Las aguas del PSOE bajan cada vez más turbias después del descalabro electoral y hay un sector del partido, esta vez encabezado ni más ni menos que por su presidente, Manuel Chaves, dispuesto a pescar en rio revuelto. El feudo andaluz siempre ha sido importante para los socialistas, pero después de la pérdida de casi todo el poder territorial el pasado 22 de mayo y del serio varapalo sufrido en esta comunidad en las legislativas del domingo, las alarmas se han disparado en Ferraz. José Antonio Griñán ya no garantiza, más bien al contrario, una victoria clara frente a Javier Arenas, por lo que la operación de su descabalgamiento del cartel electoral puede desencadenarse a pocos meses de los comicios autonómicos.
No pocos dirigentes de Ferraz se han quedado impresionados por la velocidad con la que Griñán ha cambiado de opinión sobre quién debe liderar el PSOE a nivel nacional. En cuestión de pocos meses, ha pasado de respaldar a Carmen Chacón como la lideresa ideal a proclamar públicamente su lealtad hacia Rubalcaba y avalar su ascenso a la secretaría general en el próximo congreso, a pesar del oscuro callejón al que ha conducido a los socialistas su candidatura. En el cuartel general de Ferraz se ha interpretado este baile de fidelidades como un intento desesperado de Griñán de aferrarse al cartel electoral y evitar, de paso, que el clan pilotado por Chaves y Gaspar Zarrias gane terreno en la pugna por el control del partido en esta comunidad.
En todo caso, el principal arma que piensa utilizar Griñán para neutralizar su operación de derribo es convocar eleccionesa finales de marzo con el fin de restar margen de maniobra al enemigo. La fecha más probable es la del domingo, 25, mes y medio después del congreso ordinario que el PSOE afrontará en Sevilla para enterrar a Zapatero. Si fuera por Chaves, las andaluzas se celebrarían en mayo con la actual consejera de Bienestar Social, Micaela Navarro, en el cartel electoral. Esta fecha encajaría dentro del marco legal siempre que se tomara como referencia la toma de posesión de los diputados que salieron elegidos hace cuatro años y no el día en el que fueron proclamados como tales por la Junta Electoral. Controversias legales al margen, en este caso la sartén por el mango la tiene Griñán, pues es a quien corresponde la convocatoria de los comicios.
Un golpe de timón
Con independencia de cuando se produzca la cita con las urnas en el principal feudo socialista, la explosiva cosecha electoral del domingo abona la tesis de que Arenas se puede hacer con la mayoría absoluta si el PSOE no da un golpe de timón. Las encuestas internas pronosticaban un sorpasso del PP superior a los 12 puntos que, finalmente, han quedado reducidos a nueve, dato que ha dado un leve respiro y un cierto anclaje a los leales a Griñán para defender la continuidad de su candidatura. Con todo, Andalucía ha dejado de ser en estas condiciones el granero de votos que era para los socialistas ya que el PP ha conseguido 33 de los 60 diputados al Congreso que había en juego. En las municipales del pasado mayo, el PSOE perdió también por siete puntos de diferencia.
El principal argumento de Griñán para frenar esta ofensiva está siendo el batacazo que se ha llevado el propio Chaves en Cádiz, provincia por la que ha sido cabeza de cartel. La apisonadora del PP le ha sacado 15 puntos, un severo castigo solo superado por el fiasco de Almería (20 puntos) y, en menor medida, por el de Trini Jiménez en Málaga (18 puntos). Únicamente Sevilla se ha resistido al tsunami popular con la ayuda de un viejo rockero curtido en mil batallas. ¿Se acuerdan de Alfonso Guerra?