Son 550 metros desde la puerta de la discoteca Epic, en el polígono industrial de Igualada, hasta el punto en el que fue localizada la menor de 16 años, salvajemente agredida. El lugar se encuentra en dirección opuesta al que la chica debía de tomar para regresar a casa. Poco más de medio kilómetro en los que la recién creada Unidad Central de Agresiones Sexuales de los Mossos d'Esquadra se afana en la búsqueda de una pista que conduzca hasta el agresor o agresores. Un tramo que fue testigo de lo que ocurrió aquella noche de Halloween y que tan fatales consecuencias ha dejado sobre la víctima: la agresión sexual fue de tal violencia que en el lugar quedó un rastro de sangre y el operario que la localizó pensó que estaba ante un cadáver. La menor ha salvado la vida tras varias intervenciones quirúrgicas, pero le quedarán secuelas para el resto de su existencia.
El punto de partida se ubica en la sala Epic, en Igualada. Es la noche de Halloween y la menor tiene permiso para trasnochar, lo mismo que sus amistades. Un familiar la deja en un restaurante con sus amigas y le recuerda que a lo largo de la noche le escribirán para asegurarse de que se encuentra bien. Ella asiente, se despide y enfila sus pasos hacia la discoteca, que esa noche reabre sus puertas.
Todo marcha según lo planeado. La familia de la menor le escribe un primer mensaje en torno a las dos de la madrugada. Ella responde que está bien, como adelantó El Periódico. La chica manda un segundo mensaje sobre las cinco de la madrugada y les dice que tomará el tren que sale a las seis desde Igualada para cubrir la distancia que le separa de su casa, en Vilanova i la Geltrú.
Pero algo se truncó a partir de entonces y es lo que los Mossos d'Esquadra tratan de reconstruir. Por el momento se encuentran con un vacío que tratan de completar con los testimonios de los testigos y de las cámaras de seguridad de la zona. El caso es que la menor nunca llegó a casa. Ni siquiera parece que enfilase el camino que discurría primero por el polígono industrial y después por la zona residencial de Igualada para llegar hasta la estación ferroviaria; un trayecto de 1,8 kilómetros que, a pie, son poco más de 20 minutos. Algunos vecinos de la zona ya han descrito que se trata de una zona escasamente iluminada y desangelada.
Lo siguiente que se sabe de la menor es su localización en otro lugar del polígono industrial de Igualada, en sentido opuesto a la ubicación de la estación de ferrocarril. Un camionero dio la voz de alarma al encontrar el cuerpo de la menor tendido en el suelo, semidesnuda y con evidentes signos de violencia. Hacía frío, poco más de cero grados. Eran las siete y veinte de la mañana. Pensaba que estaba muerta. Junto con otro operario cubrieron con ropa a la muchacha y alertaron a las autoridades. En el lugar se presentaron una patrulla de los Mossos y una ambulancia. Pese a las lesiones y a las inclemencias del frío certificaron que seguía con vida y la trasladaron a un hospital. Desde entonces ha encadenado varias intervenciones, aunque le quedarán secuelas de por vida. En lo físico, la más severa será la pérdida de audición de un 80%.
550 metros en Igualada
Los Mossos d'Esquadra rastrean los 550 metros que separan la puerta de la discoteca respecto al lugar en el que la menor fue localizada. Para llegar hasta ese lugar pudieron seguir dos caminos: según se sale de la sala de fiesta, a la izquierda, para caminar entre el polígono industrial; o bien, tomando la ruta de la derecha desde la sala Epic para recorrer una calle salpicada de árboles que va entre el polígono y unos edificios residenciales. El punto en el que se produjo la agresión es en una callejuela de una parcela industrial, con una nave a un lado y una valla al otro.
Los investigadores manejan hasta el momento varios indicios. El primero es el testimonio de los testigos. Los amigos de la menor detallan que salió de la sala acompañada de un joven con quien había quedado esa noche. Según apunta La Vanguardia, los agentes le tomaron declaración y éste afirmó que se había despedido en la puerta antes de que ella le dijera que se marchaba a la estación de ferrocarril para regresar a casa. Por el momento no se ha producido ninguna detención. La violencia de la agresión, además, hace sospechar que pudo ser más de individuo y que probablemente no conocían a la víctima. Pero todas las hipótesis siguen abiertas. La menor, además, no recuerda mucho de lo que ocurrió.
La segunda pista de los investigadores son las grabaciones de las cámaras de seguridad de esa zona de Igualada. Analizan las imágenes en busca de cualquier pista que conduzca hasta el agresor o agresores. Tratan de recomponer el puzle que se oculta en esos 550 metros. ¿Qué camino siguió la víctima? ¿Qué ocurrió entre las seis de la mañana y las siete y veinte? ¿Quién iba con ella? Preguntas que, por el momento, siguen sin respuesta.
Protestas
De forma paralela a las investigaciones de los agentes se ha producido un profundo revuelo social y político en torno al suceso. La madre de la víctima ha valorado los hechos y le ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que aplique medidas más severas para impedir agresiones como la sufrida por su hija. Pequeñas manifestaciones y concentraciones de repulsa se han sucedido en diversos puntos de Cataluña, pero por el momento no ha habido actos multitudinarios.
Por su parte, el Departamento de Igualdad y Feminismos del Gobierno catalán apuntó que "no estamos ante un hecho aislado" y que "cada tres días" se registra una denuncia por agresión sexual en la Comunidad Autónoma. También que está desarrollando "un modelo específico de abordaje de las violencias sexuales". Asimismo, arremetió contra el "patriarcado" presente en "todos los ámbitos": "Las informaciones que promueven la revictimización de las mujeres son intolerables e incumplen la legislación vigente [...]. Ya hace años que el feminismo ha desenmascarado la culpabilización de las mujeres agredidas y la generación de miedo como mecanismo de control sobre todas las mujeres".
Los Mossos trabajan al margen de esa presión con el objetivo de esclarecer lo sucedido en Igualada. Una noche que recomponen pieza a pieza frente a 550 metros que esconden la clave del suceso.