El ex secretario general del PSOE madrileño, Juan Lobato, comparece este viernes en el Tribunal Supremo con el foco puesto en el contenido de las actas que está obligado a aportar. El exdirigente socialista tiene en su mano propiciar un giro de 180 en el caso que se sigue contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, al constatarse que tendría pruebas de que recibió la orden de filtrar información sobre la pareja de Isabel Díaz Ayuso.
Lobato se ha convertido en el primer testigo de este procedimiento que se abrió en octubre por presunta revelación de secretos. En este tiempo, el instructor ordenó la entrada y registro del despacho del fiscal general en Fortuny y de la fiscal jefa de Madrid, Pilar Rodríguez. El alto tribunal se centró en la filtración en prensa de los correos que se intercambiaron el abogado de Alberto González Amador y el fiscal que le investigaba por dos delitos fiscales.
No obstante, el procedimiento ha sufrido un vuelco inesperado después de que el diario ABC desvelara que Lobato recibió indicaciones a primera hora del 14 de marzo para que mostrara estos documentos en el Pleno de la Asamblea de Madrid. Las mismas provinieron de Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete del ministro de para la Transformación Digital y de la Función Pública, Óscar López, sin embargo, Lobato se negó.
Los correos de González Amador
Ese 14 de marzo a las 8:00 horas de la mañana algunos medios de comunicación ya habían publicado información sobre estos correos, si bien en ese momento las comunicaciones del abogado de González Amador reconociendo la comisión del delito todavía no estaban publicadas. Por ese motivo, el dirigente socialista habría declinado obedecer las órdenes de Moncloa, dado que se le podría haber investigado por presunta revelación de secretos.
Coincidiendo con el inicio de estas diligencias en el Tribunal Supremo, Lobato acudió a una notaría de Madrid para que diera fe de la veracidad de dichos mensajes. Tras conocerse esta semana la existencia de los mismos, el magistrado que investiga al fiscal general, Ángel Hurtado, le citó de urgencia para este viernes requiriéndole, además, las actas notariales. El contenido de los mensajes pondrá blanco sobre negro en relación con lo ocurrido y, desde un punto de vista judicial, puede salpicar a la remitente de los mismos. De hecho, también podría perjudicar al propio Lobato quien está obligado a decir verdad en su condición de testigo.
De ser así, supondría un giro importante en la instrucción de estas diligencias, puesto que, hasta el momento, el foco estaba puesto en una presunta revelación de secretos por parte de García Ortiz. El fiscal general ordenó recabar todas estas comunicaciones la noche del 13 de marzo, cuando se publicó que la Fiscalía habría ofrecido un pacto a González Amador. Para desmentir este extremo ordenó solicitar a Julián Salto todos los 'mails' intercambiados con el abogado de la pareja de Ayuso, las cuales recibió poco antes de las 23.00 horas de aquella noche.
Apenas minutos después, la Cadena Ser publicó una información relativa a la existencia de estos correos, por lo que la investigación se dirigió a esclarecer si dicha filtración provino de la Fiscalía General del Estado. Al respecto, los mensajes incautados por la UCO en el registro de Pilar Rodríguez apuntan ya a la mano de García Ortiz en todo este asunto. De hecho, el informe de la Guardia Civil aportado a la causa determina que tuvo un "papel preeminente" en lo ocurrido entre los días 13 y 14 de marzo.
La acción de Lobato que puede voltear Moncloa
Juan Lobato ha sido la última 'víctima' política de los anhelos de Pedro Sánchez con el PSM. Tras sentenciarlo públicamente obligándole a dar la cara junto a su esposa en la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid, los últimos días han terminado de hundir al ex secretario general.
Al elegir entre la honradez y la campaña contra la presidenta Ayuso, Lobato terminó engullido por Ferraz. Pese a su alegato el pasado martes en el edificio de grupos, cargando contra el "linchamiento" sufrido por miembros del PSOE, el de Soto del Real ha terminado claudicando.
La citación del Tribunal Supremo para declarar como testigo, las diferentes versiones que ha ido dando de la exclusiva de ABC y el abandono de un gran sector del PSM, incluida las delegaciones más fuertes, declinaron la balanza del lado de Sánchez.
Ahora, el futuro del PSM está en manos de la gestora, quien garantizará las primarias del congreso regional a expensas de coronar a Óscar López como nuevo gerifalte en Madrid. Sin embargo, el presente más inmediato de Juan Lobato y el Gobierno de España puede estar en sus manos.
Los mensajes intercambiados con Pilar Sánchez Acera, mano derecha de López, pueden arrojar luz sobre la implicación de la Fiscalía y el Gobierno en dicha filtración. Un terremoto que puede voltear las piezas del ajedrez político nacional.
Si se impone la lógica, Sánchez Acera podría ser la siguiente personalidad del PSOE en tener que testificar ante el Supremo, todo depende de la gravedad que destapen las actas notariales de Lobato. Quién le iba a decir a Lobato que, tras ser defenestrado del PSM, podría acabar teniendo la llave, de forma involuntaria, para hacer tabula rasa con la legislatura.