España

“Irene Montero, dimisión”: la mitad del 8-M clama contra la guardiana de las esencias

Nunca, en las últimas ediciones del 8-M,el feminismo había desfilado entre tanta tensión. Quizás el enemigo sí que esté en casa. O eso pueden llegar a creer

  • Las ministras del PSOE durante la manifestación del 8-M

Los biempensantes podrían haber considerado que las mujeres de los partidos que impulsaron el proyecto de ley contra la prostitución iban a aprovechar las manifestaciones del 8 de marzo de 2023 para clamar contra ese grupito de diputados del PSOE que (presuntamente) gustaban de acudir a las casas de citas para contratar “hembras de 100 euros” de “flipar”. Nada más lejos de la realidad. Las principales formaciones de izquierda y las distintas colectividades que se han adherido a las marchas que se han celebrado en Madrid han pasado por alto este detalle sin importancia. El enemigo definitivamente no está en casa. O eso creen.

Han sido varios miles de mujeres las que han desfilado por el Paseo del Prado, pero la manifestación ha sido mucho menos masiva que las de los años previos a la pandemia. También ha estado dividida. De hecho, mientras el 'feminismo oficialista' -también fragmentado' partía desde Atocha hasta la Plaza de España alrededor de las 19.00 horas, el Movimiento Feministas de Madrid ascendía hacia la plaza de Jacinto Benavente entre gritos de “Irene Montero, dimisión”. Quién lo iba a decir... la guardiana de las esencias del movimiento igualitario morado era cuestionada en su día más especial. Ocurría, además, pocos minutos después de que las unas se dedicaran pitadas y abucheos a las otras, antes de abandonar la Glorieta de Carlos V.

En una de las primeras tardes primaverales de este 2023 de invierno engorroso, volvieron a escucharse algunos de los gritos clásicos en estas jornadas, como aquel de “somos las nietas de las brujas que no pudísteis quemar” o el de “Manolo, estoy hasta las tetas de hacerte las croquetas”.

A lo largo de la calle Atocha, las feministas que se oponen a los postulados del Ministerio de Igualdad sobre temas como la 'ley trans' clamaban contra esta norma. Algunas, de forma explícita, como la que escribió la pancarta “fuera nabos de nuestros lavabos”. Su portadora estaba situada justo al lado de Ángeles Álvarez, exdiputada socialista y crítica con la posición de su partido al respecto.

Dentro de esta manifestación alternativa también se escucharon consignas en favor de la abolición de la prostitución, sin medias tintas. También contra la gestación subrogada (“Coño, mi vientre no se alquila”, decía una pancarta) y contra el maltrato de mujeres menores.

Referencias a la 'ley del sólo sí es sí'

En la otra marcha, a la altura del Museo del Prado, pasadas las 19.30 horas había un grupo de mujeres de una colectividad anticapitalista que iniciaba un cántico: “Ahora que vamos despacio, ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras tralará... La policía me cuida, la policía me cuida; y los jueces me protegen tralará”. Después, repetían la consigna con “el Estado es progresista y nadie muere en Melilla”. Había espacio para todo.

Delante de una de las pancartas estaban varias ministras del PSOE, como María Jesús Montero y Nadia Calviño. En otra, Irene Montero y sus escuderas: Ángela Rodríguez, Clara Serra, Lilith Verstrynge y Victoria Rosell. Estaban protegidas por una cadena humana y, de vez en cuando, cuando desde un altavoz sonaba la consigna “abajo el patriarcado, que va a caer, que va a caer”... se agachaban y se levantaban mirándose las unas a las otras, en gesto de complicidad. El 'Tito Berni' aquí no existía. ¿La puesta en libertad de más de 700 agresores sexuales? La respuesta la daban las manifestantes que las flanqueaban: “Corruptos y traidores liberan violadores”. El enemigo, definitivamente, no está en casa. O eso creen.

En la parte final del Paseo del Prado había un grupo de unos 50 hombres y mujeres que portaban banderas de Irán y fotografías de Mahsa Amini, la mujer que fue asesinada por la policía moral hace unos meses por no llevar bien el hiyab. Estaban a una distancia prudencial de las líderes de Podemos, ese partido que acostumbra a guardar incómodos silencios cuando se trata de condenar las acciones del régimen fundamentalista de ese país.

Cruz de navajas

Por este tipo de cosas, ha sido una manifestación de omisiones -Tito Berni no ha existido- y de división. O de forzada unión, que es el concepto que mejor defina a la coalición gubernamental en este momento. De hecho, en la retina de algunos asistentes estaría la imagen de este martes por la noche en el Congreso, de Irene Montero y Ione Belarra solas, sin ningún ministro socialista alrededor, durante el debate sobre el despropósito del 'sólo sí es sí'.

Madrid es tan plural y abierta que por su 'manifestódromo' suelen escucharse todo tipo de gritos y de voces. Incluso donde hoy se movilizaban las feministas desfilaron hace unos años 10.000 independentistas catalanes sin que nadie rechistara. Lo que ocurre es que hay marchas que requieren cierto trabajo de maquillaje previo. Para disimular heridas y divisiones. Y nunca, en las últimas ediciones del 8-M,el feminismo había desfilado entre tanta tensión. Quizás el enemigo sí que esté en casa. O eso pueden llegar a creer.

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