Galicia

Santiago prepara una tasa para sacar partido al turismo vip y a la ‘invasión’ de mochileros

La Xunta se abre a estudiar la propuesta, consistente en cobrar entre 0,5 y 2,5 euros por persona y noche, pero alerta sobre los discursos que pueden alentar la ‘turismofobia’

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Tras un largo periodo de debates, propuestas, aplausos y suspicacias, Santiago de Compostela tiene ya todos los ases en la manga para convertirse en la primera urbe gallega en cobrar una tasa turística a los visitantes que pernocten en la ciudad donde, según el viejo refrán, la lluvia es arte. La decisión tendrá que tomarla finalmente la Xunta de Galicia, que nunca se mostró muy a favor de esta medida, tras estudiar el proyecto definitivo que la alcaldesa de la capital gallega, la nacionalista Goretti Sanmartín, remita a Alfonso Rueda, que a finales del pasado año se abrió a estudiar dicha posibilidad siempre y cuando se llegue a un consenso con el sector y sea el ayuntamiento de la capital el encargado de recaudar este impuesto.

De llegar a buen puerto la iniciativa, Santiago entrará a formar parte del reducido club de urbes españolas que ya cobran una tasa a los visitantes que se alojan en hoteles, integrado de momento por Barcelona, Gerona, Tarragona, Ibiza, Menorca y Palma de Mallorca, si bien el número podría crecer de forma notable en los próximos meses debido al interés existente en varias capitales andaluzas, lideradas por Granada, en seguir este modelo. Un modelo que, por cierto, cuenta cada vez con un mayor predicamento en otros países. De hecho, en Europa ya son casi 140 las capitales que ‘rascan’ el bolsillo a los visitantes para que colaboren en sufragar los gastos de limpieza que genera la masificación turística y con el mantenimiento del patrimonio monumental.

La propuesta que baraja la alcaldesa de Santiago establece una horquilla de precios que va desde los 0,5 euros por persona y noche hasta un máximo de 2,5 según la categoría del establecimiento elegido. La tarifa más alta sería aplicada a los visitantes que pernocten en hoteles de cinco estrellas, así como en los apartamentos turísticos de lujo, mientras que los forasteros que se alojen en albergues, pensiones, campings o áreas de autocaravanas solo tendrán que abonar la tasa mínima. En el resto de la horquilla quedan enclavados los establecimientos de categoría media. Además, solo se cobrará un máximo de seis noches incluso en los casos en que la estancia sea mucho mayor.

El proyecto contempla, asimismo, excluir de la tasa a ciertos colectivos, como los menores de edad, las personas que tengan una discapacidad superior val 66% o los integrantes de excursiones organizadas por asociaciones declaradas de utilidad pública y que tengan relación con actividades educativas, sanitarias o sociales. De igual forma, el coste será cero para los visitantes que viajen por motivos no turísticos, como laborales, por competiciones deportivas o encuentros académicos.

Las previsiones del Ayuntamiento de Santiago es conseguir una recaudación anual cercana a los tres millones de euros, que en teoría se dedicarán a incrementar las labores de limpieza en los puntos de mayor afluencia turística, invertir más fondos en la conservación del patrimonio y poner en marcha planes relacionados con mejorar la atención que reciben los visitantes.

Casi 450.000 peregrinos en 2023, un récord histórico

Rueda aseguró en su día que la decisión de implantar la tasa turística tiene que “estar muy argumentada” y que debe contar con un amplio consenso del sector. En su última intervención sobre este asunto, realizada durante la campaña electoral del 18-F, el presidente volvió a reiterar que no se cierra en banda a que Santiago implante una tasa turística, pero alertó sobre el peligro de promover discursos que puedan alentar la turismofobia. Por eso, la Xunta ha pedido a la alcaldía compostelana un nuevo informe que justifique la puesta en marcha de dicha iniciativa mediante datos que reflejen con exactitud la tasa media de ocupación en Santiago durante todo el año, las repercusiones que el turismo tiene en el día a día de los residentes en la ciudad, etc.

Mientras Rueda y Sanmartín mantienen ese tira y afloja, la alcaldesa de la capital gallega sigue poniendo sobre el tapete nuevas propuestas dirigidas a, según asegura, ordenar las oleadas turísticas que registra la ciudad durante el verano y reducir la saturación de visitantes en determinadas áreas mediante propuestas tales como "cambiar los flujos de circulación" de los excursionistas o reducir el número máximo de personas que visitan el casco histórico en grupo. Todo ello, ha asegurado este lunes, sin "restringir el acceso" a cuantos quieran visitar la ciudad y buscando el objetivo de asegurar una buena convivencia entre vecinos y visitantes, además de garantizar el derecho al descanso de los residentes en la zona monumental.

El pasado año, Compostela recibió la visita de casi 450.000 peregrinos, el dato más elevado desde que existen registros. Aunque la gran mayoría son caminantes o ciclistas que no montan jaleo y se preocupan por no dejar rastros de suciedad, algunos grupos muy numerosos sí alteran de forma notable la convivencia ciudadana al entrar en la ciudad entonando cánticos de todo tipo a voz en grito o dejando tras de sí un reguero de desperdicios.

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