Las negociaciones para desencallar la investidura de un nuevo presidente para la Generalidad de Cataluña fueron tensas, difíciles. En los duelos verbales que terminaron por investir a Carles Puigdemont se escucharon incluso frases de difícil digestión, como una que dijo un miembro de Junts Pel Sí a Anna Gabriel, dirigente cupera. “La cabeza de un israelí [en referencia a Mas] vale más que la de diez palestinos [CUP]”, asegura Gabriel que llegó a escuchar en la negociación. Ella, que no se levantó de la mesa, aunque consideró que la expresión era “muy ofensiva”, atribuye el exceso verbal a la tensión de la negociación.
Gabriel ha sido una de las personas más activas en el rechazo a Artur Mas, un objetivo que finalmente han conseguido aunque haya sido a costa de la desintegración del grupo propio. “Ahora podemos demostrar que el proceso es un movimiento colectivo y que no es Artur Mas”, ha declarado en los micrófonos de Rac1.
El hecho de que el nuevo presidente haya sido designado personalmente por Mas no parece molestar a Gabriel, que celebra que a Puigdemont “no se le identifica con el pujolismo” aunque sí que echa en falta “un punto de excepcionalidad”.
La negociación ha sido muy dura, aunque Gabriel señala al otro lado de la mesa para marcar donde estaba la crispación: “Si se hubiesen podido grabar las conversaciones, se habría visto quién era beligerante con quién”.
Las consecuencias para la formación antisistema de este acuerdo están aún por ver. Gabriel asegura que el partido “no ha perdido la dignidad” y recalca que la CUP ha tenido “un debate intenso y público, muestra de una nueva cultura política valiente”.
