El informe remarca que los países de la OCDE saben que los impuestos deben estar presentes en el proceso de consolidación fiscal al que se enfrentan debido a unos déficits presupuestarios sin precedentes, y apunta que la mayoría de los gobiernos han estabilizado sus ingresos fiscales respecto al PIB en 2010.
Así, la presión fiscal respecto al PIB ha aumentado ligeramente desde el 33,8% de 2009 al 33,9% de 2010. De esta manera, aún sigue por debajo del 34,6% registrado en 2008 y lejos del más reciente máximo del 35,2% alcanzado de media en la OCDE en 2007.
De los 30 miembros de la institución de los que existen datos, la presión fiscal aumentó en 17 y descendió en trece en 2010. En concreto, cayó más de tres puntos porcentuales en seis economías, con España e Islandia (-4,4 puntos porcentuales, hasta el 36,3%) a la cabeza, seguidas de Chile, Israel, Nueva Zelanda y Estados Unidos, que registraron descensos de entre tres y cuatros puntos porcentuales.
Por el contrario, el ratio de los ingresos fiscales respecto al PIB aumentó desde el 31,4% hasta el 34% en Estonia. Asimismo, otros dos países, Luxemburgo y Turquía, registraron en este periodo incrementos de entre uno y dos puntos porcentuales.
El país con mayor presión fiscal en 2010 volvió a ser Dinamarca, con un ratio de ingresos respecto al PIB del 48,2%, seguido de cerca por Suecia, con un 45,8%. Por el contrario, los países con el porcentaje más bajo fueron México (18,7%) y Chile (20,9%), seguidos de Estados Unidos (24,8%), Corea (25,1%) y Turquía (26%).
Por otro lado, el informe señala que es "complicado" realizar comparaciones en estos datos, ya que los cambios en los ingresos fiscales reflejan no sólo cambios en la actividad económica, sino también medidas políticas.
En concreto, hace referencia a la situación de los países europeos más afectados por la crisis financiera y la posterior recesión, donde se produjo un caída inicial de los ingresos fiscales, para recuperarse luego nuevamente el ratio de impuestos respecto al PIB en 2010.
Por administraciones, la OCDE destaca que los datos muestran que en periodo en el que todos los niveles de gobierno han sufrido presiones en sus gastos y sus ingresos, el ratio medio de impuestos ha permanecido estable desde 2007 en administraciones locales y regionales, mientras que en los gobiernos centrales ha descendido.