En el imaginario de parte del secesionismo, España es un país que destaca por su falta de profesionalidad y tendencia a la chapuza. Por ejemplo, el diario nacionalista 'Ara' inventó en una ocasión un neologismo para definir esa presunta característica, a la que llamo 'Españar' (Esto es, "hacer las cosas mal"). Al mismo tiempo, y paradójicamente, un sector dentro del movimiento cree que nuestro país es capaz de urdir sofisticadas conspiraciones para frustrar las aspiraciones de la 'causa catalana'. Recordemos, a este respecto, que el 'expresident' Pujol auguró hace dos meses que Cataluña no sería nunca independiente debido a que "España es un país muy poderoso". En los últimos días, sin embargo, parece que ésta segunda visión es la que prevalecido.
Por una parte, la desclasificación de los papeles del CNI sobre los atentados yihadistas de las Ramblas en 2017 ha vuelto a alimentar las tesis conspirativas sobre estos crímenes. Los documentos aportados la comisión de investigación abierta por el Congreso —una de las contraprestaciones de Sánchez a Junts para que Francina Armengol presidiera el Congreso— desmienten, en realidad, que el Estado permitiese por activa o por pasiva los ataques islamistas. Según el informe, el CNI se reunió con el Imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, en tres ocasiones con anterioridad a los atentados, pero descartó convertirlo en confidente al considerar que no tenía "fiabilidad ni confianza".
No obstante, la lectura de los socios del Gobierno ha sido la inversa, asegurando que los documentos prueban que Es Satty colaboraba con los servicios de inteligencia españoles —tal y como ellos han venido denunciando hasta ahora—. El líder de Junts, Carles Puigdemont, reaccionó en X recelando de la conducta del CNI por cuanto a los secesionistas se les "espia con Pegasus", mientras que a un "islamista radical, conectado con entornos terroristas, no". Y reclamó ir "más a fondo" para "saber si hubo negligencia policial o connivencia". El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se defendió alegando que el CNI actuó con "dedicación" y "diligencia". Lo que no ha impedido que se abra a seguir desclasificando más informes sobre la cuestión, tal y como le exigen ahora los de Puigdemont.
Las "mentiras" del CNI
De su parte, ERC ha demandado la comparecencia de la ministra Margarita Robles y de la directora del CNI, Esperanza Casteleiro, para que den explicaciones sobre el vínculo entre el Imán y la inteligencia española. En la misma línea se ha pronunciado la prensa nacionalista, a la que la desclasificación le ha servido para asegurar que el "CNI continúa escondiendo información clave" sobre su relación con el islamista, como señala en su editorial 'Vilaweb'. Y sobre el hecho de que el CNI afirme que Es Satty dejó de ser "objeto de su interés" en 2015, lo califica directamente como "mentira".
Paralelamente, un documental emitido en TV3 el pasado domingo sobre policías infiltrados en el independentismo atizó aún más las tesis conspirativas alrededor del Estado. La película, titulada 'Infiltrats' y basada en una investigación de 'La Directa' —un medio de izquierda antisistema y que recibe subvenciones de la Generalitat—, recoge el caso de cuatro agentes infiltrados en movimientos nacionalistas en Cataluña. Destaca la historia de Òscar Campos, un activista separatista que salió durante años con una agente que ocultó su identidad. En su intervención, Campos telefonea a su expareja, que le confiesa que "hay infiltrados por toda España", no solo en Cataluña. Otro instante destacado es cuando un testimonio relata que un policía infiltrado pasaba días de fiesta y ofrecía drogas a los allí presentes.
La repercusión del film —que ha costado a TV3 73.750 euros y para el que se organizaron visionados colectivos en centros nacionalistas— ha sido notable entre el secesionismo, que ha colocado de nuevo a España en la diana. ¿Su tesis? Que el Estado operó al margen de la legalidad para frenar al secesionismo. "Lo que sabemos es solo la punta del iceberg: infiltraciones para detener lo que no pueden detener democráticamente", sentenció ayer Òmnium Cultural. Y recordó que presentó una querella por esta cuestión en 2023 que permanece atascada en un tribunal de Girona.
Entretanto, ERC, como en el caso del CNI, ha registrado una batería de preguntas en el Congreso sobre el asunto, y suscribe la tesis de que responde a una operación contra el separatismo. "Las infiltraciones se aplican exclusivamente contra organizaciones de izquierdas asociadas al independentismo", indicó. Por último, Junts ha solicitado la comparecencia de Marlaska para ofrecer explicaciones sobre un caso que estiman fruto de la colaboración entre el Gobierno y la "ultraderecha política, policial y judicial". "Debajo de la alfombra de los secretos, el Estado esconde mucha mierda", sintetizó Puigdemont.
Lluisaltisentboi
15/01/2025 23:16
El victimismo de los indepes no tiene límites. Eso sí, la torpeza del CNI para buscar confidentes es de traca. Peor, fueron incapaces de identificar a un fanático.