Gracias a los conflictos internos entre nacionalistas y socialistas Albiol recupera la alcaldía de Badalona. Seguí con preocupación el pleno de la ciudad vecina, que pese a que acabó con el resultado que yo deseaba, me dejó un tremendo desazón por la actitud de los socialistas betulenses.
En Cataluña la política es más compleja que en otros lugares de España. En nuestra tierra la línea trazada entre demócratas y antisistema es una línea que ningún partido que se considere constitucionalista debería cruzar. Al tomar decisiones políticas nos jugamos mucho. No caben pactos con aquellos que establecen como principal prioridad, subordinada a cualquier otra, la ruptura de nuestro país.
Escuchaba a un muchacho de las juventudes del PSC esgrimir el argumento de la necesidad de pactos progresistas para superar la situación actual. Afirmaba con tristeza que la izquierda no había conseguido hacerse con la alcaldía de Badalona. Incluso comprando su marco mental, y asumiendo que la única postura posible para superar la situación actual fuera la aplicación de políticas tradicionalmente de izquierdas me pregunto, ¿cómo es posible creer que estas políticas se podrían aplicar de la mano del nacionalismo más reaccionario? En la lucha por la igualdad, por la prosperidad, lo que no cabe, es el independentismo. Esa ideología abyecta, movida por el odio y que se convertiría en pobreza si fuera posible su materialización por una evidente desconexión internacional. Desde hace años, en este país, quienes aluden a la izquierda tradicional olvidan parte de su esencia. Desconocen el carácter internacionalista de la misma. Ignoran, deliberadamente o no, que es un sinsentido considerarse de izquierdas y nacionalista. No se dan cuenta que nacionalismo y socialdemocracia no pueden ir de la mano. Son como agua y aceite. A la verdadera izquierda se supone que le importan las personas por encima de todo. La izquierda de las fronteras no es izquierda. Es una izquierda revestida de tradicionalismo. Como dice mi amigo Gorka Maneiro, “hoy la izquierda no ha conseguido la alcaldía de Badalona porque no hay izquierda de verdad en Badalona. Será antisistema, populismo o nacionalismo... pero no es izquierda. La izquierda o es antinacionalista o no es izquierda”.
El Partido Socialista ha perdido de nuevo una oportunidad histórica de formar parte de los grandes pactos de altura política
Con independencia de las reflexiones teóricas entorno a la existencia o no de la verdadera izquierda, no podemos negar que vivimos momentos excepcionales que requieren de máxima unidad. No todo vale para arañar el poder, y menos cuando lo que uno se juega es tan grande. El Partido Socialista ha perdido de nuevo una oportunidad histórica de formar parte de los grandes pactos de altura política que tanto necesita este país. El Partido Popular de Badalona, sin embargo, dio una lección hace años en esta dirección. Albiol, pese a ganar las elecciones en 2015 y contar con 10 regidores, facilitó la formación de gobierno al Partido Socialista que había conseguido tan solo 4 para evitar que la CUP gobernara una de las ciudades más importantes de Cataluña. Fue capaz de renunciar a su ambición personal para que Badalona no cayera en manos del independentismo. Demostró entender a la perfección que la causa constitucionalista debe estar por encima de personas e intereses de partido. Años después, el PSC, con tal de que no gobernara el PP estaba dispuesto a pactar con la CUP. Y esto es lo que es francamente preocupante. Que el PSC no haya entendido que no se puede pactar gobiernos con quienes pretenden dinamitar nuestros principios democráticos y constitucionales.
Nunca entenderé que el partido que más ataques ha sufrido en sus sedes sea incapaz de trazar líneas rojas con aquellos que les agreden. Desgraciadamente creo que a muchos ya no nos sorprende por más que seamos incapaces de entenderlo. Les hemos visto pactar con el separatismo en muchísimas ocasiones. En 2017 gobernaban en 60 municipios en coalición con partidos independentistas, tanto de derechas como de izquierdas. Gobiernan en la Diputación de Barcelona y en el Área Metropolitana de la mano de los partidos de la independencia, pero lo de Badalona ha sido probablemente lo más surrealista. Había otras opciones, pero desgraciadamente el PSC siempre mira por el mismo retrovisor en busca de pactos. Solo le importa la procedencia ideológica del partido con el que pacta si ese partido es el Partido Popular. No tiene problema en pactar con el nacionalismo radical conservador que encarna Junts per Catalunya, pero se le hace insufrible la figura de Xavier García Albiol.
Nunca entenderé que el partido que más ataques ha sufrido en sus sedes sea incapaz de trazar líneas rojas con aquellos que les agreden
En España es necesaria otra izquierda, una que, desgraciadamente, el Partido Socialista a día de hoy parece no representar. Una izquierda pragmática, capaz de llegar a consensos y porqué no decirlo, capaz de trasladar esa visión más social que se le presupone poniendo a las personas por delante de banderas y dogmas. Tarde o temprano alguien ocupara ese espacio. Espero.