inmemoriales.

Sin mucho ruido, Santander ha remplazado al country head de EE UU, Jorge Morán, por Román Blanco. Un auténtico cargazo que supone la salida definitiva del primero, con todos los honores oficiales, eso sí. Curioso, porque Santander es una entidad en la que no se echa a nadie, salvo que tome el nombre de la familia Botín en vano, cosa que hicieron, al parecer, Corcóstegui y Luzón en el pasado.

Yo voy a dar la interpretación que se ha dado en mercado, que no tiene que ser necesariamente la real, por supuesto. Cualquier parecido de lo que cuente con la realidad será pura coincidencia,

Morán fue un ejecutivo aplicado de AB Asesores, donde estuvo un montón de años. No era de primerísimo nivel, pero sí alto. Digamos que en primera fila estaban ‘los 3+1’, es decir, Guerrero, Garralda y Atance, junto a Eguidazu; en segunda los Guindos, Angélica, Satrus, Sanz (es decir, los que pudieron montar banco propio o hacer carrera en política) y después ya sí, después iría Morán y otros más, todos de primer nivel.

Jorge Morán llegó a ser consejero delegado de Morgan Stanley en España después de que compraran AB, pero fue cesado fulminantemente a los dos años, más o menos. El hecho podría ser un desdoro para él, pero en aquellos años, el banco de inversión estadounidense era una entidad demencial, carente de rumbo por completo, en la que el que no se iba a tiempo, era cesado.

Cariacontecido, le contó sus cuitas a Francisco Gómez Roldán, alto cargo del Santander, con quien había hecho muy buenas migas años antes, en la salida a Bolsa de Argentaria. Roldán trabajó en el Vizcaya y luego lo repescó FG en Argentaria. AB Asesores fue uno de los grandes colocadores de aquella operación, que tan bien salió. Roldán y Morán incluso acabaron jugando al golf juntos, y eso une mucho.

Así que, de salir de Morgan, Morán pasó, gracias a la manilla que le echó su amigo, a ser nada menos que consejero delegado de la división de activos del Santander. Pero la cosa fue a más. Parece que cayó en gracia a Botín y cuando nombraron a Gómez Roldán jefazo del Abbey, en 2004, este le eligió de número dos. Cuando Roldán se retiró, fruto de una enfermedad que por desgracia acabaría con su vida, Morán se quedó de responsable en UK. Una carrera meteórica, que hizo que su nombre sonara en las listas de potenciales sucesores de Alfredo Sáenz como CEO del Santander.

Dejemos de momento esta historia aquí.

Secretario

En otro lado, en los años 90 había un secretario de Emilio Botín llamado Javier Marín que recibió como premio a aguantar con lealtad en un cargo de tanto desgaste, el principal puesto ejecutivo en Banif, donde estaba de director José Manuel García de Sola, ex AB Asesores, quien, en su día se las tuvo tiesas con el propio Morán.

Marín, durante todos estos años, ha bregado con Banif sin decir ni pío, lo que ha sido un ‘marrón’ de consideración (Lehman, Madoff, el fondo inmobiliario…) pero el premio ha sido morrocotudo: sucesor de Alfredo Sáenz, en virtud sobre todo de su lealtad a la familia Botín. Casi nadie contaba con él, aunque, como se ha dicho, en esa lista de potenciales consejeros delegados figuraron muchos nombres en su día.

Volviendo a Morán: duró poco tiempo en Reino Unido, donde, sin el apoyo de Roldán, fue relegado por los ‘fontaneros’ del Santander a la división de seguros, algo que le causó una importante frustración.

Allí hizo una labor maja, colocando esa área en posiciones de liderazgo. Con buena … bien se …, podrán decir, pero lo cierto es que hizo una labor que le relanzó a EE UU.

Pero a finales del pasado año, fue para allá también García de Sola, como jefe de la división de activos.

Mientras, Marín, con quien tiene cierta coincidencia generacional, nunca ha ocultado su mala relación con Morán, su rivalidad, su gato, o como se le quiera llamar. Eso aseguran algunos que le conocen.

El resultado está ahí: una discreta salida. Líbreme Dios de decir que ha sido una purga para eliminar potenciales rivales en el futuro o algo así o el resultado de una mala relación personal histórica. Simplemente, son cosas que pasan en las grandes empresas. Morán se marcha a proyectos personales. No hay más. 

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