Los partidos de izquierda que sustentan al Gobierno en el Congreso comienzan a romper la mirada única pacifista que tienen sobre las guerras. El primero en manifestar dudas sobre el rechazo al envío de armas a Ucrania ha sido el diputado de Compromís Joan Baldoví, quien este martes, en un ataque de sinceridad, ha reconocido que si estuviera en el lugar de los ucranianos que han tenido que enviar a su familia fuera del país, preferiría "más que una declaración, un arma". No obstante, su partido "en principio" sigue siendo reticente a apoyar el envío de material bélico.
El problema es que cada día que pasa desde que estalló el conflicto el pasado jueves, la guerra entre Rusia y Ucrania adquiere tintes más dramáticos ante la brutal embestida del presidente ruso, Vladimir Putin, contra la exrepública soviética. El pueblo ucraniano está defendiendo a sus familias y cada metro cuadrado de su país. Y ese contexto está haciendo modular a la izquierda española sus posiciones tradicionales.
Así, tanto Compromís como Más País e incluso Unidas Podemos, pese a reiterar el mensaje de que debe haber una desescalada y un cese de las hostilidades, ya hablan abiertamente de la legitimidad de la autodefensa militar ucraniana que ampara las Naciones Unidas en caso de invasión de un Estado a otro. Además, fuentes de Unidas Podemos reconocen que los partidos que sustentan la coalición se aproximan a la crisis ucraniana con diferentes enfoques. De hecho, los morados también ven legítimo el envío de ayuda militar a Ucrania pese a que solo lo aceptarían en caso de que sea toda la Unión Europea en conjunto la que diera el paso.
Respaldo a la prudencia de Sánchez
Así, Más País, comandada por Íñigo Errejón, ha aplaudido la reacción de la Unión Europea a la agresión rusa a diferencia de los morados, quienes se desmarcaron este lunes de la Comisión Europea. El exfundador de Podemos asegura que las medidas de Bruselas están a la altura de la situación, porque acercan a Europa a la autonomía estratégica. Eso sí, respecto al envío de material bélico a Ucrania que ya han anunciado varias potencias europeas, Errejón ha optado por aplaudir la cautela del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Y es que España, según anunció el propio presidente en la noche de este lunes en una entrevista en TVE, no entrará en una escalada belicista arropando militarmente a Ucrania, aunque no aclaró si esa decisión era, ciertamente, una imposición morada. Pero el líder socialista sabe que esa es una línea roja dibujada por sus socios de Gobierno que rompería la coalición. Por el momento hay una suerte de pacto no escrito entre los dos partidos que cohabitan en Moncloa por el que el lado socialista del Gobierno no entrará en aventuras militares.
Apelación a la ONU
Y es que el electorado de izquierdas, según algunos estudios demoscópicos en manos de los morados, solo tolera una aventura militar bajo el paraguas de una misión de paz. Ese es el motivo por el que los de Ione Belarra tampoco armarán revuelo si la ONU interviene con cascos azules en la zona. Los morados, además, ya apelan directamente a la ONU: "Que hablen las Naciones Unidas", ha espetado este martes en rueda de prensa en el Congreso el diputado morado Gerardo Pisarello.
El presidente del grupo parlamentario morado, Jaume Asens, ha evitado entrar a valorar directamente el papel que debe tener la OTAN en Europa y ha preferido poner el foco en Vladimir Putin. Aunque ha reconocido que la Alianza Atlántica ha tenido un papel desestabilizador en el Este de Europa que ha contribuido al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Además, Asens no cree que dentro de Unidas Podemos, donde se encuentra Izquierda Unida, comiencen a aparecer discrepancias políticas de calado aunque los de Alberto Garzón en Madrid secundaran una manifestación contra la OTAN y contra la Putin a partes iguales. "Todos los partidos de Unidas Podemos pensamos lo mismo".
Mientras, en Bruselas, los discursos épicos se suceden como un clamor que incita la ayuda militar a Ucrania y que presiona a Unidas Podemos: "Cuando un potente agresor agrade sin justificación alguna a un vecino mucho más débil, nadie puede invocar la resolución pacífica de los conflictos. Nadie puede poner en el mismo pie de igualdad al agredido y al agresor", ha verbalizado el alto representante europeo para la Política Exterior, Josep Borrell, el mismo que este lunes tiró de las orejas a los partidos antiOTAN con un lacónico "en qué momento viven".