Comunidad Valenciana

Los afectados por la DANA buscan su coche entre montañas de vehículos para justificar el cobro de las ayudas

Las aseguradoras y el consorcio que las agrupa les solicitan pruebas gráficas de que su coche está entre las montañas de chatarra

 

Se apilan uno sobre el otro. En distintos municipios de la provincia de Valencia. En una calle, en un descampado o en lo que antes era una plaza pública. No están ordenados por marca, ni por color, ni por zona de recogida. Simplemente, forman un tetris cuya perfección a la hora de encajar los coches lo hace prácticamente indestructible. Y en un gran quebradero de cabeza para los propietarios de cada uno de los más de 100.000 coches que la DANA se llevó, en algunos casos, a más de 10 kilómetros de donde sus propietarios los dejaron. 

En Catarroja, a espaldas del Puesto de Mando Avanzado que ha montado el 112 de Aragón, hay uno de estos 'cementerios' de vehículos que a diario recibe decenas de coches rescatados de la vía pública, barrancos o el interior de tiendas y comercios. La fuerza del agua los arrastró hasta los lugares más inhóspitos. Y sin distinción alguna, mezclando coches clásicos de más de veinte años con lujosos Porsche, Land Rover o Audi, esperan a que sus dueños les localicen. Miles de valencianos recorren, uno a uno, los depósitos improvisados que se han instalado para encontrar su auto.

Este martes, tras finalizar su turno de trabajo, un empleado de la sanidad pública valenciana recorría sin mucha esperanza este 'cementerio' de vehículos. El suyo, un Opel Corsa de color blanco, lo tenía aparcado en la calle en Benetússer. Muy cerca de su casa. Pero en estas tres semanas desde que se sucedió la tragedia ha visitado todas las montañas de coches apilados de su población. Y no lo ha encontrado. Por lo que ya ha empezado a mirar en localidades vecinas. El estado del coche, si conserva la matrícula o si llevaba alguna pegatina, es crucial para que entre hierros y escombros su legítimo propietario pueda distinguirlo. 

A los pocos minutos aparecía en la misma zona Ángel. Un vecino de Catarroja que unos días después de la riada localizó su vehículo en este depósito improvisado. Le hizo fotos y las mandó a un desguace para vender las piezas que se lo ha comprado. En paralelo, horas más tarde, un perito fue a revisar el estado del coche. Ayer volvía al punto donde lo vio por última vez y ya no estaba en ese lugar. Seguramente, le explicaban dos policías locales de Zaragoza, lo habían movido de sitio para dar cabida a los centenares de coches que siguen entre el lodo en el Barranco del Poyo, en calles o en polígonos industriales. Cuando lo encuentre de nuevo, una grúa lo trasladará al desguace.

Ángel, que ha hablado ante las cámaras de Vozpópuli, relataba, no obstante, que tenía otro acometido en esa visita al 'cementerio' del motor de Catarroja. Era hacer fotos que pudieran rebatir el informe pericial que determinó que la indemnización estaba por debajo de lo que inicialmente le habían dicho que le deberían dar por su viejo coche. Sin vehículo, situación que se toma con cierto humor, este vecino de Catarroja espera impaciente a finales del mes de noviembre, cuando le han dicho que le entregarían el nuevo utilitario que ya se ha comprado. Las ventas, sobre todo de segunda mano, se han disparado. Y apenas hay vehículos suficientes para la alta demanda de vecinos que no tienen con que ir a trabajar.

 

 

 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli