El primer ministro francés, Michel Barnier, ha situado este lunes a su Gobierno -en minoría- al borde del abismo tras abrir la puerta de una moción de censura después de anunciar la adopción, sin voto parlamentario, de los presupuestos de la Seguridad Social para 2025. Como reacción al movimiento del Ejecutivo, los partidos de oposición han anunciado que presentarán una moción de censura en las próximas horas y que será debatida, con toda probabilidad, el próximo miércoles en la Asamblea Nacional.
Esta decisión de la izquierda coloca al Gobierno de Barnier a la merced de los 140 diputados de la extrema derecha de Marine Le Pen, que ya han anunciado que la apoyarán. Marine Le Pen ha acusado al primer ministro francés de rechazar el diálogo con su partido, Agrupación Nacional (RN) tras lo cual ha adelantado que votará a favor de una moción de censura para hacer caer a su gobierno el próximo miércoles.
De esta forma, el que fuera negociador de la UE para el brexit, nombrado el pasado 5 de septiembre al frente del Ejecutivo francés, puede convertirse en el primer ministro más breve de Francia tras la II Guerra Mundial. Además, puede ser el segundo en ser destituido en una moción de censura después de Georges Pompidou en 1962.
El primer ministro se ha dirigido a la Cámara baja en tono solmene para anunciar la adopción del presupuesto de la Seguridad Social sin voto parlamentario y ha apelado a la responsabilidad de los grupos políticos "en un momento clave". "El país atraviesa graves problemas que exigen afrontar ciertas obligaciones (...) Los franceses no nos perdonarían que optáramos por los intereses particulares por encima de los de la nación", señalaba el jefe del Gobierno.
En un tono grave, Barnier aseguró que los diputados "deben decidir si Francia se dota de un texto financiero responsable y útil para los ciudadanos o si entra en un terreno desconocido". El primer ministro tomó esta decisión tras varios días de negociaciones con la extrema derecha de Le Pen, a quien hizo diversas concesiones, pero a quien no terminó de convencer.
El líder del Ejecutivo galo cedió en tres de las cuatro "líneas rojas" dibujadas por la líder ultraderechista: eliminó un impuesto sobre la electricidad, recortó la ayuda médica a los inmigrantes ilegales y renunció a dejar de subvencionar diversos medicamentos. Pero se negó a aplicar la última, la de retrasar medio año la subida de las pensiones para contrarrestar la inflación, la última petición que, minutos antes del debate parlamentario, exigía Le Pen.
Para entonces, Barnier ya había tomado su decisión de avanzar sin voto parlamentario, aunque eso coloque a su Gobierno a la merced de una moción de censura. La portavoz de la izquierdista La Francia Insumisa (LFI), Mathilde Panot, anunció la presentación de la moción de censura y, a través de las redes sociales, la Agrupación Nacional (RN) de Le Pen anunció que la apoyará.