Seis noches en dos meses y medio. La tonadillera Isabel Pantoja no ha pisado casi la cárcel desde que el pasado diciembre la Justicia le concediese el Tercer Grado penitenciario o régimen de semilibertad que, en teoría, le obliga a pernoctar en una celda de la cárcel sevillana de Alcalá de Guadaíra de lunes a jueves. La culpa de que haya sido así ha sido la concesión por parte de la dirección de la prisión de numerosos permisos penitenciarios que "bordean la legalidad", según denuncian a Vozpópuli fuentes de la prisión sevillana. Según estas, en todo este tiempo, la célebre cantante sólo ha dormido entre rejas los días 14 y 21 de diciembre, 4, 11 y 25 de enero y el pasado 1 de febrero. Desde Instituciones Penitenciarias ni confirman ni desmienten estos datos. La libertad definitiva de la cantante está prevista para el próximo 4 de marzo.
La tonadillera sólo ha dormido entre rejas las noches del 14 y 21 de diciembre, 4, 11 y 25 de enero y del pasado 1 de febrero, según fuentes de la cárcel donde está recluida
Isabel Pantoja ingresó en prisión a finales de noviembre de 2014 para cumplir una pena de dos años de cárcel por un delito de blanqueo de capitales. En régimen cerrado desde entonces, su situación penitenciaria cambió el pasado 4 de diciembre, cuando la Audiencia Provincial de Málaga le concedió el Tercer Grado, lo que le permitía desde ese momento abandonar en los periodos ya preestablecidos la prisión de Alcalá de Guadaíra, a la que sólo tendría que acudir a dormir de lunes a jueves. En el auto judicial, los magistrados justificaban su decisión en que la tonadillera era "delincuente primaria [su primer delito]", había cumplido más de la mitad de la condena y contaba "con apoyo familiar" e ingresos económicos. El tribunal también destacaba su buen comportamiento desde el ingreso en prisión y su óptima evolución personal a la vista de que había hecho "un correcto uso de los permisos penitenciarios" de los que había disfrutado hasta ese momento. El domingo 13 de diciembre fue el primero en el que accedió a este beneficio penitenciario.
36 días de permisos
Según denuncian ahora a este diario fuentes penitenciarias, desde ese día su estancia en prisión se ha reducido a la mínima expresión, más aún de lo que es habitual en casos de reclusos con condenas similares a los que también se les ha concedido el régimen de semilibertad. Todo ello gracias a la concesión de numerosos permisos ordinarios. De hecho, desde mediados de diciembre ha disfrutado de diez de estos beneficios penitenciarios, la mayoría de cuatro días de duración, aunque también ha habido uno de una sola jornada y otro más de tres, ambos en diciembre. En total, 36 días, a los que hay que sumar todos los fines de semana ya que los reclusos clasificados en Tercer Grado salen los viernes por la mañana y no tienen que retornar hasta el lunes siguiente por la noche. El último de esos permisos lo ha disfrutado esta misma semana.
La Ley Penitenciaria recoge la concesión de 24 días de permiso al semestre para los presos en semilibertad. En lo que va de 2016, Pantoja ya ha disfrutado de 20
La concesión de estos diez permisos está supuestamente amparado en la Ley Orgánica General Penitenciaria, que contempla la concesión de hasta 24 días al semestre para los presos que, como Isabel Pantoja, están clasificados en Tercer Grado y cumplen otros requisitos, como buen comportamiento y tener la cuarta parte de la condena cumplida. El objetivo de los mismos es "la preparación a la vida en libertad". Sin embargo, algunas de las fuentes consultadas insisten que en el caso de la tonadillera "se ha realizado una lectura muy laxa de la norma ya que se le han concentrado todas las licencias en un corto espacio de tiempo dada su próxima excarcelación". Estas fuentes insisten que "esto no se hace con otros presos en parecidas circunstancias". Así, destacan que en diciembre ya tuvo 16 días de permiso desde que la Justicia le concedió el régimen de semilibertad. Una cifra que se ha repetido en enero. En febrero ya lleva otros cuatro días. Sobre el papel, a partir de ahora y hasta su salida de prisión sólo podría disfrutar de otras cuatro jornadas más allá de los fines de semana.
Envuelto en la polémica
La estancia de Isabel Pantoja en prisión se ha visto rodeada de polémica casi desde que cruzó el portalón de entrada de la cárcel de Alcalá de Guadaíra. Siete meses después, en junio de 2015, funcionarias de la cárcel denunciaron un supuesto trato de favor hacia la artista por parte de la dirección. De hecho, 56 de ellas llegaron a firmar un documento en el que detallaban que estos privilegios iban desde la celeridad en la tramitación de los permisos de salida -cinco días, frente a los 15 de otros internos- a una excesiva confraternidad con los responsables del penal. La dirección de la cárcel lo negó y el Ministerio de Interior abrió una investigación que cerró tras concluir que Isabel Pantoja no se había beneficiado de prebendas penitenciarias.
Desde junio, funcionarias de prisión y reclusas han denunciado reiteradamente el supuesto trato de favor a Isabel Pantoja. Interior lo niega y ha sancionado a varias presas
Sin embargo, el caso no se cerró y a finales de agosto salió a la luz pública una carta manuscrita de varias reclusas que incidían en la existencia de dicho trato de favor a la cantante. En la misma, las presas aseguraban que con la tonadillera no se siguió el protocolo de ingreso y que pasó directamente al Módulo A-Destinos en el que únicamente van las mujeres que trabajan en la cocina o en la lavandería, y que sólo se pueden conseguir tras medio año de buen comportamiento en prisión. También hacían referencia a sus primeras horas en la prisión de Guadaíra. Afirmaban que entró con la directora del centro saludando a todas las presas y recibió una visita guiada VIP por el resto del centro penitenciario. A lo largo de las hojas, denunciaban que la tonadillera podía gastar 100 euros más al mes que las demás en el economato, que se pintó su celda y que desayunaba con la directora de la prisión siempre que lo desea.
Desde entonces, las reclusas más significadas en aquellas protestas, y que incluyeron una prologada ovación de un centenar en el comedor del penal a las funcionarias que habían denunciado la situación, sufrieron diferentes castigos. Así, C.G.S., a la que se le acusó de liderar aquella protesta, fue primero trasladada a aislamiento con sólo cuatro horas de paseo fuera de su celda por erigirse "en portavoz de un grupo de internas con el objetivo de menoscabar la seguridad y el buen orden". Más adelante fue trasladada a la prisión de Puerto III, en la localidad gaditana del Puerto de Santa María. También fueron llevadas a otros centros penitenciarios otras dos internas. Una, al de Huelva. La segunda, al de Topas, en Salamanca. En septiembre le tocó el turno a otras dos, S.R.S. y M.T., que también fueron sancionadas por los mismos hechos.