Tres días ha tardado Mariano Rajoy en telefonear al ganador de las elecciones del pasado domingo, Artur Mas. Lo habitual es que el inquilino de la Moncloa cumpla con estos gestos protocolarios de forma más rápida, sin dejar transurrir tanto tiempo. Moncloa se ha limitado a confirmar que el jefe del ejecutivo levantó el teléfono esta mañana en lo que fue "un gesto institucional del presidente". El único detalle que ha trascendido es que se trató de "una conversación correcta", sin ir más allá.
La llamada telefónica se produce después de que Rajoy calificara el pasado lunes de "fiasco" la maniobra política de Artur Mas al convocar elecciones adelantadas y hacer una apuesta arriesgadísima por el soberanismo. Dijo de él que "ha convocado sin ninguna razón, tenía el apoyo del Gobierno de España y del PP catalán y ha sido desleal con quien le estaba apoyando", pero en todo caso expresó la voluntad de su gobierno de "seguir colaborando con el de Cataluña como hemos hecho hasta ahora" y como se está haciendo con otros ejecutivos autonómicos que han tenido que acudir al fondo de rescate por falta de liquidez. En definitiva, "estamos donde estábamos, en el objetivo de afrontar al crisis" al tiempo que, en un exhorto dirigido ya al conjunto de los barones territoriales ha reclamado un esfuerzo dado que "nos jugamos mucho en la foto que salga a finales de año" sobre el cumplimiento de los objetivos de déficit.
Moncloa esta pendiente de los pactos postelectorales que alcance Artur Mas, preocupados de que la alianza sea finalmente con ERC, que ha hecho causa de la consulta soberanista. La única vía tranquilizadora sería un nuevo pacto con el PP, aunque los puentes entre ambas formaciones están dinamitados y no parece que Convergencia vaya por ese camino.
