La Navidad es sinónimo de regalos y felicidad. Y estos últimos, de juguetes. Los niños están todo el año soñando a lo grande y portándose bien para que el 24 de diciembre y el 6 de enero, Papá Noel y los Reyes Magos dejen en sus casas todo lo que han pedido en sus listas. Aunque muchos juguetes los tienen en la cabeza desde hace mucho tiempo, hay otros que les entran por los ojos gracias a la publicidad.
Decenas de anuncios bombardean las retinas de los más pequeños en el periodo que va desde finales de otoño hasta la semana del 6 de enero. Desde que existen los anuncios televisivos, la época navideña es la favorita de la industria del entrenamiento para sacar tajada de los millones de padres y madres a los que les toca satisfacer los deseos de sus hijos.
A nadie, a estas alturas de la película, hay que explicarle en qué consisten este tipo de promociones. Pues bien, esta Navidad todo ha cambiado. El renovado Gobierno de coalición sigue tratando de impregnar con su ideología cada rincón de España. Esta vez, a través del Ministerio de Consumo.
Alberto Garzón, ministro con menos carga de trabajo en la historia de la democracia española, decidió abandonar la política para centrarse en su familia. Una decisión tan loable como curiosa, viendo las escasas horas que le ha dedicado a su cartera. A Garzón lo sucedió Pablo Bustinduy, ojito derecho de Pablo Iglesias y hombre con un sobresaliente expediente académico, experto en filosofía política y versado en varios idiomas.
El Ministerio, tras observar las últimas campañas publicitarias de Navidad, decidió ponerse manos a la obra para regular lo que a su juicio eran anuncios sexistas y sin igualdad ni paridad. Reunido con Autocontrol, organismo encargado de regular la publicidad en España, y la industria juguetera, llegaron a un pacto para promover la paridad en los comerciales, además de eliminar, a su entender, estereotipos con respecto a qué debe jugar o no un niño o una niña.
Aunque suene novedoso, ya en 2022 vimos una parte del cometido final de este acuerdo. No hay ningún otro país de la Unión Europea que obligue a las empresas que están bajo el paraguas de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. Es decir, la inmensa mayoría.
Desde el Ministerio, analizando los datos de años anteriores, están contentos con los resultados, y creen que cuando finalice esta campaña serán aún mejores. En la práctica, estas acciones se traducen en que hay más niñas en spots que anuncian juguetes de acción, los cuales se habían promovido siempre mediante niños en televisión.
La Asociación de Usuarios de la Comunicación, en colaboración del Ministerio de Consumo, cifró en un informe que el 65% de los anuncios orientados a tareas del hogar del año pasado contaban con presencia femenina. Del mismo modo, la participación conjunta de niños y niñas en publicidad creció del 35% al 53%, sobre todo en juguetes orientados a chicos.
Juguetes inclusivos sin niños que los disfruten
Esta acción conjunta de jugueteros y Consumo, independientemente del sesgo ideológico que tiene, parece tener un fin concreto, que es el de acabar con ese supuesto machismo y falta de paridad que desde el Ministerio han detectado en la publicidad de juguetes. Sin embargo, poner el foco en estos asuntos más etéreos distrae de lo verdaderamente importante.
En España, hay más de 60.000 niños de 0 a 6 años con algún tipo de diversidad funcional, bien sea auditiva, visual o motora del tronco superior, tal y como explica la empresa IRISBOND, especializada en el desarrollo de sistemas basados en tecnologías de comunicación asistida. Tras analizar el mercado de juguetes actual en España, la conclusión de su estudio es demoledora.
“Tan solo un 21% de los juguetes analizados son manejables por parte de niños con discapacidades motoras. Un 44% lo son por niños con discapacidades visuales y un 86% por niños con discapacidades auditivas, sin ningún tipo de adaptaciones o ayuda externa para jugar. Lo que equivale a que tan solo un 5% de juguetes y juegos son accesibles para las tres discapacidades simultáneamente. A esto hay que sumarle que las opciones disponibles tienen un precio muy superior al resto, entre 120 y 5.000 euros”, revela Elisabetta Bertola, logopeda y especialista en Comunicación Aumentativa y Alternativa en IRISBOND.
Aunque las campañas navideñas siempre logran donaciones de juguetes extraordinarias, no hay en el mercado ni en las casas de la gente este tipo de juguetes, lo que lleva a miles de familias cuyos hijos poseen alguna de las discapacidades anteriormente descritas a no poder adquirir juguetes pensados para ellos e incentivar su felicidad en estas fechas tan especiales para los más pequeños.
Atendiendo a este problema y con la premisa de que todos los niños tienen el mismo derecho a jugar y ser felices, ¿no deberían las instituciones mediar con la industria juguetera para ponerle remedio? Sabemos que construir estos juguetes es muy costoso, y seguramente a las empresas no les sale rentable, pero se podría incentivar con ayudas desde el Estado que estas compañías diseñen juguetes adaptados.
Sería un buen propósito de año, ya que la parte ideológica y revisionista de la publicidad televisiva está bien cubierta y atada por el Ejecutivo.
Messidor
Es que tiene bemoles que se nos obligue a pagar nada menos que *un ministerio* que no tiene otra función que dar por c#|0 a todo el mundo con estupideces ideológicas. Qué ASCO de aristocracia de m|3rd4
Sin_Perdon
Se olvida VozPopuli que la Junta de Andalucía, del Juanma, ha iniciado una campaña publicitaria de "juguetes igualitarios". Habría que preguntarse porqué la prensa pepera denuncia lo que hace la PSOE y pero CALLA cuando la PP hace exáctamente lo mismo. Bueno, es prensa pepera, ahí está la respuesta.