El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) continuará con el agua al cuello en 2014. Tras haber tenido que solicitar varias transferencias al Ministerio de Economía y Competitividad a lo largo de este año, el ansiado aumento en el presupuesto de 2014 no llegó: sólo se incrementó un 0,1% (600.000 euros) con respecto a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2013, si bien se incluyen este año 50 millones más en transferencias desde el Ministerio.
Por el momento, el CSIC ha logrado evitar la quiebra técnica que hizo temblar a la ciencia este verano. El 18 de octubre, el Consejo de Ministros dio luz verde a dos suplementos de crédito desde Economía por un total de 70 millones de euros (20 y 50), permitiendo así al CSIC cubrir sus gastos hasta final de año. Estos 70 millones se suman así al suplemento de 25 millones concedido en junio.
Estas medidas extraordinarias son la consecuencia de “insuficiencias de crédito que le impiden adquirir los compromisos de gasto indispensables para mantener operativa su actividad y su remanente de tesorería no le permite afrontar la cadencia de los pagos debidos durante el año 2013”, según el BOE que recogía estas últimas transferencias. Es decir, la asignación en los PGE de 2013 era insuficiente para cubrir todos los gastos anuales.
“Estas razones determinan la urgencia de la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas en recibir el suplemento de crédito tanto para poder cumplir con los compromisos adquiridos como para atender a los pagos derivados de la ejecución de su presupuesto”, añade.
Desde el CSIC aclaran que se trata de “transferencias internas”. “No es un crédito que hay que devolver”, comentan a Vozpópuli desde el organismo científico -de hecho, el BOE precisa que estas transferencias “se financiarán con deuda pública”-. “Se trata de transferencias directas del Ministerio al CSIC que evidentemente no hay que devolver”, insisten y agregan que con esa transferencia “se eliminan los números rojos”.
Un presupuesto que no cubre gastos
Tras aprobar el Gobierno la inyección de 70 millones al CSIC, su presidente, Emilio Lora-Tamayo, dirigió una carta a todo el personal. En ella, recordaba la situación de partida: el CSIC necesitaba "una financiación extraordinaria de 150 millones de euros". Tras recortar gastos por 50 millones, las necesidades para 2013 se reducían a 100 millones. Finalmente, no fueron 100, sino 95: 25 a finales del mes de junio más los 70 de finales de octubre.
En esta ocasión, lo que Lora-Tamayo quería transmitir a sus empleados con su escrito era que el Ministerio de Economía, además de prestar su “apoyo continuo”, “ha cumplido su promesa de no dejar caer al CSIC”. Según el presidente del CSIC, el aumento de las transferencias al CSIC desde el ministerio “posibilitará recuperar en algunos años la capacidad económica del organismo y de sus institutos”.
Sin embargo, los científicos no opinan lo mismo. El colectivo Ciencia con Futuro publicó una carta en respuesta en la que acusaba tanto al CSIC como a Economía de “regatear” y que recordaba que lo que necesita la ciencia es un aumento del presupuesto anual, que no se ha producido en los PGE de 2014.
“Los gastos del CSIC para los que se emplean esos presupuestos son ordinarios”, recuerda Ciencia con Futuro, que adelanta que “el año que viene seguiremos necesitando más dinero”.
Mantener el CSIC en mínimos
La Federación de Jóvenes Investigadores tampoco está de acuerdo con la misiva de Lora-Tamayo. Desde este colectivo presentan dos preocupaciones: la falta de expectativas de crecimiento y la eliminación de todos los programas de contratación.
“El CSIC va a seguir en unos niveles muy ralentizados”, indican a Vozpópuli. “No hay expectativa de crecer o aumentar la I+D; sólo es una manera de salvar el barco, evitar que se hunda, pero el barco seguirá sin avanzar”.
Así, denuncian que el actual presupuesto, un 40% inferior al de 2009, busca únicamente “mantener el Consejo a niveles mínimos de supervivencia”. “El sistema está rompiéndose por todas partes”, alertan.
En cuanto a los programas de contratación, el CSIC ha reducido su tasa de reposición al 10%, es decir, que sólo cubrirá una de cada diez plazas que queden vacantes por jubilación u otras circunstancias. Además, Lora-Tamayo anunció que los programas de contratación no se reanudarían hasta que no existiera una partida de financiación específica.
“No hay relevo, y la edad media de la plantilla del CSIC está por encima de los cincuenta años”, explican la Federación de Jóvenes Investigadores. “La gente que hemos formado aquí la hemos mandado al extranjero y no van a volver hasta que no haya una apuesta seria por la investigación”.
“El discurso de que los más talentosos se quedarán es falso, se quedarán los que puedan”, agregan, para denunciar que “el discurso de la excelencia es absolutamente tramposo, hay gente que no tiene contrato aquí y se ha ido a la NASA”. “Es lógico que estos investigadores decidan continuar su carrera en el sitio que les parezca más seguro”.