Cataluña

La promesa de un nuevo 1-O afianza a Junqueras como favorito para presidir ERC

El 'exvicepresident' ha arrasado entre la militancia proponiendo otorgarle más poder en la toma de decisiones y retornando al secesionismo maximalista

  • Oriol Junqueras, en el acto de presentación de su candidatura. -

 

'Militància decidim', nombre de la candidatura de Junqueras para presidir ERC, no es casual. Desde que arrancó la pugna para hacerse con el poder en la formación republicana, el 'exvicepresident' no ha desperdiciado ninguna oportunidad de exhibir su ascendencia sobre la militancia. Una de sus mayores demostraciones de fuerza la protagonizó durante el acto del lanzamiento de su plataforma el pasado 21 de septiembre, cuando logró congregar a 1.500 militantes a los pies de Montserrat. Y este jueves ratificó de manera abrumadora el apego popular del que disfruta haciéndose con el 31% del apoyo de las bases —seis veces más de lo requerido para presentarse a las primarias—.

 

Pero, ¿cuál es la causa del fervor que despierta en la militantes y que lo sitúa como favorito? En primer lugar, el dirigente de Esquerra acumula un capital moral del que carece el resto de candidatos republicanos al haber permanecido casi cuatro años en un penal tras el golpe de 2017 —sin haber huido al extranjero, como su antaño amiga y ahora adversaria Marta Rovira—. 

 

En segundo, se ha labrado pacientemente el afecto de las bases recorriendo de arriba abajo el territorio catalán con su gira "Escuchando a Cataluña", que emprendió antes del verano. En ella, han sido numerosos los copiosos almuerzos a puerta cerrada en los que el dirigente ha cargado contra la actual dirección —de la que formó parte hasta mayo— y reivindicado sus recetas para "salvar al partido", más próximas a las de las corrientes críticas de lo que se piensa.

 

Sin ir más lejos, Junqueras descartó "absolutamente" este martes entrar a formar parte del Gobierno de Illa en esta legislatura, exhibiendo su recelo a que éste cumpla los acuerdos de investidura. Cabe recordar que el expresidente de ERC mostró un calculado silencio cuando la dirección actual pactó con los socialistas catalanes. Con ello, evitó enajenarse a un grueso importante de las bases —un nada despreciable 44,8% de ellas votó en contra de investir como 'president' al líder del PSC—. 

 

Repetir el 1-O y la DUI

Y su hoja de ruta, presentada ese mismo día, apuesta sin ambages por retornar al maximalismo secesionista. Así, no solo aboga por seguir ganando "estructuras de país" como la Hacienda catalana o el servicio de Rodalies, sino también por reconstruir un frente separatista que congregue a todas las fuerzas y entidades "partidarias de la República catalana". Junto a ellas, promete trabajar por un "referéndum" que define como "inevitable". Y, para que nadie albergue dudas sobre la naturaleza de este plebiscito, se especifica que el objetivo es repetir un "nuevo 1-O y un 3 de octubre" —fechas del referendo y la declaración unilateral de independencia de 2017—. 

No se puede pasar por alto que estos planteamientos resultarían en la actualidad más lesivos para la democracia española que hace un lustro, pues el Estado carece ahora de parapetos legales como el delito de sedición o el de malversación sin ánimo de lucro —eliminados por el PSOE hace dos años a cambio de que ERC aprobase sus presupuestos generales—.

Otro de los ganchos con los que Junqueras ha seducido a la militancia es la de otorgarle más peso en la estructura del partido, haciendo del Consell una suerte de "parlamento interno". Asimismo, se contempla impulsar un "comisión de la verdad" para depurar responsabilidades respecto a la estructura B, que tanto ha tensionado a la formación. Por lo demás, Junqueras apuesta por modernizar el partido incorporando medidas propias de la izquierda 'woke'. A saber: que el 50% de la militancia y de los candidatos a las alcadías sean mujeres; integrar al colectivo LGTBIQ+; convertirse en referente de las "nuevas masculinidades" o promover la "empatía" y los "cuidados" en sus filas. 

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