El otoño, que comprende desde el 23 de septiembre hasta el 22 de diciembre, es una estación de vuelta a la rutina. Se acaban las vacaciones y toca volver al colegio y al trabajo. Los días son más cortos, hay menos horas de luz y las temperaturas bajan, resulta inevitable que estos cambios estacionales no tengan algún efecto en nuestros organismos y nuestra mente.
Desánimo, cansancio, problemas para concentrarse o complicaciones con el sueño son algunos de los síntomas que podemos sentir con la llegada del otoño. La Clínica Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos lo define como trastorno afectivo estacional, pero, ¿qué es esto exactamente?
El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que aparece con el cambio estacional. En la mayoría de los casos empieza en otoño y se alarga hasta que llega el buen tiempo. Aunque hay sujetos que también la pueden sentir al principio de la primavera y a lo largo del verano.
Según explica la Clínica Universitaria, esta 'depresión estacional' es más común en el grupo de edad de adultos jóvenes, más en mujeres que en hombres; y en zonas más alejadas del ecuador del planeta -donde los cambios en horas de luz diarias son más notorios-. Los síntomas más habituales son:
- Falta de energía, apatía, pereza
- Tristeza, pesimismo y pensamientos negativos frecuentes
- Irritabilidad
- Problemas de sueño
- Cambios en el peso o apetito
- Dificultad para concentrarse o ser productivo en nuestras tareas diarias
- Desinterés por actividades que normalmente nos interesan, ya sean sociales o de ocio
La razón por la que este trastorno suele darse en otoño se debe a muchas de las condiciones meteorológicas y sociales que vienen con esta estación. La reducción de luz solar a lo largo del día afecta a diferentes hormonas encargadas de controlar el sueño y el estado de ánimo, como la melatonina o la serotonina.
Asimismo, la vuelta a la rutina quita tiempo de quedar con nuestros amigos y seres queridos y tener una vida social, lo que crea una cierta monotonía en los días otoñales, incrementando la sensación de soledad y aislamiento en algunas personas. Los resfriados propios de esta época del año, que suelen dejarnos en un estado más vulnerable, tampoco son ayuda para que la persona se pueda sentir mejor.
Para aliviar estos efectos depresivos propios del otoño, la Clínica Universitaria recomienda cuidar nuestro descanso y adaptar los ciclos de sueño a las nuevas necesidades de esta estación. Aprovechar al máximo las horas de sol que haya y aclimatar nuestra casa al otoño para que esté más iluminada es otro de los consejos. Pasar tiempo con gente que queremos y mantenerse activos, haciendo ejercicio de manera regular y teniendo una dieta equilibrada, es otra opción para aliviar los efectos del otoño.
Además de alterar nuestro estado de ánimo, el otoño también tiene ciertos efectos en nuestra salud física.
Cómo afecta el otoño a nuestro cuerpo
Al igual que nuestra mente y nuestro estado de ánimo, nuestro cuerpo también sufre alteraciones cuando hay algún cambio de estación. En otoño, lo más común es pillar un resfriado o una gripe, pero, además, esta época del año puede tener más efectos sobre nosotros.
Uno de los problemas de salud que importuna la época otoñal es una acusación de la caída del cabello. No es que el resto del año no se dé este suceso en nuestros cuerpos, sino que es más notorio durante los meses de septiembre y diciembre. Esta acusada caída del cabello es más propia de los hombres que de las mujeres.
La presión barométrica cambia en otoño lo que provoca más migrañas y dolores de cabeza en aquellas personas que son propensas a tenerlos. Estos cambios vienen acompañados igualmente de dolores en las articulaciones y los músculos.
El frío y los cambios de presión también afectan a los niveles de azúcar en la sangre, provocando que estos suban, por lo que los diabéticos deben prestar especial atención. El frío también causa que el corazón aumente su ritmo cardíaco, subiendo ligeramente la tensión. Las personas con hipertensión deben tener cuidado.
Los asmáticos es otro grupo que debe prestar especial atención a su salud, debido a que los ataques de asma son más propensos en esta época del año por las condiciones meteorológicas. Y, finalmente, no todo iba a ser negativo. Al contrario de lo que opina mucha gente, en otoño -al igual que en primavera- tiende a aumentar el líbido.