España

Consultas por 20 € y fimosis por 48: las tarifas que denuncian los médicos de la privada

Facultativos que trabajan en la medicina privada reclaman su "derecho" a "negociar la revisión de los baremos". En Andalucía, amenazan con parones si las aseguradoras ignoran sus quejas

  • Enfermera prepara el equipo quirúrgico para una operación dentro de la clínica privada. -

Consultas al urólogo por 18 euros, operaciones de fimosis por 48, lavados de las vías lagrimales a 7,21, cirugías refractivas con láser excimer por poco más de 120 euros... Los médicos que trabajan en la sanidad privada llevan años reivindicando mejores tarifas por sus servicios. Alertan de que, en algunos casos, las cuantías que reciben por algunos actos médicos han crecido muy poco en treinta años. Ahora, varias organizaciones de facultativos están sumando fuerzas en Andalucía para reivindicar "el derecho de los médicos a negociar la revisión de los baremos".

La semana pasada, un grupo de médicos andaluces que trabajan en la sanidad privada amenazó con tomar medidas si las aseguradoras no mejoraban sus honorarios. Denunciaron, por ejemplo, que un médico de familia sólo recibe 10 euros por la primera consulta. El Consejo Andaluz de Colegios de Médicos asegura que las tarifas apenas se han incrementado desde los años 90. Por ello, este órgano reclama que los baremos para cada acto médico se ajusten conforme al IPC.

A esta reivindicación en Andalucía también se han sumado Unipromel (la Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre), que nació en 2019 para luchar por los derechos de este colectivo y contra la "imposición" de los baremos de las aseguradoras, y la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), que ya alertó en mayo sobre este mismo asunto en una Comisión de Sanidad en el Congreso de los Diputados.

Un sector dominado por un puñado de empresas

En España, los seguros médicos privados dan cobertura a unos 13 millones de usuarios, aunque ATA sitúa en 11 millones el número de clientes. La asistencia privada es la alternativa al sistema de salud pública. El mercado lo dominan compañías como Asisa, Sanitas, SegurCaixa Adeslas, DKV o Mapfre. El sector facturó en 2021 casi 10.000 millones de euros, según la organización de autónomos.

Hace tres décadas, lo más habitual era que los sanitarios de la privada recibieran a sus pacientes en su propia consulta o en otras clínicas donde alquilaban un espacio para ejercer su labor. Este modelo fue perdiendo peso. Pasados los años 2000, aumentó el número de aseguradoras que comenzó a trabajar directamente con hospitales privados. Grandes centros que, en algunos casos, cuentan con su propio cuadro de médicos, aunque generalmente trabajen como autónomos. Mientras se consolidaba este nuevo modelo, las consultas particulares fueron quedando en un segundo plano.

El mercado lo dominan compañías como Asisa, Sanitas, SegurCaixa Adeslas, DKV o Mapfre. El sector facturó en 2021 casi 10.000 millones de euros, según ATA

Según Unipromel, unos 60.000 doctores trabajan en la medicina privada a día de hoy. De esta cifra, unos 25.000 lo hacen con dedicación exclusiva y otros 35.000 bajo un régimen mixto, compaginando su actividad en la pública con su trabajo como autónomos en las clínicas y hospitales privados. Según Ignacio Guerrero, presidente de Unipromel, al médico español no le queda "más remedio" que compaginar la pública y la privada si quiere cobrar un salario acorde a la exigencia de la profesión.

Evolución de las tarifas

Cuando un cliente contrata la póliza de una aseguradora, lo habitual es que pague primas anuales o mensuales por la cobertura y, en algunos casos, un pequeño importe por consulta. Cada una de las compañías tiene concierto con varios hospitales y clínicas privadas. Los facultativos que trabajan en estos centros se llevan en torno al 60% de cada acto médico. Luego deben descontarle una retención del IRPF cercana al 15%.

A la hora de abordar este asunto, los médicos consultados hacen una distinción entre dos tipos de pacientes: aquellos que tienen una póliza de seguros y los particulares que acuden a la privada sin ningún tipo de cobertura. "Lo que nosotros aplicamos de precio privado [por acto médico] es casi 10 veces más de lo que te paga una aseguradora", detalla Javier Asensio, un cirujano madrileño con décadas de experiencia en la medicina pública y en la privada al que no identificamos por su nombre real.

"Lo que nosotros aplicamos de precio privado [por acto médico] es casi 10 veces más de lo que te paga una aseguradora", afirma un cirujano con décadas de experiencia en Madrid en la sanidad pública y privada

Desde Unipromel recuerdan que fue a finales de los 80 cuando los distintos actores del sector fijaron unos baremos orientativos para cada prestación sanitaria. Aseguran que desde entonces sólo se han producido pequeñas subidas en las tarifas. La organización tiene recopiladas algunos de los baremos que pagaban varias compañías hace más de una década y las que pagan en la actualidad. En 2005, por ejemplo, un urólogo podía recibir por primeras consultas entre 17 y 18 euros, más o menos. Hoy, algunas aseguradoras han elevado esas tarifas casi dos o tres euros. Otra compañía, según detalla Unipromel, la pagaba a 15,89 en el año 2009 y en 2022, a 17 euros. Algo parecido ocurre con las revisiones: en los últimos años, algunas de las tarifas en Urología han experimentado ligeros incrementos de céntimos o pocos euros.

Los baremos de las biopsias, por otro lado, varían según el tipo de prueba. El urólogo puede llegar a recibir entre unos 19 o 37 euros según qué caso y qué aseguradora. Respecto a otras intervenciones, este año, un urólogo puede percibir algo más de 46 euros por una circuncisión, cuando los honorarios de algunos doctores por realizar la misma intervención en un paciente privado sin póliza de seguros estarían próximos a los 500 euros. La tarifa por una orquiectomía unilateral, una cirugía en la que se extirpan los dos testículos, puede rondar entre los 84 y los 85 euros. Luego hay otro tipo de cirugías más complejas por las que reciben mayores cantidades, pero generalmente por debajo de lo que cobrarían a un particular.

En Oftalmología, la tarifa que paga una determinada compañía por consulta es de 28,56 euros. Sin embargo, en esta cifra incluyen ahora una prueba como parte del 'pack'. En 2009, la consulta se pagaba a 16,9 euros, pero esta cuantía no incluía las pruebas, que se retribuían como un acto médico aparte. Un facultativo que realice a un paciente de la misma aseguradora un cateterismo a través de la vía lagrimal percibirá 14,42 euros. Por realizar una electrólisis -un tratamiento para disminuir la presión intraocular-, 7,51 euros; por los lavados de las vías lagrimales, 7,21 euros; y por una cirugía refractiva con láser excimer, algo más de 120 euros.

En Alergología, siempre según los datos de Unipromel, las tarifas aplicadas tampoco han experimentado subidas sustanciales. Por ejemplo, si el especialista recibía entre 12 y 14 euros por consulta en los 90, en 2020 recibía algo más de 19 euros, cuando según el IPC debería percibir unos 44,4 euros de media.

¿Cómo se establecen los baremos?

Desde Asisa aseguran que "no es cierto que los baremos no se actualicen desde principios de los 90". Fuentes de la compañía defienden que las tarifas de cada especialidad se revisan continuamente y explican que su actualización depende de varios factores, como la "frecuentación, la modificación de la complejidad de la morbilidad o las diferencias entre especialidades y entre profesionales". "No es lo mismo la frecuentación anual de visitas a un médico general, de cabecera, que la de un neurólogo o un psiquiatra. No es igual el trabajo dentro de un centro hospitalario que en consulta. Ni es igual, aún dentro de una misma especialidad, el trabajo en el medio rural que en la ciudad", añaden.

En cualquier caso, las mismas fuentes argumentan que en el sector de la medicina privada "no existe la negociación colectiva" porque la relación entre el médico y la aseguradora es "mercantil" e "individual". Las retribuciones que acaba recibiendo cada médico, añaden, dependerán de su "capacidad de organización, la auto regulación de sus horarios y la libertad de trabajar sin exclusiva para diferentes empresas".

"La privada está peor pagada"

"La sanidad pública está mal pagada, pero es que la privada está peor pagada", comenta el doctor Javier Asensio, que acumula casi 40 años de experiencia en la Sanidad Pública madrileña y más de tres décadas en la privada. En todo ese tiempo, su rutina ha sido casi siempre la misma: las mañanas las ha dedicado a su trabajo como especialista en un hospital público de la región y las tardes, a pasar consulta en clínicas de varios municipios. Su caso es un tanto particular: debido a su veteranía en el oficio, puede ejercer con la antigua licencia fiscal, sin necesidad de darse de alta como autónomo.

El doctor Asensio es de los que sigue trabajando en clínicas particulares; nunca ha formado parte del cuadro médico de un hospital privado. Pero conoce de primera mano la relación médico-aseguradora. Ahora mismo, recibe pacientes de cinco sociedades distintas que ocupan casi toda su agenda de las tardes. Como especialista, las sociedades le pagan entre 17 y 18 euros por la primera consulta. La segunda revisión a unos 7 u 8 euros. Las compañías para las que trabaja no pagan una tercera consulta del mismo paciente en el mismo mes. En su caso, suele atender cada tarde entre cuatro y seis pacientes de sociedades por hora.

Respecto a las operaciones, asegura que por una cirugía menor cobra unos 48 euros, cuando sus honorarios por la misma intervención a un usuario sin póliza de seguros rondarían los 500 euros.

Debido a esta situación, desde la Unión Profesional de Médicos de Ejercicio Libre reclaman una actualización de los baremos "de común acuerdo con los médicos" y que se pague un suplemento por las actuaciones extraordinarias que requiera el paciente. Proponen seguir otros modelos europeos, como el francés o el alemán. A su vez, solicitan que el doctor de ejercicio libre pueda estar en posesión de su clave médica para atender a los pacientes que tengan suscrito un seguro de enfermedad y que "exista una negociación entre los centros y los especialistas", entre otras reivindicaciones.

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